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Niños lectores de publicaciones periódicas de 1870 a 1900
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Si bien es cierto que la temática infantil tomó fuerza en las publicaciones periódicas en México,
no es muy claro si se tiene en mente a un niño lector exclusivamente, ya que los textos a primera vista
parecen dirigidos hacia los infantes, pero a veces su contenido se enfocaba hacia los
lectores indirectos, los encargados de su educación: padres y maestros.
Las publicaciones periódicas destinadas
a lectores infantiles hasta antes de 1870
son escasas; en cambio, en el periodo de
1870 a 1900 se tienen registradas cerca
de cuarenta. A pesar de ello, no es posible
hablar de la presencia de una prensa
infantil como tal en ese momento. La
existencia de tantos proyectos para el
público infantil demuestra la poca vigencia
que tenían y también
la carente aceptación
de los lectores.
A esta conclusión llega
Beatriz Alcubierre
Moya, autora del libro
Ciudadanos del futuro.
Una historia de las publicaciones
para niños
en el siglo XIX mexicano,
en el capítulo “La
revista infantil mexicana
(1870-1900)”.
La autora señala
tres etapas: la primera,
en la que el niño
fue visto como un tipo de lector directo,
sujeto a la supervisión de un adulto que
encarnaría, en última instancia, al verdadero
receptor de los mensajes ideológicos
del texto; la segunda, en que el niño
se convertirá poco a poco en un lector
directo, principal receptor de publicaciones
infantiles en estricto sentido, aunque
todavía bajo mediación adulta; y una tercera
etapa, en que el niño es observado
como un sujeto activo, que ejerce individualmente
un conjunto de prácticas que
lo identifican no solo como lector, sino
incluso como colaborador en los distintos
materiales periodísticos producidos
para su consumo.
Anteriormente se identificaba al
lector infantil con un adulto analfabeta,
es decir, no había un concepto claro del
receptor al que se dirigían las publicaciones,
lo que tal vez afectara la aceptación
de las mismas: eso explicaría el
poco éxito y difusión de que gozaron.
Quizás el hecho de que la estrategia del
adulto analfabeta no funcionara con la
misma eficacia influyera también en la
poca circulación de los materiales.
Si bien es cierto que la temática infantil
tomó fuerza en las publicaciones
periódicas en México, no es muy claro
si se tiene en mente a un niño lector
exclusivamente, ya que los textos a primera
vista parecen dirigidos hacia los
infantes, pero a veces su contenido se
enfocaba hacia los lectores indirectos,
los encargados de su educación: padres
y maestros.
Otro aspecto importante es el tema
de estas publicaciones, elemento que
refuerza la idea de la falta de conocimiento
del destinatario: los temas son
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sobre todo aquellos relacionados con
higiene, educación y crianza; el contenido
con fines meramente recreativos
era casi nulo: “no existía una distinción
clara entre lo que era escribir para los
niños y sobre los niños” (143).
En las publicaciones periódicas, poco
a poco se fueron incluyendo artículos,
notas de tema infantil e interesante para
los menores, y posteriormente
se llegó a
destinar una sección
entera para ellos.
Con la aparición
de ciertas publicaciones,
se intentó crear
un prototipo de “niño
mexicano ideal”, instruido
en las letras
y apasionado lector
desde temprana edad,
ganador de concursos
y orgullo de sus padres,
que no solo era
el depositario de las
esperanzas del futuro de la familia, sino
también de las de una nación entera. La
realidad es que había muchos pequeños
que no entraban en este ideal. En todo
caso, había un lugar y un voto de confianza
para todos ellos en la construcción
del país del mañana.
Ana Tlapale
(banana_floyd@hotmail.com)
Miguel Zicovich. Facultad de Artes, 2008
Referencia
Beatriz Alcubierre Moya, “La revista infantil
mexicana (1870-1900)”, Ciudadanos del
futuro. Una historia de las publicaciones para
niños en el siglo XIX mexicano, UAEM/Colmex-CEH,
Cuernavaca/México DF, 2010, pp.
141-171.
May o 15 d e 2011