V Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a un ...

hubiera conocido o si no hubieras cambiado. Y creo que seguiré soñando que sigue
conmigo aquel hombre con quien me casé.
Te odié por haberme resignado al dolor.
Quizás entre aquellas paredes fue donde empecé a pensar que quizá me lo
merecía, que quizá todo el dolor era culpa mía, que no era lo que tú querías, que no
era perfecta. Te odié por hacerme creer que yo era la culpable.
Me sentí frágil, como una pequeña niña que llora desconsolada por que se
ha caído y enseguida uno de sus padres la ayuda a levantarse, sólo que a mí nadie
me ayudó, continué cayendo. Y mientras caía sentía que no merecía la pena que me
ayudaran. Te odié por hacerme creer que no merecía ser salvada.
El tiempo fue pasando y ya era tarde, tarde para pensar que cambiarías,
tarde para pensar que todo ello acabaría y tarde para seguir pensando que el amor
nos salvaría, porque mira que nos dio el amor: odio, dolor y sufrimiento.
Te odié por hacerme perder mi fe en el amor.
He conocido a otras mujeres que han sufrido como yo, incluso más que yo,
porque ellas llegaron a tener hijos. Créeme me alegro de no haber tenido hijos porque
mi sufrimiento se hubiese multiplicado. Y quizás fue eso lo que te impulsó a
pegarme: tu dolor interno por no poder tener hijos, o por no asistir a la cena de tu
empresa, o por salir con mis amigas sin haberte avisado.
Te odié porque desconocía que te había empujado a actuar así.
Probablemente encuentres todas estas líneas como simple palabrería de una
estúpida. Yo creo que estos renglones son mi meta, puesto que sólo quería hacerte
saber que no has acabado conmigo y que no lo conseguirás. Son la demostración de
mi ingenua compasión, lo que queda, porque con esta carta elimino todo resquicio de
amor por ti que podía guardar mi dolorido corazón.
TÁNGER
50 Cartas a un Maltratador