Estar juntos entre ideal y real - Figlie di Maria Ausiliatrice

ciones personales y las colectivas. Rescatar
las virtudes de la generosidad y alteridad, del
espíritu constructivo primigenio de la organización
basada en la co-responsabilidad y la
cooperación. Fomentar los lazos que configuran
el tejido de entidades y comunidades
a partir del sentido de reciprocidad y ayuda
mutua.
Propuestas
En la tercera parte del libro escribe sobre
“Pedagogía de la emprendeduría y la economía
solidaria: una perspectiva transformadora”,
dando unas pautas para un cuaderno de
formación y esperanza, después de situarnos
en un enfoque holístico para ver la complejidad
de la realidad de una forma serena,
lenta y global.
El autor cita a Adorno cuando dice: “Dejar
hablar al dolor es la condición de toda verdad”
y de este modo los valores morales más
genuinamente humanos no se consiguen de
una sola vez sino que se persiguen siempre,
ya que son fruto de un proceso de acompañamiento
a las personas para que vayan asumiendo
y leyendo su propia vida, descubran
los fundamentos éticos y el sentido de su
existencia para defenderlos.
También propone nueve principios de una
educación transformadora, enumerándolos
con un breve comentario. Estos principios
son: protagonismo y participación (desarrollo
de la motivación y de la voluntad); comunitariedad
(aprender del entorno transfor-
AÑO LIX • MENSUAL /SEPTIEMBRE OCTUBRE 2012
mándolo); recrear la pedagogía de la alternancia
formación productiva/trabajo; trabajo
en grupo y acompañamiento personalizado;
garantizar no solo la igualdad de oportunidades
sino la igualdad de resultados; desarrollar
la cualificaciones sociales (creación
de vínculos sociales y relaciones que refuerzan
el sentido de pertenencia e identidad
personal); dinamizar la creatividad y el sentido
del humor; encontrar sentido y producir
significados.
Un mensaje de esperanza
En definitiva, el autor sitúa su proyecto social
en el marco de una crisis que entiende que
no es solo financiera sino también ecológico-ambiental;
no solo coyuntural sino también
estructural: del modelo de crecimiento
y civilización. Para ello ofrece claves muy
diáfanas para comprender la complejidad de
esta crisis. Pero el texto no se queda en el
diagnóstico y la denuncia. Contiene un mensaje
de esperanza: el poder de la educación
y la economía solidaria para transformar la
sociedad; la fuerza de la palabra y la praxis
emprendida por la ciudadanía activa permanecen
en el horizonte de la posibilidad; la
solidaridad a nuestro alcance.
Percibe, con otros muchos, que hay semillas
que empiezan a fructificar: soñar con alegría,
compartir experiencias solidarias, tejer solidaridades,
pensar libremente, saber escuchar,
reconocer al otro, saborear el conocimiento,
dialogar de modo permanente, participar
democráticamente, educar para
transformar, innovar para mejorar la eficiencia,
cooperar en cualquier iniciativa, avanzar
juntos pero lentamente, velar siempre por al
igualdad y la justicia social, reducir y reorientar
la producción y el consumo, y no olvidar
nunca de dónde venimos.
En un discurso tan didáctico se percibe una
cálida fragancia emocional en la defensa del
principio de una economía social y solidaria:
la persona es el centro y el dinero es un medio.
loliruizperez@gmail.com
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