Julián Muro Navarro - Ley Actual
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entrevista<br />
Entrevista a<br />
<strong>Julián</strong> <strong>Muro</strong> <strong>Navarro</strong><br />
Registrador de la Propiedad, empresario y hombre de radio.<br />
Registrador de la Propiedad por consejo<br />
paterno, no por vocación, para<br />
garantizar un porvenir seguro en<br />
años inciertos, sacrificando así su<br />
vocación de marino mercante, nunca<br />
abandonada del todo, dada la cantidad<br />
de ocasiones en las que se enroló<br />
en nuevos proyectos anclando<br />
en ellos su empeño, determinación<br />
y saber hacer. Hoy, a sus 80 años<br />
cumplidos, nos habla de sus recuerdos<br />
y experiencias con la lucidez y<br />
serenidad que dan los años vividos<br />
intensamente, conservando intacta<br />
la elegancia y la clase que, en este<br />
caso, me atrevería a decir innatas.<br />
¿Qué recuerda de su infancia?<br />
Nací en Zaragoza, precisamente en el edificio,<br />
hoy derruido, en el que se encontraba<br />
el Registro de la Propiedad en el Coso,<br />
donde era Registrador mi abuelo. Mi padre<br />
era médico, tenía una clínica en el Arco<br />
Cinegia. Éramos siete hermanos, de los<br />
cuales vivimos cinco, Epifanio, Carmen,<br />
Pilar, Jesús y yo. Recuerdo todo, cuando<br />
jugaba a adivinar marcas de coches desde<br />
el balcón de mi casa de la calle San Gil, el<br />
día de la proclamación de la II República.<br />
Recuerdo con mucho cariño a mi vecina<br />
Dª Emilia que me enseñó a leer, con los<br />
periódicos del día. Fui a varios colegios,<br />
las Anas, Escolapios, Escuelas Cristianas,<br />
luego uno que estaba en Montemolín, del<br />
que me escapaba todos los días. Después<br />
de eso, mi padre me metió interno en los<br />
corazonistas. Allí me enderezaron, y como<br />
en una escuela de marines, hicieron de mi<br />
un hombre nuevo.<br />
¿Cuándo empieza a estudiar Derecho?<br />
Entro a la Facultad de Derecho de Zaragoza<br />
en el año 1942, primer o segundo año<br />
después del derribo de la antigua Universidad,<br />
que se encontraba en La Magdalena.<br />
Las clases eran mucho más reducidas que<br />
ahora, unas 40 ó 50 personas, que luego<br />
se reducían a 30, el ambiente era muy<br />
bueno. Los profesores que recuerdo con<br />
más cariño: Don Luis del Valle de Derecho<br />
Político, Don Julio Foxá de Romano, Nicolás<br />
Santos de Canónico, Don Gregorio de<br />
Pereda de Administrativo.<br />
¿Cuántas compañeras tenía en clase?<br />
Tres, que terminaron todas ellas. Una se<br />
metió a monja, las otras se casaron, una<br />
de ellas con un juez. O sea, las tres se<br />
colocaron.<br />
¿Por qué Registrador de la Propiedad?<br />
Terminé Derecho en el año 46, adelanté<br />
un año para poder preparar antes las<br />
oposiciones, pues estaba predestinado a<br />
hacerlas, dados mis antecedentes familiares,<br />
con tres registradores en sus filas: mi<br />
abuelo, <strong>Julián</strong> <strong>Muro</strong> ..., mi tío, <strong>Julián</strong> <strong>Muro</strong><br />
Sevilla, y mi primo hermano, <strong>Julián</strong> <strong>Muro</strong><br />
Hijar. Aunque no tuve nunca una verdadera<br />
vocación, era una carrera demasiado<br />
estática. Simplemente, seguí el consejo<br />
de mi padre, pero cumplí con mis funciones<br />
como el mejor, porque entiendo, tal y<br />
como reza el principio del Ordenamiento<br />
de Alcalá, que “de cualquier forma que el<br />
hombre se obliga, queda obligado”. Antes<br />
de meterme a preparar la oposición, estuve<br />
un año en Bilbao preparándome para<br />
ser marino mercante, que sí me llamaba<br />
más. Luego ya me fui a Madrid a preparar<br />
las oposiciones, dada la insistencia de mi<br />
padre, durante dos años. A pesar de lo que<br />
dice la gente, yo recuerdo esos años como<br />
los mejores, lo pasé muy bien. Estudiaba,<br />
sí, pero también me divertía. Y también<br />
