09.05.2013 Views

Cuentos, microcuentos y anticuentos - Biblioteca Virtual Universal

Cuentos, microcuentos y anticuentos - Biblioteca Virtual Universal

Cuentos, microcuentos y anticuentos - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Fue el grito de doña Ramona lo que despertó a don Zenón. En aquel tiempo y en aquel<br />

pueblo se dormía con el revólver en la mano. Don Zenón se levantó de un salto, con una<br />

mano empuñando el revólver y con la otra sosteniendo los calzoncillos. Se asomó a la<br />

ventana, dio una voz de alto a la figura borrosa que corría. Ésta atravesó la tranquera, y don<br />

Zenón disparó.<br />

Así murió Lepachí. Murió antes de llegar a tierra. Pero aun muerto sostenía contra su<br />

pecho la cajita, que se había abierto, y sonaba un valsecito hermoso y una bailarina de<br />

alabastro y seda despedía su almita confusa, con lo único que sabía hacer, bailando...<br />

Cosme Mendoza<br />

Desde niño, Cosme Mendoza soportó el signo triste de ser el inútil del montón.<br />

-¿Cosme Mendoza? ¡Es mujerín! -decían sus amiguitos, y también los adultos, y hasta<br />

sus padres.<br />

Especialmente estos últimos veían con consternación la flojedad de carácter de Cosme<br />

Mendoza. Le rompían la ropa y él nunca se quejaba, le dibujaban groserías en sus<br />

cuadernos o le robaban los lápices, y él lo soportaba todo en silencio.<br />

Alumno de la Escuela de Valle Potrero, nunca tuvo el corazón suficiente para integrar<br />

las emboscadas que montaban sus compañeros, a hondita y bodoques, contra los alumnos<br />

de la Escuela de la Compañía Alfonso. Cuando había peligro, se apartaba, se escondía,<br />

intimidado y con una enorme carga de desprecio encima.<br />

Su padre, especialmente, lo miraba con cierto rencor. Solía exhibir con orgullo sus<br />

antecedentes de Guerras y Revoluciones, pero, como la otra cara de la moneda, mordía en<br />

silencio la vergüenza que le producía aquel retoño sin sangre y sin fibra. A veces perdía la<br />

paciencia.<br />

-Ayapó ne caria'y co mita-í tecaca güi -decía masticando las palabras.<br />

Y lo obligaba a montar el caballo más arisco. Y Cosme Mendoza se venía al suelo una y<br />

otra vez, acobardado por el animal y el padre al mismo tiempo.<br />

-Ayapó ne caria'y...<br />

Y le ponía en la mano su enorme Smith Wesson 44, obligándolo a disparar los seis tiros<br />

de tambor, que quedaba al fin vacío de proyectiles, como lleno de pánico quedaba el alma<br />

de Cosme Mendoza.<br />

Su madre, desde lejos, miraba todo en silencio. En su corazón había piedad por el hijo<br />

apocado, pero daba la razón al padre. En una tierra de hombres, se es hombre, o se muere, o<br />

no se vive.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!