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BIBLIOTECA DiMCO - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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¿Cantaba bien?<br />

No, pero silbaba como un pájaro, con gorgoritos y trinos;<br />

podía hacer lo que quisiera. Tocaba un poco la armónica.<br />

Cuando se conocen bien sus obras y se leen sus cua<strong>de</strong>rnos<br />

<strong>de</strong> trabajo, en los que anota, por ejemplo: «Quisiera que<br />

este pasaje fuese escrito como Bach escribió sus fugas», se<br />

da uno cuenta que siempre hay una referencia a la música.<br />

Mucha gente pasaba por esta casa, con frecuencia personajes<br />

célebres. iTiene recuerdos precisos <strong>de</strong> todas esas<br />

personas?<br />

No. Yo era pequeña cuando ellos venían. La única cosa es que<br />

comían con nosotros, pues papá no podía recibir a alguien a las<br />

once <strong>de</strong>l día sin que fuera invitado <strong>de</strong>spués a comer. Nosotras<br />

estábamos siempre en las comidas, no nos hacían a un lado. Y<br />

al momento <strong>de</strong> regresar a clase, cuando la conversación estaba<br />

muy interesante, nos <strong>de</strong>cía a mi hermana y a mí: «Es la tar<strong>de</strong>;<br />

no vale la pena ir a clase. Lo que aquí escucharán es mucho<br />

más interesante que lo que van a apren<strong>de</strong>r en la escuela». Y<br />

luego, por supuesto, nos preparaba exquisitos escritos que jus­<br />

tificaban la falta. Lo que es curioso, es que cuando venían aquí<br />

hombres <strong>de</strong> letras, ellos no hablaban mucho, más bien escu­<br />

chaban a mi padre, escuchaban al narrador.<br />

¿Llegaba a hacer comentarios ácidos <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> ellos?<br />

Estaba lleno <strong>de</strong> contradicciones y <strong>de</strong> una mala leche terrible.<br />

Podía <strong>de</strong>cir las cosas más feas sin pensar una sola palabra.<br />

Lo que es duro para un hombre <strong>de</strong> letras, cuando lleva un<br />

diario, es que eso perdura, y luego es en eso que los <strong>de</strong>más<br />

se fijan y lo vuelven <strong>de</strong>finitivo, mientras que eso podría ser<br />

sólo un impulso ocasionado por su humor ... Era un hombre<br />

profundamente bueno, no era malo. Pero sus palabras po­<br />

dían serlo algunas veces.<br />

Sin embargo, para las heridas profundas podía ser muy<br />

rencoroso. Nunca perdonó a los <strong>de</strong>l Contadour. Se dio cuenta<br />

que había sido utilizado por gente que lo ponían por <strong>de</strong>lante<br />

para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus i<strong>de</strong>as. Y él se <strong>de</strong>jó porque era <strong>de</strong>masiado<br />

ingenuo, y digo «ingenuo» para no ser dura; era idiota. Pero<br />

la traición a la amistad era algo <strong>de</strong>finitivo, como una barrera<br />

que se levantó. Nunca lo perdonó.<br />

¿Sufrió por el malentendido acerca <strong>de</strong> su regionalismo?<br />

Sí, porque él no se sentía nada regionalista. Ahora se habla<br />

menos <strong>de</strong> ello, creo que la gente lo ha comprendido. Si leen<br />

las obras <strong>de</strong> mi padre pensando que es un regionalista, ¡es<br />

que no saben leer!<br />

Quzá vale la pena repetirlo ...<br />

¡No era más regionalista que Shakespeare! Describía la<br />

Prevenza porque era el paisaje que tenía frente a los ojos.<br />

De hecho, es una Provenza transfigurada. Les ames far­<br />

tes, que es un gran libro, no suce<strong>de</strong> en Provenza, es un<br />

estudio acerca <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> los hombres y pue<strong>de</strong> suce­<br />

<strong>de</strong>r en cualquier parte.<br />

Le irritaba que lo compararan con Pagnol...<br />

¡Me esperaba eso! -risas-, ¡claro que le irritaba! Eran amigos,<br />

se hablaban <strong>de</strong> tú, eran dos hombres <strong>de</strong> la región <strong>de</strong>l Midi,<br />

eran dos narradores. Se querían mucho, pero uno era inge­<br />

nuo y el otro era un comerciante un tanto timador. Mi padre<br />

lo llevó a procesos legales. ¡Pobre <strong>de</strong>sdichado! A cada vez<br />

13<br />

tenía que esperar años antes <strong>de</strong> iniciar un proceso. Pero cuando<br />

el otro se pasaba, cuando hacía <strong>de</strong>saparecer su nombre <strong>de</strong>l<br />

cartel <strong>de</strong> Lo femme du baulonger, lo llamaba y le <strong>de</strong>cía «Ca­<br />

ray Marcel, ¿por qué haces eso!», y Marcelle respondía : «No<br />

lo puedo evita o>. Y papá se veía obligado a atacar, no sola­<br />

mente para recuperar sus <strong>de</strong>rechos comerciales, sino, <strong>de</strong>cía:<br />

«Es mi obra, ¡es mía!» Era como si le hubieran arrancado un<br />

hijo. Quería su nombre en lo que él había escrito.<br />

Pero le hacía muy feliz que lo compararan con Faulkner,<br />

pues era un hombre <strong>de</strong>l sur, como él.<br />

¿Hablaba con la familia <strong>de</strong> su trabajo?<br />

Hablaba a la hora <strong>de</strong> comer. Todos los días nos leía lo que<br />

acababa <strong>de</strong> escribir, nos hablaba <strong>de</strong> sus dificulta<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> lo<br />

que quería hacer. Acerca <strong>de</strong> este punto trata Noé, que es la<br />

novela <strong>de</strong>l novelista; <strong>de</strong> cómo los personajes lo incitan, <strong>de</strong><br />

qué manera forman parte <strong>de</strong> su vida ... A través <strong>de</strong> mí él veía<br />

a Langlüis llegar a caballo ... Pero mi hermana y yo no le<br />

servimos <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo para sus personajes. Éramos <strong>de</strong>masia­<br />

do cercanas a él y carecíamos por completo <strong>de</strong> algo nove­<br />

lesco. Estábamos <strong>de</strong>masiado vivas yeso no le interesa ba.<br />

Cuando alguien venía a verlo y le <strong>de</strong>cía : «Señor Giono, mi<br />

vida es una verda<strong>de</strong>ra novela, <strong>de</strong>bería escribirla», él respon­<br />

día :

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