Descargar versión digital - Nelio Espina

nacidas apretaron mi dedo con sus manitos, eso fue
algo grandioso, emotivo, indescriptible, de la forma
como esas criaturas, sin la menor intención, supongo,
aunque Dios es muy grande y nos da desde que
nacemos las herramientas necesarias para convencer
a nuestros padres, de que nos amen y nos protejan, de
esa forma me atraparon para siempre y toda mi vida
he llevado esa sensación y me han dado fuerzas para
luchar por ellas, por mis hijas, para compensarle ese
maravilloso tesoro que encontré en el contacto con
sus manitos, todo lleno de amor y una gran ternura,
diciéndome que nunca las dejara, así lo sentí, así lo
viví, así me emocione y así establecí el compromiso
con mis hijas, bajo la mirada de mi Dios.
Desde ese momento he seguido sus pasos, he reído,
he jugado, he llorado con ellas, momentos felices,
momentos tristes pero siempre abrazados, unidos
como el árbol a la tierra, como los astros al infinito,
como el amor a Dios, como todo lo maravilloso, si
supieran cuantos recuerdos, cuantos momentos,
cuantas alegrías, cuantas satisfacciones, tengo yo de
mis hijas, como no ser agradecido con bendiciones
tan maravillosas, seria muy injusto, yo si lo agradezco
y sigo luchando por ellas para que sus pasos por
esta vida sean lo menos tortuoso posible y que en
sus corazones y en sus mentes predominen esos
hermosos valores espirituales que el Dios Padre puso
en nuestros caminos. Hoy que están mayores, siguen
siendo mis niñas y yo seguiré siendo su papi hermoso
que puede reír, bailar, chistear y hacer cualquier cosa
para que mis hijas lindas sean felices.
50