Salvador dic2007 - Colegio del Salvador

dan que en ese año se corrió la Buenos Aires –
Caracas? –
Nuestro profesor de Zoología era el Padre
Williner, al que ya habíamos tenido en Botánica
en 1er Año. – Un exquisito jugador de fútbol (se
decía que de joven había sido profesional) y un
gran estratega que conocía todos los secretos de
ese deporte. –
Un día que estábamos jugando en el patio de
la Segunda, se acercó, nos reunió y nos dijo “me
enteré que se está organizando un campeonato
en la ciudad de Buenos Aires para menores de 14
años. Creo que se llama Campeonato Evita y lo
organiza la Fundación Eva Perón. Que les parece
si presentamos un equipo?”.
Sin pensar mucho en la parte política, la idea
nos pareció muy buena y unos días después fuimos
con “Manolo” Fernández Hevia a una dirección
que Williner nos había dado. – Nos informamos
de cómo era el asunto y nos trajimos los
papeles para completarlos y preparar la inscripción.–
Lo más difícil fue armar el equipo, pues éramos
muchos los que queríamos jugar.
Finalmente, el propio Williner nos dio la solución:
armar dos equipos, uno llamado Salvador, y
el otro Salvador Junior. Él mismo ayudó a integrar
los equipos, asignando los que creyó mejores,
o más integrados en un grupo, al Salvador
original.
Tuve así el privilegio de integrar un equipo
que en los papeles aparecía como falto de equilibrio,
pero luego de los entrenamientos a que nos
sometió nuestro DT Williner, el juego y los
resultados le dieron la razón, pues sabíamos perfectamente
como pararnos en la cancha, cómo
hacer los relevos, en fin, practicar un juego asociado.
Me acuerdo, entre otros, además de
“Manolo” Fernández Hevia, del “Flaco” Perucho,
del “Gordo” Erramouspe, del “Chino” Benítez,
del “Pingüino” Muñoz, del “Tano” Ciordia, del
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Anécdotas
“Negro” Arieu, de Pearson, de Franqueira, etc.
Así fue como nos inscribimos y luego nos
asignaron una camiseta con rayas verticales verdes
y blancas, que entonces era la de Banfield. Y
con un enorme escudo en el pecho, de la
Fundación Eva Perón.
Allí fue cuando pensé: “si mi viejo –que está
en el campo, en La Pampa– me ve, me mata”. Es
que hacía muy poco había ocurrido un episodio
muy sensible: por haberme negado en mi escuela
de La Pampa a hacer un trabajo sobre el
General Perón el 17 de Octubre de 1946, me
habían quitado la bandera y me negaron el certificado
de terminación de la primaria. Mi padre
preso unos días... – En fin, todo un drama y, gracias
al padre Castillejo, pude de todas maneras
ingresar al Colegio. –
Política aparte, y volviendo al fútbol, el asunto
es que comenzamos nuestra participació en el
Campeonato Evita, jugando en días de semana
en canchas profesionales, siempre acompañados
por nuestro DT el Padre Williner, de rigurosa
sotana (en todos lados lo miraban, entre curiosos
y sorprendidos). Por supuesto, teníamos un permiso
especial para faltar a clase los días de los
partidos.
Al principio jugábamos contra equipos de
chicos que tenían cierto dominio de la pelota,
pero corrían todos detrás de la misma como
posesos, sin mucha idea de juego asociado. Y así
ganamos por 6, 8, 10 goles de diferencia. Nos
hacíamos un banquete!!! Creo que en los primeros
5 partidos de la zona primaria de clasificación,
tuvimos algo así como 48 goles a favor y
sólo 2 en contra.
A medida que subíamos en la clasificación, los
partidos se fueron haciendo más complicados,
pero igualmente seguimos ganando sin siquiera
ir al desempate en algún partido, pues ya entonces
la eliminación era directa.
Y entonces, allá por el segundo semestre de