Boat Diciembre 2009 web - Archidiócesis de Toledo
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368 Boletín Oficial <strong>de</strong>l Arzobispado <strong>de</strong> <strong>Toledo</strong><br />
conexión entre memoria y esperanza que el hombre necesita. El <strong>de</strong> hace<br />
veinte siglos y el <strong>de</strong> ahora mismo. Porque el Adviento quiere <strong>de</strong>spertar<br />
en nosotros el recuerdo <strong>de</strong>l Dios que se hizo niño. Ese recuerdo sana, ese<br />
recuerdo es esperanza. En el Año litúrgico se trata <strong>de</strong> recorrer una y otra<br />
vez la gran historia <strong>de</strong> los recuerdos, <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar la memoria <strong>de</strong>l corazón,<br />
que se pue<strong>de</strong> crecer en el amor, el bien y gozar <strong>de</strong> la belleza y, <strong>de</strong> ese<br />
modo, apren<strong>de</strong>r a ver la estrella <strong>de</strong> la esperanza.<br />
El que los hombres y mujeres puedan creer <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> también <strong>de</strong> que, a<br />
lo largo <strong>de</strong> su camino vital, hayan ganado apego a la fe en que la que la<br />
humanidad <strong>de</strong> Dios se las ha manifestado a través <strong>de</strong> la humanidad <strong>de</strong> las<br />
personas. De personas concretas, pero empezando por Santa María, la<br />
Madre <strong>de</strong> Jesús, en cuyo seno se encarnó el Hijo <strong>de</strong> Dios, para lo cual<br />
Nuestra Señora fue preparada <strong>de</strong> modo absolutamente singular, pues fue<br />
concebida sin pecado, para que su humanidad, la carne <strong>de</strong> la Virgen<br />
bendita no opusiera ningún obstáculo al <strong>de</strong>signio <strong>de</strong>l Padre, que envió a<br />
su Hijo en una carne como la nuestra. Seguramente, cado uno <strong>de</strong> nosotros<br />
pue<strong>de</strong> contar en ese sentido su propia historia <strong>de</strong> lo que significan para su<br />
vida los recuerdos festivos <strong>de</strong> Navidad.<br />
Escuchemos las palabras que san Pablo dirigió a los cristianos <strong>de</strong><br />
Tesalónica hacia el año 51 d. C.: «El mismo Dios <strong>de</strong> la paz os santifique por<br />
completo. ¡Ojalá toda vuestra actitud moral, vuestra alma y vuestro<br />
cuerpo, se conserven irreprensibles para la venida <strong>de</strong> nuestro Señor<br />
Jesucristo! Fiel es el que os llama, y Él lo hará» (1 Tes 5,23-24). La palabra<br />
central <strong>de</strong> esta plegaria <strong>de</strong> san Pablo es venida <strong>de</strong>l Señor. En griego<br />
esta palabra es parusía, en latín adventus, esto es, Adviento, venida. ¿Qué<br />
es esta venida? ¿Nos concierne a nosotros o no? Para compren<strong>de</strong>r el<br />
significado <strong>de</strong> esta palabra también por nosotros, <strong>de</strong>bemos precisamente<br />
contemplar a la persona gracias a la cual se realizó <strong>de</strong> modo único, singular,<br />
la venida <strong>de</strong>l Señor: la Virgen María.<br />
María pertenecía a la parte <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel que en el tiempo <strong>de</strong><br />
Jesús esperaba con todo su corazón la venida <strong>de</strong>l Salvador, y gracias a las<br />
palabras y a los gestos que nos narra el Evangelio po<strong>de</strong>mos ver cómo Ella<br />
vivía realmente según las palabras <strong>de</strong> los profetas. Es <strong>de</strong>cir, esperaba con<br />
gran ilusión la venida <strong>de</strong>l Señor, pero no podía imaginar cómo se realizaría<br />
esa venida. Por eso fue tan sorpren<strong>de</strong>nte para Ella el momento en el que<br />
el ángel Gabriel entró en su casa y le dijo que el Salvador quería encarnarse<br />
en Ella, <strong>de</strong> Ella, quería realizar su venida a través <strong>de</strong> Ella. Po<strong>de</strong>mos<br />
imaginar la conmoción <strong>de</strong> la Virgen. María, en un gran acto <strong>de</strong> fe y <strong>de</strong><br />
obediencia, dijo «sí»: «He aquí la esclava <strong>de</strong>l Señor». Así se convirtió en<br />
«morada» <strong>de</strong>l Señor, en verda<strong>de</strong>ro templo en el mundo y en «puerta»<br />
por la que el Señor entró en la tierra.