09.05.2013 Views

LAS DIFERENTES EDICIONES DE LA SOMBRA DEL CAUDILLO ...

LAS DIFERENTES EDICIONES DE LA SOMBRA DEL CAUDILLO ...

LAS DIFERENTES EDICIONES DE LA SOMBRA DEL CAUDILLO ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Como usted quiera; pero el caso es que Aguirre no lo entiende 4M<br />

así, y ahora hablamos de Aguirre.<br />

Clivier no lo oía:487<br />

—Sobre todo -resumió-, ¿por qué Aguirre no me lo dice a mit<br />

¿Por qué no es franco conmigo? Dos veces he ido o proponerle el<br />

punto sin ambages, ofreciéndole el apoyo de todos los grupos que<br />

controlamos, y en ambas ocasiones,489 óigalo usted, en ambas,490 no<br />

ha hecho sino darle largas al asunto. La gente, claro, se cansa y<br />

se indisciplina. Algunos se nos están pasando a los hilaristas por<br />

temor de que luego sea tarde, y yo no puedo detenerlos porque<br />

carezco del único argumento que los convencería.<br />

Calló breves segundos. Axkaná, silencioso, miraba a lo lejos. El<br />

líder continuó:<br />

—Convenga usted en que todavía seria tiempo de que Aguirre dijera<br />

terminantemente que si.<br />

—Terminantemente ha dicho ya’91 que no.<br />

—No es verdad.<br />

—¡¿Cómo que no es verdad?!<br />

—Como que lo estoy viendo. En política no hay más guía que el<br />

instinto, y yo, por instinto, sé que Aguirre no es sincero cuando<br />

rechaza su candidatura. Sé más todavía: sé que pronto ha de<br />

aceptarla,492 aunque no tan pronto que sus negativas de ahora,<br />

falsas como son, no nos debiliten. Y eso es lo que más me indigna.<br />

Axkaná no creía en el instinto, sino en la razón; pero así y todo<br />

no dejaba de comprender que Olivier Fernández iba en lo cierto en<br />

sus vaticionios: Aguirre, al fin y al cabo, aceptaría. El, sin<br />

embargo, por menos instintivo, por menos generoso, llegaba al fondo<br />

mismo de las cosas. comprendía que Aguirre, aunque aceptan<br />

después, procedía ahora sinceramet? cuando rehusaba.<br />

—De cualquier manera —concluyo-, no crea usted que hay engaño;<br />

yo se lo garantizo.<br />

Habían partido ya casi todos los automóviles, repletos de<br />

generales y politicos. En la plazoleta quedaban tan solo dos: el<br />

de Olivier y el de Aguirre. El joven ministro seguía en risueña<br />

~‘

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!