Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
pidamente, y él se retiró poco a poco mientras<br />
seguía disparándolas. Consiguió alcanzar a<br />
otra en el pecho, pero la última de las bestias<br />
le sobrepasó por su derecha y se dirigió hacia<br />
William y Fátima. Ricardo disparó a la espalda<br />
y corrió hacia sus compañeros.<br />
Una vez en la sala, Ricardo se acercó al ordenador<br />
de la sala para programar la trayectoria<br />
de la capsula.<br />
—¿Qué diablos está pasando aquí? —preguntó<br />
William.<br />
—Mantén la calma hasta que consigamos<br />
irnos —le respondió Ricardo.<br />
—No, en serio. ¿Me puedes explicar por qué<br />
las cosas esas actúan como si no existieras?<br />
—¿A qué te refieres? —preguntó Fátima.<br />
—Entró en el laboratorio y las criaturas<br />
esas ni se inmutaron. Pese a ser el que estaba<br />
más cerca en el centro de seguridad, el bicho<br />
saltó hacia ti en vez de hacia él, ¡y ahora<br />
mismo acabamos de ver cómo han ignorado<br />
completamente al que ha estado matando a<br />
sus congéneres!<br />
—No tenemos tiempo para tus teorías ahora<br />
mismo, Will. ¿Podemos discutirlo más tarde?<br />
—¡A mí no me llames Will! —gritó William<br />
mientras daba un empujón a Ricardo—. ¡Qué<br />
curioso que este ataque se haya producido<br />
después de que llegara un miembro nuevo al<br />
equipo! ¡Y más curioso aún es que sea miembro<br />
de una larga dinastía militar!<br />
—Cálmate, por favor —le pidió Fátima<br />
—¿Y has visto esos seres? —El matemático<br />
ignoró completamente el comentario de<br />
la mujer—. ¡Parece que alguien ha juntado<br />
partes de animales de la Tierra en una batidora<br />
y les haya salido ese engendro! ¿Cómo<br />
narices esas cosas han interceptado una nave<br />
espacial y han llegado hasta aquí? ¿Acaso no<br />
es obvio? ¡Eran el cargamento de la nave!<br />
—Mira, no sé qué es lo crees que está pasando,<br />
pero todo esto lo podemos discutir<br />
dentro de la cápsula de escape.<br />
—¡No me voy a subir contigo a ningún sitio!<br />
¡No has condenado a todos!<br />
William se lanzó contra él y juntos cayeron<br />
ESTACIÓN EUROPA<br />
<strong>Ánima</strong> <strong>Barda</strong> - Pulp Magazine<br />
al suelo. Ricardo intentó coger la pistola, pero<br />
William entrevió lo que se proponía y le golpeo<br />
con los dos puños en el pecho. El arma se<br />
le cayó, y William la lanzó lejos. Las criaturas<br />
comenzaron a golpear la puerta y con sus<br />
arremetidas ya la estaban abollando.<br />
William ignoró los ruidos y siguió pegando<br />
a Ricardo. El genetista Intentó defenderse<br />
cómo pudo, pero la furia había poseído completamente<br />
a William.<br />
Entonces sonó un disparo, y una bala atravesó<br />
el cráneo del matemático, que se derrumbó.<br />
Ricardo se lo quitó de encima y vio a<br />
Fátima con una pistola en la mano y con cara<br />
de terror.<br />
Ricardo fue hacia ella, que empezó a llorar<br />
desconsoladamente. La puerta se desplomó y<br />
las criaturas entraron. Fátima les apuntó y<br />
apretó el gatillo, pero ya no le quedaban balas.<br />
Ella se retiró lentamente hacia la pared,<br />
pero Ricardo se quedó en el centro de la sala,<br />
mientras las criaturas se le acercaban.<br />
Fátima pego un gritó ante la inminente<br />
muerte de su amante, pero los extraños seres<br />
no atacaron a Ricardo. Le rodearon y se dirigieron<br />
hacia ella.<br />
—Yo… Lo siento Fátima —dijo Ricardo—.<br />
Ya deberíamos habernos ido de la estación.<br />
Ha sido culpa de William.<br />
Ricardo vio por última vez a Fátima, mientras<br />
ella mostraba una expresión de absoluta<br />
incredulidad y furia en medio de un mar de<br />
garras y dientes. Ahora no sabía qué hacer.<br />
Si William se había dado cuenta de que estos<br />
monstruos no eran alienígenas, alguien más<br />
en la Tierra lo haría. Se dirigió al centro de<br />
seguridad para borrar todos los vídeos de seguridad<br />
y programar la autodestrucción de la<br />
base. No tenía prisa, las feromonas que hacía<br />
creer a las bestias que era uno de ellos aun<br />
durarían unas cuantas horas. Debería mandar<br />
un informe al general Jericho contándole<br />
el fracaso de la misión e inventar una historia<br />
que explicara la destrucción del centro de<br />
investigación y su milagrosa supervivencia.<br />
El bien común tendría que esperar.<br />
23