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FRANCISCO CARRANZA
Arrancó febrero y los días de vacaciones
quedaron atrás. En el recuerdo
están las levantadas tarde, las mañanas
de piscina, el almuerzo al
aire libre o esas extensas jornadas
de playa, brisa y mar que volverán en la temporada
de mitad o de fin de año. Pero, ¿por qué esperar
tanto tiempo para volver a disfrutar de otro
merecido descanso? O, ¿por qué no aprovechar un
ambiente natural cerca de su casa para pasar unos
días inolvidables?
La solución está en el camping, una atractiva
alternativa para vivir unos buenos días de descanso
en contacto con la naturaleza y alejado de la
contaminación, del estrés, de los problemas y de
esos infernales ruidos que producen las ciudades.
Según los expertos, la esencia del descanso está
en el cambio de actividad y en disponer de un espacio
y de un tiempo para volver a retomar energías.
Y, sin duda, uno de los mejores escenarios para recargar
fuerzas y quedar como nuevo es acampar,
porque le permite disfrutar de un ambiente natural
de una manera cómoda, sencilla y sin complicaciones.
Además, le ofrece la paz y la tranquilidad
suficiente para que usted tenga tiempo de
meditar, de conocerse más a sí mismo, de proyectar
su inmediato futuro y de regresar a su trabajo
como nuevo.
Pero hay más. El camping es visto como una
alternativa viable de turismo ecológico que no
atenta contra la naturaleza, que privilegia la preservación
del medio ambiente y que promueve la
conservación de las riquezas naturales y culturales
de las zonas donde se practica. Normalmente,
el camping se realiza en espacios de terreno debidamente
delimitados y acondicionados, que proporcionan
una buena prestación de servicios y comodidades
básicas. Además, los lugares donde se
desarrolla este turismo por lo general son de tipo
campestre con diversidad de ecosistemas y con
fauna y flora abundantes.
“Me gusta acampar porque ese ambiente natural
le da oxígeno a mi vida –dice Jairo Suárez, devoto
de esta actividad–. Además, siempre que hago
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camping regreso con nuevas y creativas ideas”. Para
Julia Martínez, otra de las seguidoras del camping,
acampar es una experiencia fascinante porque le
permite conocer e interpretar la sinfonía de la naturaleza.
“La primera vez que acampé me gustó tanto
que nos íbamos a quedar sólo dos días y terminamos
extendiendo la experiencia cuatro días más.
Realmente, vale la pena”, señala.
Según historiadores, la primera manifestación
conocida de carácter deportivo que tuvo el
camping se registró en Inglaterra, en 1901, con el
nombre de Asociation of Cycle. Un par de años después,
la actividad se esparció y en 1906 esa institución
organizó el primer campamento que coincidió
con la fundación de la sociedad denominada
The Camping Club. Un año más tarde, Baden
Powell, a quien le atribuyen la fundación del Movimiento
Scout, realizó esta experiencia con jóvenes,
pero de manera educativa. Ese auge por
acampar impulsó la creación de una federación
en Inglaterra que reglamentara y fomentara la naciente
actividad.
Hoy acampar, que en la práctica significa “llevar
a cuestas nuestra carpa y otros utensilios necesarios
para hacer vida de campo”, también es una
filosofía de vida pues muchos han encontrado en
esta actividad la posibilidad para reencontrarse
con la madre tierra, retomar sus raíces, purificarse,
renovar energías y redescubrir las relaciones
humanas con la naturaleza. Otros, en cambio,
ven al camping como un desahogo a sus actividades
cotidianas y como una forma de escaparse a
esa vida artificial dominada por la tecnología. Y
sus seguidores más altruistas recomiendan el
camping como una terapia para desconectarse del
mundo de las vanidades y retomar la concepción
natural del ser humano.
Sin duda, como dicen sus fieles adeptos, “el
camping es el medio propicio para dejar de lado los
prejuicios de la ciudad y ponerse en contacto con
la naturaleza”. Así que anímese a acampar, a pasar
unos buenos días de descanso al aire libre. Es
una experiencia inolvidable y más en esta época
de temporada baja.
Para tener
en cuenta
Antes de tomar la
decisión de acampar,
siga al pie de la
letra las siguientes
recomendaciones
para que esta
experiencia
sea exitosa.
Lleve, además de
la carpa, bolsa de
dormir, una extensión
de corriente larga
–por si hay tomas
eléctricas lejanas–
encendedor, fósforos,
linterna y velas.
No olvide el cuchillo,
el impermeable, el
sobretecho para
la carpa, una soga,
tijeras, filtro solar,
gorra y un botiquín
de primeros auxilios.
Utilice áreas
habilitadas para
acampar o hacer
picnic. Es mejor y no
le generarán dolores
de cabeza futuros.
Al elegir el área para
acampar, escoja
las zonas abiertas,
libres de malezas y
alejadas de matas o
arbustos tupidos.
Use carpas con cierre
total, piso hermético
y sin agujeros.
Por precaución,
manténgalas
siempre cerradas.
Recuerde que las
zonas de camping
exigen unas normas
elementales de
higiene y convivencia.
Cúmplalas al pie
de la letra.
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