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De allá envía la “composición notable” anunciada en El Liberal: un poema en prosa titulado<br />
“Las Velas españolas (Á propósito de la ‘Nautilus’)” (El Liberal 31 de julio 1908: 1).<br />
El miércoles, 13 de octubre de 1909 comienza la vista del proceso por la estafa del Banco.<br />
Aparecen, como procesados, Villarias, Pérez Cuesta y Sanchiz, pero los periódicos mencionan a<br />
Chocano como “presunto culpable” (El Liberal 13 de octubre 1909: 2), explicando que “se<br />
encuentra lejos de España” (La Época 10 de octubre 1909: 3), o especificándo que “huyó a<br />
América apenas recayó contra él el auto de procesamiento” (El Imparcial 14 de octubre 1909: 2),<br />
que “se halla en rebeldía” (El Imparcial 20 de enero 1909: 2), “hállase declarado rebelde” (El<br />
Globo 5 de julio 1909: 3), “continúa en rebeldía” (ABC 20 de enero 1909: 7), o, de una forma<br />
<strong>más</strong> irónica: “El inspirado vate […] ha sido declarado en rebeldía.” (El Globo, 15 de octubre<br />
1909: 3). 10 . En el proceso declaran como testigos el amigo de Chocano, Felipe Sassone, y su<br />
abogado, Alfonso Azcárraga; pero son interrogados, por supuesto, no sobre Chocano sino sobre<br />
Villarias. También declara el renombrado banquero don Enrique García Calamarte y se<br />
comprueba que “banqueros tan conocidos como los señores Urquijo, García Calamarte, Banco<br />
Hispano-Americano y Crédit Lyonnais, utilizaban los servicios de informes comerciales que<br />
facilitaba La Confidencia” (El Imparcial 16 de octubre 1909: 2). El 19 de octubre, Villarias,<br />
encontrado culpable por el jurado, es condenado a la pena de ocho años y un día de presidio<br />
mayor, accesorias, costas e indemnización al Banco de 350 mil pesetas. Curiosamente, los em-<br />
pleados del Banco, Pérez Cuesta y Sanchiz, son absueltos (ver El Globo 20 de octubre 1909: 2).<br />
Chocano, como sabemos, se encontraba ya lejos; nunca se pidió su extradición.<br />
En septiembre, publica en un importante diario cubano una declaración tratando de distan-<br />
ciarse tanto del Banco de España como del señor Villarias:<br />
Yo, por suerte, nunca cobré check en tal Banco, ni tuve cuentas corrientes en él, ni traté a sus<br />
empleados, ni tuve que hacer nada con esa entidad. Todos los indicios contra mí descansan en el hecho de que<br />
uno de los acusados tenía sus oficinas en la casa en que yo vivía, lo que es costumbre vulgarísima en Madrid:<br />
10 La cursiva está en el texto.<br />
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