Género y democracia

Un alcatraz de esperanza por la libertad,
la justicia y la equidad de género
Eufrosina Cruz Mendoza
Una de las primeras instituciones en apoyar mi lucha a favor de los derechos
políticos de las mujeres en las comunidades indígenas de Oaxaca
fue el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Hace
tres años recibí una de las invitaciones más honrosas de mi vida por parte
de uno de los luchadores sociales más prestigiados y queridos de México,
Gilberto Rincón Gallardo, entonces presidente del Conapred, quien me
brindó la oportunidad de conversar sobre la violación a los derechos humanos
de las mujeres en los municipios que se rigen bajo el sistema de
usos y costumbres.
Como fruto de ese encuentro nació una amistad que hasta la fecha
prevalece y que me permite honrar su memoria y agradecer infnitamente
el apoyo que de manera permanente me ha brindado el Consejo, actualmente
presidido por otro hombre de pensamiento libre: Ricardo Bucio.
Han transcurrido muchos días y muchas noches desde mi primer encuentro
afortunado con esta institución de libertades, pero sigo pensando
que sin su mano, sin su apoyo y sin su aliento, habría sido muy difícil
avanzar sobre un mar de tempestades.
Hoy, mi causa es la causa de todas las personas que sufren discriminación.
Mi camino es el camino de la integración y mi destino es la equidad,
la libertad y la justicia para todas las mexicanas y todos los mexicanos.
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