seriedad y respeto. Y obedecer no significa hacer algo por parecer amable, o por puro entusiasmo, sino porque ha sido mandado por quien tiene autoridad y poder para ello. Actitud política significa saber mandar y obedecer. Mas este arte se ha hecho sumamente raro. Y, a veces, incluso se encuentra uno con cosas muy curiosas; un perverso placer en los empleados en hacer sentir su poder al “pueblo”. Y en el “pueblo” el gustazo de hacer alguna jugada a los empleados. Sabotaje a la ley, podríamos decir. De un lado la tiranía, <strong>del</strong> otro la anarquía. Opresión y revolución. Un extremo llama siempre al otro. En el mandato claro, terminante, pero respetuoso; en la obediencia natural, pero íntegra es como se consuma el Estado y surge la capacidad de acción. Aún hay otra manera de unidad: la <strong>del</strong> dirigente y los dirigidos. No es verdad que todos los hombres sean iguales. Son diferentes en su manera de ser; distintos en el modo y capacidad de su talento. La igualdad no consiste en que todos sean y valgan lo mismo, sino en que cada uno sea él mismo y en que desde su puesto pueda articularse en el todo. Actitud política significa apreciar y reconocer la distinción de capacidad. Y queda, por fin, una tercera unidad de arriba hacia abajo. Hay distinción de experiencia y madurez. El saber, la penetración, la mesura proceden, en gran parte, de la vida, de la edad. Y por supuesto amplitud de miras, madurez de juicio y previsión sólo se tienen después de haber aguar- 8 dado, de haber visto y experimentado mucho. Y también de esto depende la unidad <strong>del</strong> pueblo y <strong>del</strong> Estado, de la existencia y reconocimiento de este magisterio. El magisterio de la madurez, de la experiencia y de la sabiduría. Reflexiona alguna vez sobre todo esto, sobre lo que significa actitud política, y como sus raíces y principios se encuentran con la vida cotidiana. Hemos hablado después de lo público y de la palabra. A lo dicho habría que añadir que hay que liberarse de los grillos de la publicidad, de la borrachera de la palabra, de la falsía de las actitudes públicas, <strong>del</strong> poderío <strong>del</strong> mercado, <strong>del</strong> vértigo, <strong>del</strong> activismo, <strong>del</strong> afán de figurar al exterior. Habría que añadir también que hay que mantenerse claramente objetivos, austeros de espíritu y discretos. También esto es actitud política. En todo se da o no se da la actitud política. Según que exista o no en las cosas menudas de cada día, existirá o no después en la prensa, en las <strong>del</strong>iberaciones presidenciales, en las presidencias y campañas electorales, en las actividades <strong>del</strong> partido, en el Parlamento, en la autoridad, en las relaciones con los demás pueblos. Resumen de: Carta novena: Sobre el Estado en nosotros. Cartas sobre autoformación. Romano Guardini Colección Obras de Romano Guardini (2. ver pag. 45) Ed. Lumen. 1996
Albricias, Albricias ¡Albricias, albricias, albricias se den, por un Niño hermoso nacido en Belén! Las pajas <strong>del</strong> nido volando se van, en busca <strong>del</strong> Niño, y abrigo le dan. Adhesión 9 Villancicos “Navidad”, grabado en madera, Abadía de Stanbrook. Worcester ESTUDIO STUDIO PETRACCHI ETRACCHI ABOGADOS