La “Apertura de los ojos” - Soka Gakkai de España

Pensamiento budista Estudio de Gosho
La “Apertura de los ojos”
Puede decirse que la
historia del budismo
empezó en el momento
en que el buda
Shakyamuni se puso de
pie, habiendo tomado
conciencia del sublime
estado de vida que cada
ser humano poseía en su
interior.
Extracto adaptado de la disertación del
presidente de la SGI Daisaku Ikeda
INTRODUCCIÓN
La amplia expansión de la
enseñanza de Shakyamuni
se puso en marcha cuando
Nichiren Daishonin, Buda del
Último Día de la Ley, se levantó
solo, con la poderosa determinación
de enseñar al pueblo de esta
FRAGMENTO
época impura cómo vivir basado
en el supremo estado de vida de
la Budeidad, y con la determinación
de soportar cualquier adversidad
para ello. Cuando uno
lucha con el verdadero espíritu de
levantarse solo, otras personas
sin falta lo seguirán.
Declararé lo siguiente. Que las deidades me abandonen. Que
todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi
vida por la Ley. Shariputra practicó el camino del bodhisattva
durante sesenta kalpas, pero lo abandonó cuando no pudo
soportar la prueba del brahmán que le pidió un ojo como limosna.
Entre aquellos que recibieron las semillas de la iluminación
en el remoto pasado, y entre aquellos que recibieron dichas semillas
de los hijos del buda Excelencia de la Gran Sabiduría Universal,
muchos abandonaron esa simiente y sufrieron en el
infierno durante infinidad de kalpas: en el primer caso, kalpas
incalculables como las partículas de polvo de innumerables sistemas
planetarios mayores, y en el segundo caso, kalpas incalculables
como las partículas de polvo de un sistema planetario
mayor. Y todo porque siguieron a malas compañías.
El que abandona el Sutra del Loto, tentado por el bien o amenazado
por el mal, se condena [al estado de] infierno. Haré,
aquí, un gran juramento: Aunque me ofrezcan el gobierno del
Japón si abandono el Sutra del Loto, si acepto las enseñanzas
del Sutra de la meditación o si ansío renacer en la Tierra Pura;
aunque me digan que decapitarán a mis padres si no recito el
Nembutsu; sean cuales fueren los obstáculos que deba enfrentar,
mientras las personas de sabiduría no demuestren que mis
enseñanzas son falsas, ¡jamás claudicaré! Cualquier otra aflicción
es, para mí, como polvo en el viento.
Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran
navío del Japón. ¡Este es mi juramento, y jamás lo quebrantaré!

En cierto sentido, esta parte de
La apertura de los ojos que
comienza diciendo “Declararé lo
siguiente” podría verse como una
de las fuentes de inspiración más
decisivas que ha tenido la expansión
actual del movimiento mundial
por el Kosen-rufu.
¿Cómo llega Nichiren Daishonin
a realizar esta declaración?
Aunque el Sutra del Loto predice
que sus practicantes deberán
enfrentar grandes persecuciones
en el Último Día de la Ley, y aun
cuando el Daishonin explica con
claridad y lógica por qué aparentemente
las funciones del universo
no están brindando su protección,
las personas siguen sin entender
por qué el Daishonin pasa tantas
penurias para combatir los actos
contra la Ley. Por eso, el Daishonin
expresa su juramento personal,
y así revela su estado de vida
como devoto del Sutra del Loto 1
que refuta los actos contra la Ley.
Con respecto a la estructura
general de La apertura de los ojos,
esta parte contiene la conclusión
de la extensa respuesta que da el
Daishonin a las dudas de la gente,
que se preguntaba cómo podía ser
el verdadero devoto del sutra si
continuamente sufría persecuciones
y no recibía protección alguna
de las deidades celestiales.
1) Un devoto del Sutra del Loto es una persona con espíritu de lucha,
que asume personalmente el gran juramento del Buda y lucha por cumplirlo.
En el budismo del Daishonin, el juramento del Kosen-rufu
expresa el espíritu de lucha de los practicantes del Sutra del Loto.
2) Tres enemigos poderosos: Tres clases de personas arrogantes que
persiguen a los que propagan el Sutra del Loto en la época malvada pos-
En el curso de su respuesta, el
Daishonin examina detalladamente
varios fragmentos de las escrituras
y confirma que su propio
comportamiento coincide por
completo con el Sutra del Loto.
