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Pdf Nº7 - Ánima Barda

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pidamente, y él se retiró poco a poco mientras<br />

seguía disparándolas. Consiguió alcanzar a<br />

otra en el pecho, pero la última de las bestias<br />

le sobrepasó por su derecha y se dirigió hacia<br />

William y Fátima. Ricardo disparó a la espalda<br />

y corrió hacia sus compañeros.<br />

Una vez en la sala, Ricardo se acercó al ordenador<br />

de la sala para programar la trayectoria<br />

de la capsula.<br />

—¿Qué diablos está pasando aquí? —preguntó<br />

William.<br />

—Mantén la calma hasta que consigamos<br />

irnos —le respondió Ricardo.<br />

—No, en serio. ¿Me puedes explicar por qué<br />

las cosas esas actúan como si no existieras?<br />

—¿A qué te refieres? —preguntó Fátima.<br />

—Entró en el laboratorio y las criaturas<br />

esas ni se inmutaron. Pese a ser el que estaba<br />

más cerca en el centro de seguridad, el bicho<br />

saltó hacia ti en vez de hacia él, ¡y ahora<br />

mismo acabamos de ver cómo han ignorado<br />

completamente al que ha estado matando a<br />

sus congéneres!<br />

—No tenemos tiempo para tus teorías ahora<br />

mismo, Will. ¿Podemos discutirlo más tarde?<br />

—¡A mí no me llames Will! —gritó William<br />

mientras daba un empujón a Ricardo—. ¡Qué<br />

curioso que este ataque se haya producido<br />

después de que llegara un miembro nuevo al<br />

equipo! ¡Y más curioso aún es que sea miembro<br />

de una larga dinastía militar!<br />

—Cálmate, por favor —le pidió Fátima<br />

—¿Y has visto esos seres? —El matemático<br />

ignoró completamente el comentario de<br />

la mujer—. ¡Parece que alguien ha juntado<br />

partes de animales de la Tierra en una batidora<br />

y les haya salido ese engendro! ¿Cómo<br />

narices esas cosas han interceptado una nave<br />

espacial y han llegado hasta aquí? ¿Acaso no<br />

es obvio? ¡Eran el cargamento de la nave!<br />

—Mira, no sé qué es lo crees que está pasando,<br />

pero todo esto lo podemos discutir<br />

dentro de la cápsula de escape.<br />

—¡No me voy a subir contigo a ningún sitio!<br />

¡No has condenado a todos!<br />

William se lanzó contra él y juntos cayeron<br />

ESTACIÓN EUROPA<br />

<strong>Ánima</strong> <strong>Barda</strong> - Pulp Magazine<br />

al suelo. Ricardo intentó coger la pistola, pero<br />

William entrevió lo que se proponía y le golpeo<br />

con los dos puños en el pecho. El arma se<br />

le cayó, y William la lanzó lejos. Las criaturas<br />

comenzaron a golpear la puerta y con sus<br />

arremetidas ya la estaban abollando.<br />

William ignoró los ruidos y siguió pegando<br />

a Ricardo. El genetista Intentó defenderse<br />

cómo pudo, pero la furia había poseído completamente<br />

a William.<br />

Entonces sonó un disparo, y una bala atravesó<br />

el cráneo del matemático, que se derrumbó.<br />

Ricardo se lo quitó de encima y vio a<br />

Fátima con una pistola en la mano y con cara<br />

de terror.<br />

Ricardo fue hacia ella, que empezó a llorar<br />

desconsoladamente. La puerta se desplomó y<br />

las criaturas entraron. Fátima les apuntó y<br />

apretó el gatillo, pero ya no le quedaban balas.<br />

Ella se retiró lentamente hacia la pared,<br />

pero Ricardo se quedó en el centro de la sala,<br />

mientras las criaturas se le acercaban.<br />

Fátima pego un gritó ante la inminente<br />

muerte de su amante, pero los extraños seres<br />

no atacaron a Ricardo. Le rodearon y se dirigieron<br />

hacia ella.<br />

—Yo… Lo siento Fátima —dijo Ricardo—.<br />

Ya deberíamos habernos ido de la estación.<br />

Ha sido culpa de William.<br />

Ricardo vio por última vez a Fátima, mientras<br />

ella mostraba una expresión de absoluta<br />

incredulidad y furia en medio de un mar de<br />

garras y dientes. Ahora no sabía qué hacer.<br />

Si William se había dado cuenta de que estos<br />

monstruos no eran alienígenas, alguien más<br />

en la Tierra lo haría. Se dirigió al centro de<br />

seguridad para borrar todos los vídeos de seguridad<br />

y programar la autodestrucción de la<br />

base. No tenía prisa, las feromonas que hacía<br />

creer a las bestias que era uno de ellos aun<br />

durarían unas cuantas horas. Debería mandar<br />

un informe al general Jericho contándole<br />

el fracaso de la misión e inventar una historia<br />

que explicara la destrucción del centro de<br />

investigación y su milagrosa supervivencia.<br />

El bien común tendría que esperar.<br />

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