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De dónde viene la reputación y cómo puede cambiar la suya - EAN

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esas bajas expectativas, asignarán un signo negativo a<br />

una conducta que, de lo contrario, excusarían en alguien<br />

con una <strong>reputación</strong> más positiva. Si <strong>la</strong> gente ha<br />

oído que usted es una persona difícil, ése es el prisma<br />

a través del cual interpretarán sus acciones. Puede que<br />

usted esté en una reunión pensando que participa en<br />

un saludable –y muy necesario– debate sobre una decisión,<br />

mientras que los demás asistentes a <strong>la</strong> reunión,<br />

predispuestos a verle como una persona difícil, asienten<br />

indulgentemente con <strong>la</strong> cabeza pensando: “Menudo<br />

imbécil”.<br />

Estos matices de <strong>la</strong> dinámica interpersonal –en su<br />

mayor parte, <strong>la</strong>s ideas preconcebidas de los demás– contribuyen<br />

a mode<strong>la</strong>r nuestra <strong>reputación</strong>. En pequeñas<br />

dosis, su impacto es limitado. Si con el tiempo permitimos<br />

que se acumulen sin verificarlos –por nuestra ignorancia<br />

o descuido– inevitablemente se convierten una<br />

“realidad” que debemos afrontar.<br />

Entonces debemos enfrentarnos a <strong>la</strong> pregunta del millón<br />

de dó<strong>la</strong>res: ¿podemos configurar o <strong>cambiar</strong> nuestra<br />

<strong>reputación</strong>?<br />

La respuesta breve es “sí”, pero no resulta fácil y se<br />

necesita tiempo. Lo primero que debemos saber es<br />

que nuestra <strong>reputación</strong> rara vez se forma en un único<br />

evento catastrófico (en realidad, <strong>la</strong>s personas perdonan<br />

con facilidad). Si cometemos un gran fallo, los<br />

demás lo notarán, pero a menudo no dejarán que ese<br />

incidente nos etiquete permanentemente. Recuerdo<br />

a un amigo del sector del ocio y entretenimiento que<br />

hizo una gran apuesta en un proyecto con una estrel<strong>la</strong><br />

de televisión, que implicaba <strong>la</strong> inversión de muchos<br />

millones. El proyecto resultó un fracaso y toda <strong>la</strong> inversión<br />

se fue al traste. Sus conocidos pensaban que<br />

nuestro amigo estaba condenado: su <strong>reputación</strong> quedaría<br />

empañada para siempre.<br />

Sin embargo, finalmente no fue así. Al principio, los<br />

demás sintieron lástima por él. <strong>De</strong>spués, <strong>la</strong> nostalgia<br />

fue ganando terreno; <strong>la</strong> gente empezaba a bromear sobre<br />

su épico fracaso del mismo modo que <strong>la</strong>s familias<br />

bromean uno o dos años después sobre unas vacaciones<br />

desastrosas que en ese momento fueron cualquier<br />

cosa menos divertidas. Finalmente, y de manera inesperada,<br />

todo aquel episodio dio un impulso favorable a<br />

su <strong>reputación</strong>. <strong>De</strong>ntro de <strong>la</strong> empresa empezó a ser considerado<br />

como un valiente espadachín, alguien sin temor<br />

a intentar conseguir lo imposible, mientras otros<br />

iban anotando puntos de uno en uno o de dos en dos.<br />

Se sentía <strong>cómo</strong>do “jugando en <strong>la</strong>s grandes ligas”. No pasó<br />

mucho tiempo antes de que su catástrofe fuera percibida<br />

como una gran apuesta que, simplemente, no salió<br />

bien.<br />

DE DónDE viEnE <strong>la</strong> rEputación y <strong>cómo</strong> puEDE <strong>cambiar</strong> <strong>la</strong> <strong>suya</strong><br />

Paradójicamente, <strong>la</strong>s personas <strong>puede</strong>n ser menos generosas<br />

después de un acontecimiento triunfal único.<br />

Si hacemos algo genial al principio –de nuestra carrera<br />

profesional o en un trabajo nuevo– los demás lo re<strong>la</strong>cionarán<br />

con nuestra <strong>reputación</strong> emergente, pero estarán<br />

vigi<strong>la</strong>ndo para ver si somos capaces de repetir el éxito.<br />

Si nos quedamos cortos, pensarán que nuestro éxito fue<br />

fortuito. Así es como se forman <strong>la</strong>s reputaciones a partir<br />

de un único éxito inicial.<br />

repita conmigo<br />

Las reputaciones se forman mediante una secuencia de<br />

acciones que se parecen unas a <strong>la</strong>s otras. Cuando los<br />

demás ven un patrón, empiezan a crear nuestra <strong>reputación</strong>.<br />

Por ejemplo, un día nos piden que hagamos una presentación<br />

en una reunión. Puede que hab<strong>la</strong>r en público<br />

sea uno de los mayores miedos de muchos adultos, pero<br />

nos <strong>la</strong>s arreg<strong>la</strong>mos para evitar sofocarnos o venirnos<br />

abajo. Ofrecemos una gran presentación y emergemos<br />

mágicamente como alguien que <strong>puede</strong> p<strong>la</strong>ntarse ante<br />

el público y tener autoridad, ser elocuente y comportarse<br />

como un entendido en el tema. Todos los participantes<br />

están impresionados. No conocían esta faceta nuestra.<br />

Dicho esto, en realidad ése no es el momento en el<br />

que empieza a tomar forma nuestra <strong>reputación</strong> como<br />

grandes oradores en público, pero se ha p<strong>la</strong>ntado una<br />

semil<strong>la</strong> en <strong>la</strong>s mentes de los asistentes. Si repetimos<br />

nuestra actuación otra vez, y otra, y otra, nuestra <strong>reputación</strong><br />

de buenos oradores se consolidará.<br />

Las reputaciones negativas se forman de <strong>la</strong> misma<br />

manera lenta e incremental. Digamos que es usted un<br />

joven director que se enfrenta a su primera gran crisis<br />

junio 2010 77

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