En especial, tomando como referencia
la estrofa de veinte versos
sobre los tres enemigos poderosos
2 , contenida en el capítulo
“Aliento a la devoción” de dicho
sutra, el Daishonin concluye que
él tiene que ser un devoto del
Sutra del Loto, como los que describen
esos fragmentos, porque su
propia vida ha provocado la aparición
de tales enemigos poderosos.
Muestra su
profundo
compromiso
interior como
devoto del Sutra
del Loto, que
trasciende el
deseo mundano
de buscar la
protección divina
o de liberarse de
los problemas
terior a la muerte del buda Shakyamuni. El gran maestro Miao-lo (711-
782), restaurador de la escuela T’ien-t’ai en la China, los define en su
obra Comentario sobre “Palabras y frases del ‘Sutra del Loto’”, basado
en las descripciones de la estrofa de veinte versos, en el capítulo 13,
“Aliento a la devoción”, del Sutra del Loto. Los clasifica en tres grupos:
laicos arrogantes, sacerdotes arrogantes, y falsos santos arrogantes.
La “Apertura de los ojos”
Pero no se detiene allí, porque la
ilusión fundamental que actúa en
la mente del pueblo y de sus
seguidores, causando dudas sobre
él, no se ha disipado por completo.
Esta ilusión primordial se debe
a la ignorancia sobre los actos
contra la Ley, y constituye la raíz
de las dudas de la gente sobre el
devoto del Sutra del Loto.
Antes de esta parte, el Daishonin
ya había tratado de aclarar las
dudas de la gente mediante explicaciones
basadas en pruebas
documentales y teóricas. Pero
aquí trata de romper la oscuridad
fundamental que nubla el corazón
de las personas citando la forma
en que él mismo está viviendo,
basado en su juramento inamovible.
En cierto sentido, su declaración
expresa la fuerza de un león
poderoso y al mismo tiempo de
un gran ser compasivo, que busca
purificar y elevar la vida de todas
las personas.
A la vez, el Daishonin enseña
que el espíritu de lucha con el
cuál él mismo está cumpliendo su
juramento, es la esencia que define
a un devoto del Sutra del Loto.
Aquí va más allá de las pruebas
documentales y teóricas. Todo
este fragmento palpita con el espíritu
del devoto del Sutra del Loto
que él mismo corporifica.

El Daishonin comienza con las
palabras “Declararé lo siguiente”.
Así, señala que aunque ha
brindado varias explicaciones
sobre los hostigamientos que
enfrenta el devoto, ahora va a
señalar el punto más importante
de todos. Y entonces declara:
“Que las deidades me abandonen.
Que todas las persecuciones
se abatan sobre mí. Así y
todo, daré mi vida por la Ley”.
Esto significa: “Si las deidades
quieren abandonarme, que lo
hagan entonces. Si tengo que
enfrentar muchas persecuciones,
¡que así sea! Mi único deseo
es volcar la vida entera en esta
contienda”.
En este pasaje, el Daishonin
revela su monumental estado de
vida, que se eleva por sobre las
dudas y críticas del pueblo y de
sus propios seguidores. Muestra
su profundo compromiso interior
como devoto del Sutra del Loto,
que trasciende el deseo mundano
de buscar la protección divina o
de liberarse de los problemas.
Para el Daishonin, hay algo más
importante, algo por lo que vale la
pena arriesgar la vida y enfrentar
los peores obstáculos. Y eso tan
preciado es que todas las personas
puedan lograr la Budeidad, el bien
supremo: el gran juramento que
proclamó Shakyamuni en el Sutra
del Loto. En otras palabras, el
Daishonin luchó por realizar el
Kosen-rufu, la concreción de
dicho juramento, una aspiración
que va más allá de los intereses y
apegos mundanos que aquejaban
a la población, a la sociedad y a
sus seguidores.
¿Cuál es, entonces, el requisito
más indispensable para poder
vivir dedicados a este gran juramento?
La “postura de no retroceder”.
