Descargar versión digital - Nelio Espina

pescador, quién removió mi ser, con sus vivencias,
con sus sabios consejos, con su angustia, con su
tristeza, que impactaron en mi como la fuerza de
ese lago sobre la piedra y me impulsaron a buscar
algún camino que pudiera llevarme a salvar al amigo
de mi amigo, al amigo de todos, a mi Lago Azul. Esa
noche comprendí que no todo está perdido, que así
como existe en este mundo quienes se muestran
indiferentes ante la desgracia de los demás y no
se inmutan ni piensan en el dolor de aquellos que
sufren, tal vez por ser insensibles a esa pena o
simplemente creen que a ellos nunca le llegará ese
momento angustiante, también hay y siempre habrá
mucha gente capaz de apoyarnos y acompañarnos en
la lucha para vencer juntos las injusticias de unos
pocos.
Me fui a mi casa, cabizbajo y pensativo y ya en
mi cama, llegó ese instante de reflexión que me
llamaba incesantemente para pensar en lo que me
había dicho el viejo pescador, cuatro cosas quedaron
grabadas en mi de su sabiduría, el agradecimiento,
el respeto, el amor, la solidaridad, cuatro conceptos
que demostraban lo sabio de sus conocimientos, que
sin provenir de ninguna fuente académica, tenían
el vestigio del más grande de los aprendizajes,
tenían la mejor escuela, la escuela de la vida,
esos conocimientos que solamente los tiene quien
en verdad ama la vida, quien en verdad conoce el
camino, quien en verdad conoce y valora la obra de
Dios.
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