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BAJAMOS A LA 1ª PLANTA<br />

Los cuadros circulares de 227cm de diámetro, pintados al temple, representan las alegorías de:<br />

La industria, <strong>El</strong> comercio, La ciencia, y La agricultura<br />

Retratista y académico<br />

Desde su llegada a Madrid para trabajar en la corte, Goya tiene acceso a las colecciones de pintura<br />

de los reyes, y el arte <strong>del</strong> aragonés tendrá en la segunda mitad de la década de 1770 un referente en<br />

Velázquez.<br />

A lo largo de toda la década de 1780 entra en contacto con la alta sociedad madrileña, que solicita<br />

ser inmortalizada por sus pinceles, convirtiéndose en su retratista de moda.<br />

S.37<br />

S.36<br />

La condesa de Chinchón<br />

Es una de las últimas adquisiciones <strong>del</strong> <strong>Museo</strong>.<br />

Era hija <strong>del</strong> infante don Luis Antonio de Borbón.<br />

<strong>El</strong> retrato se hizo a los tres años <strong>del</strong> matrimonio, en abril de<br />

1800, cuando la joven, a los diecinueve años de edad, esperaba<br />

a su primogénita. La Condesa va a la moda, con un vestido de<br />

gasa blanca decorada con pequeñas flores; sus abundantes<br />

rizos están recogidos en un tocado adornado por espigas de<br />

trigo, símbolo de fecundidad, promesa de la futura niña. Sentada<br />

en un elegante sillón, sus dulces ojos claros se vuelven hacia la<br />

derecha, esbozando una fugitiva sonrisa, que rehúye la mirada<br />

<strong>del</strong> espectador. Resalta el artista la actitud desvalida <strong>del</strong> gesto<br />

de las manos, que la joven cruza tímidamente sobre el regazo, y<br />

en la derecha lleva una gran sortija con el retrato de un<br />

caballero, sin duda Godoy, en cuyo pecho luce la banda de la<br />

Orden de Carlos III.<br />

Es una obra de arte excepcional, quintaesencia <strong>del</strong> retrato<br />

cortesano, interpretado por Goya con la natural agudeza<br />

psicológica y cercanía al mo<strong>del</strong>o que caracterizó sus obras.<br />

La maja desnuda<br />

Encargada seguramente por Godoy, que desde 1795 se había<br />

convertido en decidido mecenas de Goya, esta singular obra, es<br />

el único desnudo femenino <strong>del</strong> autor en un tiempo en que este<br />

género estaba prohibido por la Inquisición.<br />

La obra estuvo instalada en un lugar reservado de su palacio<br />

junto a otros lienzos de desnudos, como la Venus <strong>del</strong> espejo de<br />

Velázquez.<br />

Pocos desnudos femeninos han dado lugar a tanta literatura<br />

como este, a lo que ha contribuido la leyenda romántica sobre la<br />

identidad de la mo<strong>del</strong>o, ya que se identificó durante un tiempo<br />

con la Duquesa de Alba, y también con Pepita Tudó, amante de<br />

Godoy. La gran modernidad de esta obra se revela en la<br />

ausencia de cualquier intención alegórica, pues aunque Goya<br />

representó en esta obra a Venus, según testimonio de su hijo<br />

Javier, la presentó de un modo realista y directo, sin alusión<br />

alguna a la mitología y mirando sin recato al espectador.<br />

Visita al <strong>Museo</strong> <strong>del</strong> <strong>Prado</strong> Página 10

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