la autopercepción de los reclusos sobre el éxito ... - Juan Herrera .net

• Autoafirmación agresiva o sumisión frente a instituciones: No todos los
individuos utilizan la autoafirmación agresiva como forma de adaptación al
ambiente penitenciario. Los mecanismos adaptativos que utiliza el preso para
sobrevivir en la cárcel estarán en función de su proceso de vida, de los
comportamientos que haya desarrollado previamente, y de las posibilidades de
encontrar refuerzos en la propia prisión en función de cómo se incluye en el grupo
de presos, lo que a su vez puede estar en relación con el tipo de delito que haya
cometido. En algunos casos el profundo rechazo que suelen encontrar por parte de
sus compañeros les obliga a utilizar como forma de supervivencia, la sumisión
(sometimiento absoluto a la institución).
• Dominio o sumisión en las relaciones interpersonales: La autoafirmación
agresiva no solo se manifiesta frente a la institución, sino también a la hora de
establecer relaciones interpersonales con otros reclusos. En un entorno violento
todo se vuelve violento y prevalecen los “fuertes” a los “débiles”. El
compañerismo y la solidaridad se manifiestan frente a la institución pero no
siempre ante los mismos presos. Por otra parte, como la institución penitenciaria
no garantiza la seguridad del recluso, estos se ven obligados a agruparse tanto para
defenderse como para dominar, configurando así las relaciones de poder en el
interior de la prisión.
• Alteración de la sexualidad: En primer lugar, las relaciones sexuales, además
de escasas, van a tener que realizarse en el interior de la cárcel y por tanto se verán
en vueltas en la normalización que supone la vida en la prisión.
Las relaciones sexuales: no se producen por un acercamiento afectivo ya
que el preso solo dispone de un breve espacio de tiempo, a menudo una o dos
horas e incluso una vez al mes por lo que tiene que “darse prisa”. Además estas
relaciones se realizan en salas mal instaladas con un humillante cacheo (bis a bis).
Las consecuencias que se derivan, pueden provocar en la cárcel: el
embrutecimiento del sexo y la frigidez en la pareja. Fuera de la cárcel traería:
pobreza sexual, rigidez sexual y problemas de pareja.
La Masturbación: A menudo es la única válvula de escape sexual que
tiene el recluso, como ha perdido el contacto con el mundo exterior, las fantasías
sexuales que acompañan a la masturbación se distorsionan, se anormalizan.
Las prácticas homosexuales: Se debe considerar como una alteración de
la pulsión sexual ya que no es una opción elegida libremente sino impuesta por la
realidad de la vida del recluso por lo que no se trata de homosexualidad sino de
“sexualidad alternativa”.
• Ausencia de control sobre la propia vida. Ante una situación institucional
poderosa, violenta y anormalizadora, y unas relaciones interpersonales
fuertemente jerarquizadas y centradas en la dominación, el recluso llega
prácticamente a no tener ningún control sobre su propia vida.
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