la tapa de Crítica del

sociedad
Robledo Puch
En dos cartas que envió a Crítica
de la Argentina pidió que la
sociedad decida su suerte.
critica de la argentina
Domingo 22 de junio de 2008 19
Un rECorrido por los CAmbios dE lA ArgEntinA A trAvés dE sU pApEl monEdA
La historia contada en billetes
Las inscripciones anónimas, los personajes impresos, los diseños y las ornamentaciones reflejan los vaivenes del país
desde 1891 a la actualidad, sostiene la investigadora Patricia Ávila. San Martín es el que más aparece y menos vale.
tamara smerling
sorete sodomita
vendepatria”, se lee
“Turco
en un billete de cinco
pesos. “Para una chica menuda
con mirada compradora”, dice
otro de la década del 60. “Este
billete y Alfonsín son iguales,
cada vez valen menos”, acusa un
austral de finales de la década
del 80. El papel moneda como
objeto artístico, por los héroes y
las imágenes históricas que representan,
por sus ornamentos
o el valor que adquirían para cada
época y por las inscripciones
anónimas que transportan son
otra forma de contar la historia
argentina.
Así lo entiende Patricia Ávila
en su libro Y tú también te vas. Su
autora es artista, investigadora y
docente de la Facultad de Filosofía
y Humanidades de la Universidad
de Córdoba. Analizó el devenir de
la plata a través de los estudios culturales
y de la gráfica, en la relación
entre identidad, dinero y nación.
Desde que se instauró el
peso en 1891, la unidad
monetaria cambió cinco
veces de nombre.
Como un palimpsesto –aquel manuscrito
donde se podía borrar
lo escrito para volver a dejar una
huella– el trabajo de Ávila indaga
cómo el billete encarna una ficción:
como regalo, salario o poder.
De ahí, justamente, el título que
da nombre al libro y que recorre el
devenir de las primeras monedas
acuñadas y los billetes impresos
en el país. Desde que se instauró el
peso en 1891, la unidad monetaria
de la Nación cambió cinco veces
de nombre y perdió trece ceros: un
peso actual equivale a diez billones
del signo monetario que lo acuñó.
Ávila asegura que alguien de
más de 30 años, al ver un billete de
australes, pesos ley o pesos moneda
nacional, sentirá que la memoria lo
devuelve de golpe a recuerdos que
ya suponía olvidados, como cuan-
Leyendas. Ávila y dos de sus descubrimientos: José le dedica su regalo de cumpleaños a un amigo. Otro insulta a Menem.
do iba a comprar caramelos con un
“verde” o un “marrón”.
“Me pareció interesante pensar
el dinero como papel o como hojita
escrita vinculada con las cantidades,
ponerlo en relación con
los saberes de la historia y cómo es
que adquiere valor, cómo la nación
adquiere autoridad y cómo también
la pierde”, explica.
–¿Cómo llegan los héroes a ser
representados en los billetes?
–Hay un punto en común que es
que los héroes tuvieron un mandato
que los trasciende, que realizaron
un gran sacrificio por el bien
de su comunidad y cuando lo cumplen,
no son reconocidos, mueren
pobres o exiliados. Después alguien
los rescata o los narra.
–¿Quién decide que un prócer sea
billete?
–Lo decide la Casa de la Moneda,
que depende del Poder
Ejecutivo. El que firma el billete
es el director del Banco Central.
Nunca pude averiguar quién
decide en cada serie específicamente
el diseño de la totalidad
del billete, pero el responsable
es el Poder Ejecutivo. Hay una
decisión política a cargo de la
iconografía, pero quién decide
ideológicamente sobre una línea
no es posible saberlo.
–¿Cuánto hace que no aparece
una figura nueva?
–La última figura que apareció
fue durante la época de la presidencia
de Menem, con Juan Manuel
de Rosas en el billete de 20
pesos.
–¿Cuáles son los que más aparecieron?
–San Martín y Belgrano son los
próceres más representados de
todos los tiempos, porque son los
padres de la Patria, aparecen en
las primeras monedas de 1890. Al
principio, San Martín valía más
que ninguno, ahora sólo cuesta
cinco pesos. En la época de la dictadura,
estaba vestido de civil y era
anciano. Ahora aparece militar y
joven, como un luchador exitoso.
–¿Quiénes no aparecen más o
quedaron afuera?
–En general, los billetes nombran
a los héroes patrios y a los
presidentes. Una figura que no está
más es Mariano Moreno, porque
no formó parte del Ejecutivo.
Tampoco Alfredo Palacios, que fue
legislador y nunca apareció. Eso
marca la preeminencia del Ejecutivo
sobre los otros dos poderes.
–¿Quiénes decidieron incluirse
ellos solos y son los más egocéntricos?
–En los primeros billetes de peso
moneda nacional, en 1890, figuran
el presidente Miguel Juárez
Celman y su ministro de Economía,
Wenceslao Pacheco, que eran
el poder. También Mitre, que no
estaba en la presidencia pero aún
vivía.
–¿Cuáles son las personalidades
que “más valieron” en los billetes?
–Julio Argentino Roca fue el
héroe que siempre tuvo la numeración
más alta y es un paradigma
del gobernante: fue reelegido, militarmente
exitoso, lo llamaban “El
Zorro” por lo vivo. Y ahora está en
el de cien pesos.
–¿De qué modo varió el papel con
el paso del tiempo?
–El tipo de papel fue cambiando
y el billete actual como objeto tiene
una complejidad interna impresionante,
un montón de cuestiones
ópticas y tecnológicas, que a simple
vista no se ven, pero que no tienen
forma de ser reproducidas. Antes,
Juárez Celman y su
ministro de Economía
aparecían en los billetes
cuando estaban en el poder.
la complejidad era gráfica, por los
dibujos, y ahora es técnica.
–¿Qué denotan las marcas que
tienen los billetes, escritas por “manos
anónimas”?
–Las marcas son una experiencia
de cada generación, región o
clase social del país. Muchas de
esas historias tienen que ver con
cuestiones pasionales: con cómo
se mata por dinero, por amor, por
deseo, por frustraciones y también
tienen señalamientos al trabajo,
porque el trabajo es la unidad de
medida del salario y, por ende, del
dinero. También encontré apreciaciones
sobre el dinero mismo y el
cuestionamiento a la investidura
del poder, como en el último billete
de la presidencia de Menem, que
tiene palabras muy fuertes y específicas.
l
De otra época. Un billete de un peso, que alude a las ciencias y las artes (izq.). Otro, de
1.000 pesos, dedicado a San Martín, el héroe más representado. Los dos son de 1891.