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Cuentos, microcuentos y anticuentos - Biblioteca Virtual Universal

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-¿Y si fuera un loro la Perla esa...? ¿Una solterona anteojuda y flaca...? Al final de<br />

cuentas, la voz no es todo...<br />

Por su parte, Perla también razonaba cautamente:<br />

-¿Y si no fuera más que un don Juan...? ¿Algún vejete aventurero y con compromisos...?<br />

* * * * * *<br />

Nunca se encontraron. Para verla primero, Roberto llevó un traje azul con corbata gris.<br />

Pero Perla también pensó lo mismo. No llevó la minifalda a motitas, sino traje sastre<br />

color salmón.<br />

Hoy, de vez en cuando, en la soledad de su cuarto de pensión, Roberto trata de<br />

memorizar un número telefónico. Y Perla se sobresalta cada vez que suena el teléfono,<br />

esperando que sea una llamada equivocada.<br />

La trampa<br />

«Ruego al padre del alumno Raúl Ortiz (h), se sirva presentarse el día de mañana en<br />

horas de clase, por motivos que guardan relación con la conducta del niño. La maestra». La<br />

seca citación estaba escrita con prolija letra pedagógica, en el bastante sucio cuaderno de<br />

deber de Raulito (hijo).<br />

Raúl (padre) requirió a Raulito (hijo) el motivo de esta llamada. Y por toda respuesta, el<br />

chico se echó a llorar desconsoladamente.<br />

Un poco temeroso de encontrarse con una maestra como la que le había tocado a él<br />

mismo en el quinto grado, bigotuda, solterona y malhumorada, Raúl (padre) se encaminó a<br />

la Escuela, y solicitó una entrevista con la maestra de Raulito (hijo) y cuando ella, durante<br />

el primer recreo, lo recibió en la antesala de la Dirección, tuvo una agradable sorpresa. La<br />

maestra ni era solterona, ni bigotuda, aunque sí malhumorada, cosa que no podía ocultar ni<br />

siquiera detrás de sus ojos celestes y la inocencia juvenil de su boca.<br />

-Señor Ortiz -dijo la joven maestra, sin preámbulo alguno-. Su hijo es una calamidad.<br />

Viene con los cabellos largos y despeinados. Trae siempre las uñas sucias y el<br />

guardapolvos imposible. En el barro de sus zapatos se puede estudiar la historia de la<br />

Tierra...<br />

Avergonzado, Raúl (padre) bajó la cabeza. Y la maestra prosiguió implacable:

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