159 - Revista Personae

separados; que el alma no tiene género;
que la evolución del humano se da en el
alma, no en el cuerpo. ¡Qué contradictorio!
El objetivo principal lo enfocan hacia la división
y el conflicto.
Si se rechaza a las mujeres, se rechaza a la
vida. La forma más simple de destruir la vida
es separando a hombres y mujeres. Convirtiendo
lo natural de la sexualidad en conquista,
la cual inhibe el amor y el gozo, porque el
sexo actualmente va teñido de culpa, miedo,
represión y pecado.
Si se les sigue tratando como seres humanos
de segunda clase, serán efímeros la alegría,
el sentido del humor y el regocijo. El sexo entre
hombres y mujeres seguirá siendo un acto
controlado, manipulado.
No olviden que el amor, la amabilidad, la discreción,
el respeto, forman parte integral de
cada persona. No deben romper ni segregar
su sexualidad. No la estereotipen ni clasifiquen
de ninguna manera, así se mantendrán
a salvo y evitarán arriesgarse a vivir con
comportamientos indeseables como la rebeldía,
la represión, la confusión (heredados
por las mentes retrógradas de su pasado y
que seguramente ustedes heredarán a sus
hijos creándose así una cadena de generaciones
con insatisfacción sexual).
Mientras sigan viviendo masificadamente, es
decir, viviendo sexualmente como sus autoridades
(padres, maestros, ministros de fe,
etcétera) esperan que vivan, seguirán empecinados
en la conquista sexual.
Sus comportamientos seguirán siendo opresivos,
explotadores y represivos, produciendo
violencia física y psicológica. Seguirán siendo
esclavos del sistema que los malogró: moral,
familiar, social, político, científico o religioso.
Cuando reconozcan sus cualidades sexuales,
la delicadeza y la armonía rodearán su
vida, se sentirán tan libres sexualmente que,
ocurra lo que ocurra, permanecerán enfocados
en ella y no perderán el deseo de ser
libres sexualmente ya que ese deseo los conducirá
al deseo de la divinidad.
Por tanto, mantener la libertad sexual, suceda
lo que suceda, seguirá siendo su objetivo
principal. Aprenderán a ser astutos, diplomáticos,
pero no luchadores.
Reconocer sus cualidades sexuales es reconocer
su cuerpo físico como lo que es: un
templo sagrado. Al mismo tiempo, será su
libro sagrado en el que se vierta toda su
existencia; es un libro sagrado viviente.
Léanlo, reléanlo, escúchenlo. Poco a poco
se darán cuenta de que son parte de la
energía vital, de la energía sexual, sobre lo
cual adquirirán conciencia de que con ello
podrán transformar su vida en una reverencia
a la sexualidad, por tanto, a la vida.
Podrán compartirse ustedes mismos con
otras personas en las mismas circunstancias,
con su amor, alegría, paz, dicha, plenitud y
creatividad sexual.
Reverenciar a la vida ahora, es su nueva forma
de vida.
Psic. Jaquelin Machado Garduño
c-ha-p@hotmail.com
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