Historias de perdedores: los anarquistas españoles
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<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores: <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> <strong>españoles</strong><br />
Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
Universidad complutense <strong>de</strong> Madrid<br />
Recuerdo como si fuera hoy la primera vez que salí <strong>de</strong> España, a <strong>los</strong> quince años. Estamos<br />
en verano <strong>de</strong> 1974, el mes <strong>de</strong> julio, y voy camino <strong>de</strong> Suiza. Viajo en un autocar repleto <strong>de</strong><br />
emigrantes que conduce mi padre. Es <strong>de</strong> noche cuando llegamos a la frontera francesa. Casi<br />
treinta años <strong>de</strong>spués, a la luz <strong>de</strong>l día, con sus tejadil<strong>los</strong> <strong>de</strong> pagoda oxidados y sus cabinas<br />
<strong>de</strong>siertas, pue<strong>de</strong> que parezca la entrada a un parque natural, pero ese verano todavía era una<br />
frontera <strong>de</strong> verdad y exige trámites interminables. Primero pasan <strong>los</strong> guardias civiles, con<br />
sus tricornios, a asegurarse <strong>de</strong> que nadie se escapa <strong>de</strong> la ratonera sin permiso. Dan las luces,<br />
la gente se sacu<strong>de</strong> la modorra, les cuenta lo triste que es <strong>de</strong>jar la familia y el pueblo y nadie<br />
se permite bromas. Detrás suben <strong>los</strong> gendarmes franceses, todo narices. Ce<strong>los</strong>os <strong>de</strong> nuestra<br />
chacina, según creemos, registran uno por uno <strong>los</strong> equipajes y escudriñan hasta <strong>los</strong> bajos<br />
<strong>de</strong>l vehículo con linternas, como si esperasen encontrar la peste porcina pegada al chasis.<br />
Luego, nos <strong>de</strong>jan marchar por una autopista <strong>de</strong> lujo.<br />
Yo no he visto nunca en mi vida una carretera así. Des<strong>de</strong> Salamanca, quinientos<br />
kilómetros y diez horas <strong>de</strong> viaje más atrás, todo han sido las carreteras estrechas y mal<br />
asfaltadas <strong>de</strong> siempre: esos costurones <strong>de</strong> brea que, a mediados <strong>de</strong> <strong>los</strong> años setenta,<br />
remiendan la meseta castellana y por don<strong>de</strong> camiones, autocares y vehícu<strong>los</strong> particulares<br />
hacen lo posible por no aplastarse unos a otros.<br />
Llevo muchas horas sin dormir. La noche anterior la he pasado en vela a cuenta <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> nervios y, en el autocar, <strong>los</strong> cambios <strong>de</strong> marcha te quitan el sueño a porrazos. Mi padre<br />
me ha explicado muchas veces cómo, cuando el embrague está estropeado y pisarlo a fondo<br />
ya no sirve para nada, tienen que meter las marchas "a capón", o sea, a la fuerza, y supongo<br />
que algo así <strong>de</strong>be estar ocurriendo en esos momentos. Tengo motivos para estar muy<br />
cansado pero sigo sin pegar ojo, como si el escay <strong>de</strong>l asiento me repeliera. Es ansiedad:<br />
nunca he estado tan lejos <strong>de</strong> casa.<br />
Quizá es el efecto acumulado <strong>de</strong>l cansancio, <strong>los</strong> nervios, el calor y la siniestra<br />
pesa<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la frontera por lo que tengo una extraña sensación esa noche: es como si en
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
lugar <strong>de</strong> un simple <strong>de</strong>splazamiento por <strong>los</strong> mapas geográficos, mi viaje discurriera a través<br />
<strong>de</strong> capas geológicas. Tengo ganas <strong>de</strong> sacudirme el polvo… Devorando kilómetros <strong>de</strong><br />
alquitrán y gravilla suelta, un autocar renqueante me ha arrancado <strong>de</strong>l interior <strong>de</strong>l<br />
yacimiento don<strong>de</strong> estaba enterrado. Ahora, por fin, sacábamos la cabeza a la superficie<br />
ventilada…<br />
El paisaje nocturno <strong>de</strong> la autopista, a la luz <strong>de</strong> <strong>los</strong> faros <strong>de</strong>l viejo Setra-Seida ("el<br />
setrina", lo llama mi padre), es la primera imagen que captan mis ojos <strong>de</strong> ese paraíso<br />
llamado Europa: una calzada <strong>de</strong> varios carriles pulida y negra como una perla, recién<br />