tuve suerte. Porque en la vida, hay una<br />
dosis de seriedad, esfuerzo y paciencia,<br />
como decía Santa Teresa, pero también<br />
hay que contar con el azar, que existe.<br />
De todas sus experiencias a lo largo<br />
de su vida profesional, ¿con cuál se<br />
queda?<br />
Sin duda, con mi etapa en Radio Zaragoza.<br />
No hay que olvidar que fue la emisora<br />
con más audiencia de España en<br />
proporción a la población aragonesa. En<br />
1954 tomé posesión como director de la<br />
cadena, cargo que ostenté durante 20<br />
años, siendo posteriormente Consejero<br />
“Hay que medir los riesgos, que nunca deben<br />
ser superiores a nuestras posibilidades”<br />
Delegado y Presidente del Consejo de<br />
Administración.<br />
Y acerca de su carrera política...<br />
Es quizá la que menos interés me ha suscitado.<br />
La política ha sido algo marginal<br />
en mi vida. Aunque viví la República y la<br />
guerra en directo dentro de la política más<br />
tormentosa.<br />
En los años 60 hizo realidad el sueño<br />
de hacer cine profesional desde Aragón,<br />
¿cómo nace Moncayo Films?<br />
Éramos un grupo de jóvenes ilusionados<br />
que nos lanzamos a la aventura: Víctor<br />
Monreal, que aportaba una importante<br />
trayectoria profesional en la industria,<br />
Duce, Alfaro y Pomarón, y yo. Nos guiaban<br />
unas inmensas ganas de trabajar, y pronto<br />
nos dimos a conocer con unos cuantos<br />
documentales: Zaragoza, ciudad inmortal<br />
(1962) y, en 1963, El Duero nace en Soria;<br />
Teruel, la ciudad de los amantes; Zaragoza,<br />
1962; Balón de playa, y Cualquier<br />
tiempo pasado, en el que se cruzan Jorge<br />
Manrique y los tapices de La Seo, y que<br />
pudo ser visto en la clausura del Festival<br />
de San Sebastián de 1963. Luego nos<br />
lanzamos a los largometrajes, como Muere<br />
una mujer (1964), El rostro del asesino<br />
(1965) o Culpable para un delito (1965).<br />
Esta aventura no llegó a buen puerto por<br />
algunas discrepancias en la gestión de<br />
algunos proyectos, perdiendo oportunidades<br />
que hubiesen resultado definitivas,<br />
como la negativa a producir La ciudad no<br />
es para mi de Paco Martínez Soria.<br />
¿Qué momentos destacaría como<br />
definitivos en su vida?<br />
La oposición, por esa sensación de jugártela<br />
a una; cuando me casé; el fallecimiento<br />
de mis padres, porque sentí<br />
una inmensa soledad, a pesar de no<br />
estar solo. Sin embargo, no te puedo<br />
señalar como momentos definitivos los<br />
típicos, como por ejemplo, el nacimiento<br />
de mi primer hijo, porque lo cierto es<br />
que lo que me causó fue un complejo de<br />
abolorio, una sensación de haber cum-<br />
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leyactual<br />
entrevista<br />
plido mi misión, de haber contribuido a<br />
la perpetuación de la especie. Después<br />
de seis ya te acostumbras. La jubilación<br />
tampoco me hizo mucha ilusión, quizá<br />
porque nunca tuve una verdadera vocación<br />
de registrador – sí la tuve de marino<br />
mercante... –, he cumplido con mis funciones<br />
como debía, con el mayor respeto<br />
a la justicia – aunque Justicia solo existe<br />
en el cielo -.<br />
Otro momento decisivo que recuerdo con<br />
especial cariño fue el proceso de paralización<br />
del Trasvase del Ebro de 1973.<br />
Por aquel entonces yo era Procurador de<br />
Las Cortes en Madrid. Una vez publicado<br />
el texto en el BOE y abierto el plazo para<br />
alegaciones, preparé un escrito junto<br />
con el abogado José Luis Lozano Gracián.<br />
A través de Radio Zaragoza, hicimos<br />
un llamamiento para recoger firmas<br />
en contra del Trasvase, para incluirlas en<br />
nuestras alegaciones. Organizamos la<br />
propaganda en la radio a base de cuñas,<br />
entrevistas,... pero sobre todo, viajando<br />
por los pueblos. En 20 días recogimos<br />
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