Estar juntos entre ideal y real - Figlie di Maria Ausiliatrice

ollar completamente el potencial que
tiene en sí. No minusvaloremos las instancias
proféticas de las cuales los jóvenes
son portadores, por esto les escuchamos
con la apertura del corazón y compartiendo
cuanto expresaba Juan Pablo II en la audiencia
general del 31 de agosto de 1994:
“Yo deseo que los jóvenes encuentren espacios
cada vez más amplios de apostolado.
La Iglesia les debe hacer conocer el
mensaje del Evangelio con sus promesas y
sus demandas”. Es una afirmación que de
nuevo nos interpela todavía para que
nuestra pastoral sea cada vez más explícitamente
evangelizadora, por lo tanto en
grado de llevar al encuentro con Cristo, el
único que no engaña nunca en las aspiraciones
de los jóvenes, el Único que les llevará
a vivir y a amar para siempre.
Por desgracia, nos cuesta pensar recorridos
de discipulado para que los jóvenes
puedan vivir en el hoy de su historia de
forma explícita, consciente, guiada y verificada,
una profunda vida espiritual. He
aquí que el paso de “discípulos” a “misioneros”
se hace difícil para cumplirse. Y, sobre
todo lo es para nosotros ¡educadores
y educadoras!
Entonces ¿cómo consienten formar auténticas
vocaciones al apostolado la profundización
sistemática de la palabra de
Dios, de la Doctrina social de la Iglesia,
AÑO LIX • MENSUAL /SEPTIEMBRE OCTUBRE 2012
la asiduidad a la oración, el acompañamiento
espiritual, una sana y profunda
amistad?
Naturalmente para capacitar a los jóvenes
a la “salida” y orientarles a opciones más
comprometidas es necesario un ambiente
abierto, atento a ofrecer un amplio abanico
de propuestas significativas. En qué
medidas promovemos tales propuestas
dirigidas a las opciones de vida de los jóvenes,
como por ejemplo momentos de
información sobre la opción escolar, encuentros
de reflexión y de profundización
sobre la orientación vocacional, momentos
de confrontación con personalidades
significativas… No se dice que estas experiencias
las promueva exclusivamente el
Oratorio, hay que buscarlas también y
sostenerlas en el territorio, quizás entrando
en diálogo con ¡quien las organiza!
Un Oratorio que sea un espacio de crecimiento
vocacional no puede no crear momentos
de discernimiento, momentos en
los que los jóvenes se entrenan a pensar,
profundizar, confrontarse con adultos significativos
y apasionarse en la búsqueda.
Ciertamente hay que emplear tiempo a fin
de que experiencias – como espacios de
desierto, retiros espirituales, viajes a lugares
significativos para la fe cristiana – se
proyecten y se acompañen bien, desde el
momento en que constituyen momentos
importantes para una persona que está
creciendo, instrumentos que ayudan a definir
opciones de vida.
Identificar modalidades para potenciar el
Oratorio como ambiente educativo que
busca, acoge, acompaña, y como espacio
de crecimiento vocacional y misionero, es
un reto cotidiano que compromete a cada
componente de la comunidad educativa;
tendrá un éxito positivo en la medida del
testimonio que cada cual sabrá dar.
emilia.dimassimo@yahoo.it
palmalionetti@gmail.com
en búsqueda pastoralmente
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