LA EDUCACIÓN ELENA G. DE WHITE "El temor ... - Iasdsanjudas.com
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provocadas por el afán de supremacía, gran parte del descontento manifestado<br />
hacia los métodos de Cristo, tenían su origen en Judas.<br />
Jesús, al <strong>com</strong>prender que la oposición sólo lo endurecería, se abstuvo de provocar<br />
un conflicto directo. Trató de curar su estrecho egoísmo por medio del contacto<br />
con su propio amor abnegado. En su enseñanza desarrolló principios que tendían<br />
a desarraigar las ambiciones egoístas del discípulo. Así le dio una lección tras<br />
otra, y más de una vez Judas se dio cuenta de que se había descrito su carácter y<br />
se había señalado su pecado; pero no quiso ceder.<br />
<strong>LA</strong> CAIDA <strong>DE</strong> JUDAS<br />
Al resistir a las súplicas de la gracia, el impulso del mal triunfó finalmente. Judas,<br />
enojado por una velada reprensión, y desesperado al ver desmoronarse sus<br />
sueños ambiciosos, entregó su alma al demonio de la avaricia y decidió traicionar<br />
a su Maestro. Salió del aposento donde se celebró la Pascua, del gozo de la<br />
presencia de Cristo y de la luz de la esperanza inmortal, a hacer su obra perversa,<br />
a las tinieblas exteriores, donde no había esperanza.<br />
"Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quién le<br />
había de entregar".* Sin embargo, sabiéndolo todo, no había negado ningún<br />
pedido de gracia ni don de amor.<br />
Al ver el peligro de Judas, lo había acercado a sí mismo, y lo había introducido en<br />
el círculo íntimo de sus discípulos escogidos y de confianza. Día tras día, cuando<br />
la carga que oprimía su corazón resultaba más pesada, había soportado el dolor<br />
que le producía el permanente contacto con esa personalidad terca, suspicaz,<br />
sombría; había vigilado y trabajado para contrarrestar entre sus discípulos ese<br />
antagonismo 93 constante, secreto y sutil. ¡Y todo eso para que no faltara ninguna<br />
influencia salvadora a esa alma en peligro!<br />
"Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos".<br />
"Porque fuerte es <strong>com</strong>o la muerte el amor".*<br />
Con respecto a Judas, la obra de amor de Cristo fue inútil. No ocurrió lo mismo<br />
con sus condiscípulos. Para ellos fue una lección cuya influencia duró toda la vida.<br />
Su ejemplo de ternura y paciencia siempre modeló su trato con los tentados y<br />
descarriados. Hubo además, otras lecciones. Cuando los doce fueron ordenados,<br />
los discípulos deseaban ardientemente que Judas formara parte del grupo, y<br />
habían considerado su llegada <strong>com</strong>o un suceso promisorio para el grupo<br />
apostólico. Había estado en contacto con el mundo más que ellos; era un hombre<br />
de buenos modales, perspicaz, de habilidad administrativa y, <strong>com</strong>o él mismo tenía<br />
un elevado concepto de sus propias cualidades, había inducido a los discípulos a<br />
que tuvieran la misma opinión acerca de él. Pero los métodos que deseaba<br />
introducir en la obra de Cristo se basaban en principios mundanos, y estaban de<br />
acuerdo con el proceder del mundo. Su fin era alcanzar honores y<br />
reconocimientos mundanos, y el reino de este mundo. La manifestación de esas<br />
ambiciones en la vida de Judas ayudó a los discípulos a establecer el contraste<br />
que existe entre el principio del engrandecimiento propio y el de la humildad y la<br />
abnegación de Cristo, es decir, el principio del reino espiritual. En el destino de<br />
Judas vieron el fin a que conduce el servicio de sí mismo.<br />
Finalmente, la misión de Cristo cumplió su propósito con estos discípulos. Poco a<br />
poco su ejemplo 94 y sus lecciones de abnegación amoldaron sus caracteres. Su<br />
muerte destruyó su esperanza de grandeza mundana. La caída de Pedro, la