De dónde viene la reputación y cómo puede cambiar la suya - EAN
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DE DónDE viEnE <strong>la</strong> rEputación y <strong>cómo</strong> puEDE <strong>cambiar</strong> <strong>la</strong> <strong>suya</strong><br />
en el trabajo. Puede reaccionar con equilibrio o con pánico,<br />
con c<strong>la</strong>ridad o con confusión, con agresividad o con<br />
pasividad. Usted decide. En este caso, no se distinguirá<br />
como líder; si mete <strong>la</strong> pata, su grupo recibe el golpe. Afortunadamente<br />
para usted, éste no es el momento en el<br />
que se forma su <strong>reputación</strong> como alguien que no <strong>puede</strong><br />
soportar <strong>la</strong> presión. Es demasiado pronto para ello. Sin<br />
embargo, de nuevo, se ha sembrado <strong>la</strong> semil<strong>la</strong>, y los demás<br />
están observando, esperando a que se repita <strong>la</strong> ac-<br />
Nos interesa tanto<br />
presentarnos a nosotros<br />
mismos como inteligentes<br />
que creemos que no<br />
necesitamos escuchar lo que<br />
nos dicen; somos lo bastante<br />
listos como para<br />
desconectarnos de los demás<br />
y, aun así, tener éxito<br />
tuación. Sólo cuando usted demuestre su ineficiencia en<br />
otra crisis, y después en otra, tomará forma su <strong>reputación</strong><br />
de mostrar debilidad en momentos de presión.<br />
Lo realmente asombroso de esto es lo poco que pensamos<br />
en el poder de <strong>la</strong>s conductas repetidas en nuestras<br />
acciones. Siempre lo observamos en los demás,<br />
buscamos patrones en <strong>cómo</strong> nos responden, igual que<br />
un jugador de póquer busca pistas en los gestos del resto<br />
de jugadores. Si usted es vendedor, se trata de saber,<br />
tras muchos tratos con un cliente, que siempre compra<br />
si le dice que alguien más está interesado. Si es usted<br />
directivo, se trata de saber, después de varias experiencias,<br />
que su asistente responde a los sarcasmos con lágrimas.<br />
Si es usted asistente, se trata de darse cuenta,<br />
tras varias explosiones de ira, de que no hay que p<strong>la</strong>ntear<br />
un problema al jefe hasta que se haya tomado el<br />
café de <strong>la</strong> mañana.<br />
Somos listos, despiertos y en ocasiones intuitivos en<br />
<strong>la</strong>s “minirreputaciones” que asignamos a <strong>la</strong>s personas<br />
con <strong>la</strong>s que trabajamos. Sin embargo, rara vez aplicamos<br />
esta intuición a nosotros mismos. Probablemente,<br />
el cliente que jadea como un perro ansioso cuando se<br />
entera de que otros están interesados en el mismo acuerdo<br />
no sea consciente de ello; si lo fuera, <strong>cambiar</strong>ía su<br />
forma de actuar. <strong>De</strong> modo simi<strong>la</strong>r, el jefe que necesita<br />
café para calmarse al empezar <strong>la</strong> jornada probablemente<br />
ignora que su asistente le está “dirigiendo”.<br />
Puesto que no llevamos un seguimiento de nuestras<br />
conductas repetidas, nunca vemos los patrones que<br />
otros ven. Éstos son precisamente los patrones que configuran<br />
nuestra <strong>reputación</strong>, y, con todo, no los tenemos<br />
muy en cuenta, como ocurre con nuestra <strong>reputación</strong>.<br />
Puede que sienta usted cierto impulso a desafiar esta<br />
controversia, pero, ¿cuándo fue <strong>la</strong> última vez que realizó<br />
su propia evaluación de conducta y registró, literalmente,<br />
sus “actuaciones repetidas”, tanto <strong>la</strong>s buenas como<br />
<strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s? Si en seis ocasiones a lo <strong>la</strong>rgo del año ha<br />
propuesto una gran idea universalmente reconocida en<br />
una reunión, ¿ha analizado esos seis momentos para<br />
medir el impacto que han tenido en su <strong>reputación</strong> como<br />
“persona de grandes ideas”? ¿Sabe siquiera si tiene<br />
usted esa <strong>reputación</strong>, aunque íntimamente crea que <strong>la</strong><br />
merece?<br />
En mi experiencia, pocos de nosotros realizamos este<br />
tipo de análisis. Estamos demasiado ocupados avanzando,<br />
afrontando los desafíos inmediatos, como para<br />
volver atrás en busca de patrones que son tan obvios para<br />
los demás.<br />
<strong>cómo</strong> <strong>cambiar</strong> nuestra <strong>reputación</strong><br />
La <strong>reputación</strong> –<strong>la</strong> <strong>suya</strong> y <strong>la</strong> de cualquier otra persona–<br />
no se conforma de un día para otro. <strong>De</strong>l mismo modo<br />
que un único acontecimiento no <strong>puede</strong> configurar su<br />
<strong>reputación</strong>, un único gesto correctivo tampoco <strong>puede</strong><br />
reformar<strong>la</strong>. Es necesaria una secuencia de acciones coherentes<br />
y simi<strong>la</strong>res para empezar el proceso de reconstrucción.<br />
Puede hacerse, pero requiere un conocimiento personal<br />
profundo y, por encima de todo, disciplina. Cuando<br />
empiezo a trabajar personalmente con clientes para<br />
<strong>cambiar</strong> su conducta, quieren resultados instantáneos.<br />
Si su problema es, por ejemplo, que hacen comentarios<br />
sarcásticos, dan por supuesto que <strong>puede</strong>n dejar de proferir<br />
sarcasmos de <strong>la</strong> noche a <strong>la</strong> mañana y que sus colegas<br />
les ap<strong>la</strong>udirán instantáneamente por ello. Sin embargo,<br />
esto no funciona así. La impresión negativa de<br />
los demás se ha formado durante un período de meses<br />
o años y necesitarán ver un <strong>la</strong>rgo tiempo de conducta<br />
no sarcástica para eliminar esa impresión.<br />
Si es usted conocido como un jefe sarcástico, debe<br />
morderse <strong>la</strong> lengua durante mucho tiempo para que los<br />
demás reconozcan el cambio y empiecen a aceptar su<br />
nueva personalidad. Puede pasar semanas sin desviarse<br />
de ese camino, pero con una so<strong>la</strong> aparición de su antiguo<br />
yo sarcástico es posible que los demás olviden por<br />
78 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w