Sasturain, Juan – La lucha continúa [pdf] - Lengua, Literatura y ...

siempre pasaba lo peor.
—Se complicó lo del juicio por lesiones, Pedro —me dijo sin prólogo—.
Según el abogado aceptaron la apelación.
Sebastián arrastraba la demanda de un tipo por haberlo lastimado en una
pelea callejera. Algo armado alevosamente.
—Tranquilo, que vas a zafar —dije sin demasiado fundamento.
—Ojalá. ¿Qué hacés por acá? —y me palmeó sin dejar de moverse.
—Mirá lo que me llegó —y saqué el fax—. No podía esperar. Quise darte
la sorpresa.
—¿Del Stuttgart? —y ahí sí se quedó quieto, agarró el papel—. ¿Cuánto?
—Dos palos y medio.
Pegó un alarido y me abrazó:
—¡Grande, Pirovano, grande! —y se reía con toda la cara.
Yo desvié la mirada. En un rincón del vestuario, Ariel Segura me
observaba en silencio mientras se ataba los cordones.
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