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Sasturain, Juan – La lucha continúa [pdf] - Lengua, Literatura y ...

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parte lejos de mi mano derecha.<br />

El diálogo prosiguió conmigo en el sillón de las visitas y el rostro del más<br />

viejo a centímetros del mío: advertí que tenía las cejas y el cuerpo del enemigo<br />

consuetudinario de Carlitos en las películas mudas.<br />

—Los conozco: vos sos El Troglodita y él es Roperito Aguirre —informé<br />

sin que me lo preguntaran.<br />

—Eso ya lo sabemos —dijo el pendejo sin inmutarse y avanzó con la silla<br />

en círculos veloces, como si caminara nervioso—. ¿Dónde está Etchenike?<br />

—Se fue, dejó la oficina hace años. Cuando yo vine al edificio ya no estaba.<br />

—¿Y vos quién sos?<br />

Se lo dije.<br />

Fueron a la puerta, a verificar en el vidrio. Volvieron.<br />

—¿El arquero?<br />

Asentí enarbolando la mano enguantada.<br />

—Te vi atajar de pibe, en Atlanta... —dijo el viejo equivocándose.<br />

Lo dejé pasar. Todo estaba equivocado en esa situación.<br />

—¿Y ahora, a qué te dedicás? —insistió.<br />

Se lo dije.<br />

—¿Y para eso andás calzado?<br />

No contesté. Tampoco les interesaba. Estaban sin libreto.<br />

Me puse de pie y no me lo impidieron. Tenía el hombro dolorido pero<br />

empezaba a sentir una especie de difusa lástima por esos grandotes desolados<br />

en busca de un fantasma.<br />

—¿Cómo llegaron?<br />

—Por el Negro Sayago, que trabajaba con Etchenike.<br />

—No, digo cómo subieron los cinco pisos.<br />

Por toda respuesta Roperito Aguirre se tiró de la silla y apoyándose en los<br />

poderosos brazos arrastró el medio cuerpo muerto con una velocidad<br />

conmovedora.<br />

Asentí, casi avergonzado.<br />

—Ah... Veré qué puedo hacer.<br />

El muchacho que reptaba por el piso de mi oficina y ese gigante semicalvo<br />

que parecía siempre incómodo bajo techo eran sobrevivientes de una raza en<br />

vías de extinción: los <strong>lucha</strong>dores. El Troglodita era o había sido alguna vez en la<br />

cédula Cristóbal Toto Zolezzi, hombre de la troupe legendaria de Martín<br />

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