Un juramento sólo puede
serlo cuando uno está dispuesto a
mantenerlo y a cumplirlo a lo
largo de toda su vida. Precisamente
por tal razón, el espíritu de no
retroceder es fundamental. Es lo
que enseña el Daishonin en el
siguiente pasaje del fragmento:
Shariputra practicó el camino del
bodhisattva durante sesenta kalpas,…
El que abandona el Sutra
del Loto, tentado por el bien o
amenazado por el mal, se condena
[al estado de] infierno.
En la fe, lo más importante es la
postura de no retroceder. Uno
debe tener esta actitud en sus pensamientos,
palabras y acciones. El
espíritu del budismo de Nichiren
Daishonin, y el corazón de la
Soka Gakkai, se encuentran en la
actitud de seguir luchando mientras
vivamos.
Si queremos manifestar la prueba
real de la fe, es decisivo que
cultivemos una fortaleza interior y
resistencia tales que nos permitan
luchar sin pausa y triunfar sobre

nuestra propia negatividad inherente
u oscuridad fundamental.
Si no cultivamos la fortaleza
espiritual de no dejarnos arrastrar
por nada, y la pureza de ser fieles
a nuestro juramento sin vacilar, la
llama de nuestra fe se extinguirá
rápidamente ante los vientos insidiosos
de las funciones negativas.
La clave del no retroceso yace en
cultivar y fortalecer un espíritu
así. Sin una profunda determinación,
sin una honda resolución, no
podemos vencer los obstáculos
que nos presentan las influencias
negativas.
Para resaltar cuán temibles son
estas influencias negativas, el
Daishonin cita el ejemplo de Shariputra,
quien abandonó la práctica
del Mahayana, y da ejemplos
de otros dos grupos de personas
que desistieron del Camino: 1) los
que recibieron la semilla de la
Budeidad en el remoto pasado, y
2) los que recibieron las semillas
de la Budeidad de los hijos del
buda Excelencia de la Gran Sabiduría
Universal.
En el caso de Shariputra 3 , el
brahmán que le pidió un ojo era en
realidad un demonio; éste se le
acercó deliberadamente para
hacerlo abandonar la fe. Shariputra
no fue vencido por la conducta
reprochable del brahmán, sino por
su propia debilidad interior, por su
propia actitud. La negatividad u
3) Shariputra se había entregado a la práctica de la ofrenda. Un día,
cuando ya llevaba sesenta kalpas de práctica asidua, un brahmán le
suplicó que le entregara uno de sus dos ojo. Shariputra accedió
En la fe, lo más
importante es la
postura de no
retroceder. Uno
debe tener esta
actitud en sus
pensamientos,
palabras y
acciones
oscuridad fundamental inundó el
corazón de Shariputra, cuando éste
vio que el brahmán pisoteaba su
ojo, y fue alimentada por este pensamiento:
“Esta gente es tan difícil
de salvar… No hay forma de
guiarla hacia la Iluminación”.
Entonces, Shariputra abandonó el
camino del bodhisattva del Mahayana
y, en cambio, regresó a una
práctica enfocada sólo en la salvación
personal.
En última instancia, lo que Shariputra
no tenía cuando abandonó
su fe era el espíritu del Sutra del
Loto. Si hubiera creído con firmeza
en que todas las personas poseen
la Budeidad, habría podido
mantenerse imperturbable ante las
entonces el brahmán le insultó, tiró el ojo al suelo y lo pisoteó. Al
ver esto, Shariputra pensó que personas así no podían salvarse y
dudando del valor de la ofrenda, abandonó su práctica.
La “Apertura de los ojos”
provocaciones insultantes del
brahmán. Shariputra tendría que
haber actuado como un indomable
paladín del espíritu humano,
mientras que el brahmán debería
haber dado lástima por su patética
falta de fe en la bondad del ser
humano. Sin embargo, en el
momento crucial, Shariputra no
pudo creer en la enseñanza de la
iluminación universal, que existe
para liberar a todas las personas de
su oscuridad y su ilusión profundas.
Ésta fue la raíz del problema.
También podemos inferir que
los otros dos grupos de creyentes
que abandonaron el Camino y
cayeron en el infierno del sufrimiento
incesante durante inmensurables
kalpas dudaron de las
enseñanzas del Sutra del Loto y
fueron derrotados por las influencias
negativas.
