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De dónde viene la reputación y cómo puede cambiar la suya - EAN

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completo que había cambiado. Lo mismo ocurre con<br />

cualquier <strong>reputación</strong>. Es necesario que seamos coherentes<br />

en el modo en el que nos presentamos hasta el punto<br />

de que no nos preocupe ser culpables de repetirnos.<br />

Si abandonamos esta continuidad, los demás se sentirán<br />

confundidos. La <strong>reputación</strong> que intentamos crear<br />

quedará empañada por <strong>la</strong>s evidencias contradictorias y,<br />

en última instancia, perderá el enfoque.<br />

Nadie lo sabe mejor que los políticos. Cuando están<br />

en campaña, su primer objetivo es fijar un mensaje que<br />

luego repiten hasta <strong>la</strong> saciedad. A esto se refieren los estrategas<br />

políticos cuando a<strong>la</strong>ban a su candidato por<br />

“mantenerse en el mensaje”. Es <strong>la</strong> única manera de que<br />

los que buscan un cargo puedan establecer qué defienden<br />

y, por extensión, su <strong>reputación</strong>. A pesar de que soy<br />

reticente a citar cualquier táctica política como ejemplo<br />

de modelo de conducta, he llegado a respetar <strong>la</strong> de mantenerse<br />

en el mensaje. Explico a mis clientes que se trata<br />

de <strong>la</strong> forma más fácil y eficaz de contro<strong>la</strong>r <strong>la</strong> impresión<br />

que intentamos causar y mantener<strong>la</strong>. Echemos un<br />

vistazo a nuestro alrededor en el trabajo: ¿quiénes son<br />

nuestros compañeros con <strong>reputación</strong> c<strong>la</strong>ra y positiva, y<br />

qué hacen para conseguir esta posición envidiable? No<br />

tendremos que sondear muy profundamente para ver<br />

que <strong>la</strong> coherencia de su mensaje suele ser su virtud principal.<br />

Sin esa coherencia, nunca veríamos el patrón que<br />

están creando. Y es más que probable que esta coherencia<br />

no sea accidental, sino que es algo que han elegido<br />

y han articu<strong>la</strong>do para ellos mismos.<br />

A mí solía asombrarme <strong>la</strong> historia de un directivo que<br />

llegó a los puestos más altos de su empresa trabajando<br />

sólo entre <strong>la</strong>s 8:30 y <strong>la</strong>s 5:30. Bill nunca se quedaba a hacer<br />

horas extra ni trabajaba los fines de semana. Al entrar<br />

en <strong>la</strong> empresa decidió que para él su familia era más<br />

importante que su trabajo, de modo que se fijó el objetivo<br />

personal de estar siempre en casa a <strong>la</strong> hora de cenar,<br />

lo que implicaba que, a pesar de ser tan ambicioso<br />

como el que más, tenía que hacer todo su trabajo dentro<br />

del horario normal. Y, con todo, sus resultados eran<br />

excelentes, todos aquéllos con los que trabajaba le admiraban,<br />

lo que en cierto modo explicaba su ascenso en<br />

<strong>la</strong> empresa. Sin embargo, no lo explicaba todo.<br />

“¿Cómo lo consiguió?”, le pregunté.<br />

“Siempre supe que mi familia era lo primero –respondió<br />

Bill–, de modo que juré que no sería una de esas<br />

personas a <strong>la</strong>s que les encantan los rumores de oficina<br />

o necesitan demostrar que están al corriente de todas<br />

<strong>la</strong>s intrigas de <strong>la</strong> empresa. Pensé que si podía eliminar<br />

todo aquello de mi jornada de trabajo (<strong>la</strong>s conversaciones<br />

telefónicas sin trascendencia, <strong>la</strong>s distracciones junto<br />

a <strong>la</strong> máquina de agua, <strong>la</strong> cerveza después del trabajo,<br />

