LA DOBLE VIDA DEL HÉROE - DirecTV

the riches
Para Wayne y dahlia Malloy, la carretera es su hogar.
Como familia errante que son, su vida gira en torno al
dinero, más exactamente al dinero de los demás. han educado a sus
tres hijos, Cael, didi y Sam en su vieja y gastada van, enseñándoles
que una pequeña estafa puede ser la mejor manera para sobrevivir.
Pero tras una peligrosa curva ciega en la carretera y un accidente de
auto, los Malloy se encuentran con la posibilidad de convertirse en
una de esas familias de las que tanto se han aprovechado. Luego de
provocar la muerte de la familia rich en el choque, Wayne y dahlia
deciden nada menos que suplantarlos e irse a vivir a su mansión. La
tarea más dura no será sólo convencer a todo el pueblo de que ellos
son los rich, sino adecuarse a un estilo de vida de ricos para el que
jamás fueron preparados.
Protagonistas: eddie Izzard, Minnie driver, Shannon Marie Woodward,
Noel Fisher, Aidan Mitchell.
city vibe. desde el Sábado 5, 18:55 hrs.
La primera esposa
Molly parece tenerlo todo pero su mundo se derrumba
cuando Kenny le pide el divorcio. de pronto los amigos
desaparecen y en su lugar queda sólo la necesidad de
volver a empezar una nueva vida. esta serie dirigida por Jon Avnet
(Tomates Verdes Fritos), consiguió un emmy para Judy davis como
Mejor Actriz Secundaria en una Miniserie.
Protagonistas: Miranda Otto, Judy davis, debra Messing, Joe
Mantegna.
movie cty Este. desde el lunes 14, 22:00 hrs.
programación sujeta a cambios. Teléfono de atención a clientes: 600 6001 759.
lA mONEdA O
El pASEO dE lA FAmA
Por Rita Cox
El Transantiago no es la única hilacha que ha mostrado el gobierno
de Michelle Bachelet en lo que va de sus casi dos años en el poder.
El peculiar criterio con que la Mandataria abre las oficinas de La
Moneda y destina tiempo (precioso en su caso, supongo) a algunos
personajes es entre pintoresco y patético.
Con esto me refiero a la postura que La Moneda ha adoptado frente
al star system internacional, y la falta de discriminación frente a quien
es o no recibido como visita ilustre.
El caso más reciente fue Antonio Banderas, actor que tras sus
actuaciones bajo la dirección de Almodóvar cumplió el sueño de millones:
conquistar a una rubia de Hollywood y un espacio en esa industria.
¿Serán esos motivos suficientes para invitarlo a almorzar a Palacio y
destinar cerca de tres horas a sus historias de hombre afortunado? El
motivo que lo trajo a Chile fue su contrato con Puig, firma que comercializa
su nuevo perfume. Entonces, aquí cabe una segunda pregunta.
¿Banderas fue recibido en La Moneda por su calidad de artista, de
empresario o de latin lover?
Asombra, además, la patudez del personaje que, bien instalado en
la casa de gobierno, dio sus puntos de vista respecto de los posibles
intercambios culturales que podrían establecer Chile y España.
Que se entienda que todas fueron opiniones, añoranzas. Banderas
no ostenta cargo ministerial alguno en la coalición de Zapatero. Lo
suyo, entonces, es la pachorra que otorga un ego bien puesto. Y lo de
Bachelet, la actitud de una “calcetinera” que se deja doblegar por el
estatus de estrella de su invitado. O lo de un asesor de gobierno demasiado
inspirado en Francisco Javier Cuadra y su cometa Halley.
En el mismo saco de “inexplicables” cabe Penélope Cruz. Sus méritos
son muy parecidos a los de Banderas. A mediados de marzo visitó
Chile como rostro de una multitienda y tras manifestar públicamente su
interés por conocer a Bachelet, esta última la recibió durante 40 minutos.
A la salida, la gran conclusión de Cruz fue que nuestra Presidenta
era “encantadora”, “muy especial”.
Distinto es el caso de Sting. El inglés es un rostro importante de
Amnistía Internacional y en su momento se la jugó con la canción Ellas
Bailan Solas.
El dispar criterio de selección de La Moneda se torna aún más curioso
frente a las recientes declaraciones del vocero Francisco Vidal quien,
al cierre de esta edición, en entrevista con Matías del Río informaba que
Bachelet recibiría al Presidente de la Confederación de la Producción y
el Comercio, Alfredo Ovalle, sólo cuando ella “tuviese ganas”.
Estamos de acuerdo con que el señor Ovalle no fue de lo más gentil
durante la cena de Enade. Pero a no ser que La Moneda quiera transformarse
en una suerte de Actors Studio, y Bachelet en James Lipton,
sobre este tema debiese primar cierta jerarquización de las “ganas”.
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