El budismo del buda Shakyamuni
y el budismo de Nichiren Daishonin
se basan en el principio del
Sutra del Loto según el cual todas
las personas pueden manifestar la
Budeidad. En el extremo opuesto
de esta verdad se encuentra la
oscuridad fundamental. Es un
estado de vida desolado y oscuro,
que nos impide reconocer que
todas las personas poseen por
igual el estado noble y supremo de
la Budeidad. Oponerse al Sutra
del Loto, es decir oponerse a la
idea de que todas las personas
poseen inherente el estado de

Budeidad, conduce en última instancia
a caer inexorablemente en
el infierno del sufrimiento incesante,
en un abismo tenebroso.
Por eso, Nichiren Daishonin dice:
“El que abandona el Sutra del
Loto […]se condena [al estado
de] infierno”.
El Sutra del Loto es una enseñanza
que reconoce la dignidad
de la vida de cada ser humano, y
nos permite manifestar nuestra
propia naturaleza del Dharma, o
iluminación interior. También es
una enseñanza que permite la creación
de valor.
A continuación, el Daishonin
dice: “Tentado por el bien o amenazado
por el mal…”. Las malas
influencias, las influencias negativas,
atacan no sólo bajo la apariencia
del mal, sino también disfrazadas
de bien. El Daishonin comprendió
clara y profundamente este
principio; por eso sigue expresando
el siguiente juramento de no retroceder:
Haré, aquí, un gran juramento:
Aunque me ofrezcan el gobierno
del Japón… ¡Este es mi juramento,
y jamás lo quebrantaré!
El Daishonin afirma que, pase lo
que pase, jamás transigirá en sus
convicciones. Y dice que, sea cual
fuere el hostigamiento contra su
vida, lo dejará pasar como polvo en
el viento. También exhibe la colosal
convicción de que sus enseñanzas
demostrarán ser ciertas.
De hecho, desde que estableció
su enseñanza, el Daishonin perseveró
a lo largo de una lucha verbal
tan intrépida como apasionada,
que lo llevó a sufrir cuatro grandes
persecuciones e incontables
hostigamientos menores. Cuando,
durante la persecución de Tatsunokuchi
4 , se despojó de su identidad
provisional y reveló su verdadera
identidad, la del Buda del
Último Día de la Ley, demostró
con su vida que Nam-myoho-rengue-kyo
era la gran Ley para la
Iluminación de todas las personas
en los más de diez mil años del
Último Día.
Parecería que este es el gran
juramento que Nichiren Daishonin
hizo en su fuero interno, el día
que proclamó públicamente su
enseñanza (el 28 de abril de
1253). Este tratado, La apertura
de los ojos, fue escrito casi veinte
años después. Y a pesar de los
muchos e implacables obstáculos
y funciones demoníacas que se
4) Cuando en 1271 Nichiren fue condenado al exilio, Hei-No-Saemon,
Jefe Auxiliar de la Oficina de Asuntos Militares, maquinó para
que fuera ejecutado y un grupo de soldados intentó decapitarle en
abatieron sobre él en ese período,
nada conmovió su ardiente espíritu.
El Daishonin sufrió incontables
insultos y difamaciones. Fue
blanco de intrigas y de maquinaciones
siniestras. Las autoridades
intentaron ejecutarlo y lo desterraron
en dos ocasiones. Pero ni los
ataques más insanos del Rey
Demonio del Sexto Cielo 5 pudieron
apagar el arrojo de Nichiren y
sólo hicieron arder con más brío
su deseo de realizar el Kosen-rufu.
La Budeidad se manifiesta en la
vida de las personas de firme fe
que toman como propio el juramento
del Buda y dedican su vida
a cumplirlo.
Nuestro juramento de trabajar
por el Kosen-rufu es una fuente
primordial de fortaleza, que nos
da valor para enfrentar adversidades
y pruebas. Cuando nos dedicamos
a este juramento, sean cuales
fueren los obstáculos que surjan,
nuestra vida resplandece con
un espíritu indomable y noble.
Nichiren Daishonin declara “lo
importante es el corazón” y nos
enseña que la esencia del triunfo
como seres humanos yace en la
postura de no retroceder y en ser
fieles a nuestro juramento.
los terrenos del cadalso de Tatsunokuchi.
5) “La oscuridad fundamental se manifiesta como el demonio rey
del sexto cielo” (“El tratamiento de la enfermedad”, WND, 1113)