V Certamen Concurso Municipal de Redacción Escolar. Cartas a un ...

Sombras que no me dejan caminar, sombras que miden mis pasos al avanzar.
Parece una pesadilla de la que se que puede escapar, por ellas sigo aquí un día más.
Quizás no las quiera escuchar, por eso al cerrar mis ojos vuelven de nuevo a gritar.
Una de ellas, me mira sin más, apenas susurra mi nombre en la oscuridad,
pero su aliento me llega como si sólo existiera ella.
No me da miedo, ¿y qué?, siempre al lado de otra va, que su cara tapada
lleva y lo único que muestra a la realidad son unos intensos ojos llenos de lágrimas,
que al mirarlos muestran al mundo angustia, inseguridad, desesperación.
Esa me causa temor, se apodera de mis sentimientos y los arroja al inmenso
vacío; me extiende su mano y se pone a llorar. Tras morir de dolor da la vuelta y
sin decir adiós cierra una puerta que arrastra el más espantoso de los chirridos llenos
de dolor. Cada día vuelven las dos, agarradas de la mano y buscándome de
nuevo en el rincón. Una grita, la otra se arrodilla junto a mí.
Una me dice su nombre, de la otra quizá ya lo sepa.
La Mentira se muestra impasible, mostrando un rostro insensible.
La Verdad cura mis heridas, esas que sólo ella ve, esas que sólo ella siente.
Sus ojos transmiten dulzura, a la vez que la más oscura de las sentencias hacia
mí, pues si fuera una mirada real, probablemente estaría muerta.
Las dos demuestran valor, pero mi elección recae sobre una de ellas.
La Mentira puede arrebatarme la vida; sin embargo la Verdad puede
quitarme aún más. La Mentira ha formado mi vida, negando a quien se acercaba
la auténtica realidad y la Verdad puede mostrarme una nueva salida.
Cartas a un Maltratador 31