DE DónDE viEnE <strong>la</strong> rEputación y <strong>cómo</strong> puEDE <strong>cambiar</strong> <strong>la</strong> <strong>suya</strong><br />

<strong>la</strong>s sesiones improvisadas para quejarse sobre <strong>la</strong> alta dirección)<br />

tendría mucho tiempo cada día. Podía hacer mi<br />

trabajo y llegar a casa a una hora normal. Y mantuve mi<br />

juramento”.<br />

“Sin embargo, es curioso –continuó–. Al principio, yo<br />

era el bicho raro de <strong>la</strong> empresa. Era competente y obtenía<br />

buenas evaluaciones de rendimiento. Los demás me<br />

veían aburrido, sencillo, un Ward Cleaver último modelo.<br />

Lo único que me faltaba era el cárdigan. Pero me mantenía<br />

coherente y constante, y con el tiempo ese personaje<br />

sobrio se convirtió en mi sello, y en una virtud. Empezaron<br />

a verme como alguien con quien se podía contar<br />

como un mecanismo de relojería. Podían ‘confiar en<br />

mí’, una <strong>reputación</strong> que asumiré en cualquier momento.<br />

Puesto que no me permitía entrar en conversaciones<br />

intrascendentes sobre <strong>la</strong> oficina, mis jefes empezaron a<br />

considerar que podían confiarme información confidencial,<br />

algo que resulta irónico: cuanto menos interesado<br />

estaba en los secretos de los demás, más <strong>cómo</strong>dos se sentían<br />

compartiéndolos conmigo. Finalmente, mi seriedad<br />

hizo pensar a los demás que tenía potencial para llegar<br />

a puestos de responsabilidad. Estaban dispuestos a seguir<br />

a alguien constante y fiable como yo. Supongo que<br />

pensaron que no les decepcionaría. Y en cuanto <strong>la</strong> gente<br />

está dispuesta a seguirte, el cielo es el límite. Y todo<br />

ello porque quería salir a <strong>la</strong>s 5:30”.<br />

Puede que Bill esté siendo modesto. Sean cuales sean<br />

<strong>la</strong>s cualidades a <strong>la</strong>s que los demás han respondido, c<strong>la</strong>ramente,<br />

<strong>la</strong> coherencia ha sido <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve de su éxito. Su<br />

conducta repetida dio a los demás una visión sin ambigüedades,<br />

que es lo que ocurre cuando somos disciplinados<br />

con nuestros objetivos y llevamos un seguimiento<br />

de nuestras acciones. Con el tiempo, los demás tienen<br />

una manera fija de interpretar nuestras acciones<br />

–porque ya hemos decidido fijar<strong>la</strong>s– y nuestra <strong>reputación</strong><br />

queda perfectamente encajada en su sitio.<br />

Otro dato interesante sobre Bill: aunque en <strong>la</strong> actualidad<br />

sus hijos han crecido y ya no viven en casa, y él no<br />

siempre tiene que salir del trabajo a <strong>la</strong>s 5:30, sigue respetando<br />

su horario. Esto es lo mejor de crearse una <strong>reputación</strong>:<br />

si lo hacemos bien a <strong>la</strong> primera, quizá nunca<br />

tengamos que <strong>cambiar</strong> nuestra conducta.<br />

«<strong>De</strong> <strong>dónde</strong> <strong>viene</strong> <strong>la</strong> <strong>reputación</strong> y <strong>cómo</strong> <strong>puede</strong> <strong>cambiar</strong> <strong>la</strong> <strong>suya</strong>». © the conference<br />

board. Este artículo ha sido publicado anteriormente en The Conference<br />

Board Review con el título “Who Do they think you are?”. referencia<br />

n. o 3628.<br />

Si desea más información re<strong>la</strong>cionada<br />

con este tema, introduzca el código 21507<br />

en www.e-deusto.com/buscadorempresarial<br />

junio 2010 79

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