pintada con brillantes trazos fosforescentes y señalizada con cartelones llenos <strong>de</strong> gracia y<br />
precisión; unos quitamiedos buenísimos, como si les acabasen <strong>de</strong> sacar brillo y, por encima<br />
<strong>de</strong> el<strong>los</strong>, unos muros <strong>de</strong> contención sin <strong>de</strong>scascarillar, un lienzo blanco sobre el que alguien<br />
ha pintado, durante un largo trecho <strong>de</strong> autopista y en gran<strong>de</strong>s letras negras PUIG ANTICH,<br />
PUIG ANTICH, PUIG ANTICH...<br />
Ya digo que tenía sólo quince años, recién terminado el bachillerato elemental, pero<br />
yo sabía muy bien quién era Salvador Puig Antich: era el anarquista al que habían matado<br />
con el garrote vil en marzo. Bueno, en realidad uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> dos ejecutados: el otro era un<br />
polaco con nombre alemán, Heinz Chez, que no parecía tener mucha relación con la<br />
política. Ni con la política ni con nada: nadie reclamó su cadáver… Al parecer, un poco a la<br />
manera <strong>de</strong> Mersault, el protagonista <strong>de</strong> "El extranjero" <strong>de</strong> Camus, le había pegado un tiro<br />
porque sí a un policía en un bar <strong>de</strong> Cataluña. De esa manera, el "extranjero" y el anarquista<br />
compartieron un siniestro y elocuente <strong>de</strong>stino: el<strong>los</strong> son las dos últimas víctimas <strong>de</strong>l garrote<br />
vil.<br />
También a Salvador Puig Antich lo acusaron <strong>de</strong> haber disparado a quemarropa a un<br />
policía. Nadie en su sano juicio se creía ni el grueso ni el <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> las informaciones<br />
oficiales <strong>de</strong> la época, que pretendían hacer <strong>de</strong>l libertario catalán un pistolero <strong>de</strong>salmado - y<br />
yo tampoco. Pero, si he <strong>de</strong> ser sincero, no pretendo presentarlo como un héroe, sobre lo<br />
cual habría mucho que discutir, sino como algo sobre lo que no queda ninguna duda - como<br />
un per<strong>de</strong>dor.<br />
Salvador era un militante <strong>de</strong>l Movimiento Ibérico <strong>de</strong> Liberación, el MIL. Los "mil",<br />
en resumidas cuentas, eran tres: Salvador y dos hermanos suicidas, a quienes seguía por<br />
fi<strong>de</strong>lidad, sin <strong>de</strong>masiado amor por las armas que <strong>los</strong> otros habían <strong>de</strong>cidido utilizar. Para<br />
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Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
costearse la carísima vida en la clan<strong>de</strong>stinidad atracaban bancos, mientras planeaban sin<br />
mucho éxito algún atentado político. Fue en uno <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> atracos cuando se cruzaron<br />
con la policía...<br />
A poco <strong>de</strong> su <strong>de</strong>tención, ETA asesinó al almirante Carrero Blanco y Salvador Puig<br />
Antich se encontró atrapado en las siniestras líneas <strong>de</strong> la mensajería política: se podría <strong>de</strong>cir<br />
que ETA le <strong>de</strong>jó sin indulto. De no ser así, la Amnistía <strong>de</strong> 1977 le habría puesto<br />
seguramente en la calle y hubiera podido ser testigo <strong>de</strong> la abolición <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> muerte en<br />
1978. Mala suerte… Apenas pasó cinco meses en prisión: su grado <strong>de</strong> infortunio lo<br />
compren<strong>de</strong>mos mejor quienes vivimos en países don<strong>de</strong> <strong>los</strong> procedimientos judiciales se<br />
eternizan. Pero, por una vez, la justicia tenía prisa.<br />
El horror que las autorida<strong>de</strong>s habían cometido al asesinarlo <strong>de</strong> la forma en que lo<br />
hicieron liquidaba cualquier esperanza <strong>de</strong> que el régimen pudiese corregirse, aunque sólo<br />
fuera por la vejez <strong>de</strong>l dictador. A pesar <strong>de</strong> su presencia casi catatónica, Franco o quien<br />
manejara el títere conservaba intacta su brutalidad. "Odint dum timeant" era una vieja<br />
máxima latina que se aplicaba sin melindres y cuyo significado a buen seguro el propio<br />
tirano ignoraba, pero Puig Antich sin ninguna duda entendía a la perfección. Hoy sé <strong>de</strong> él<br />
algo más que allá en 1974: sus últimos días en la cárcel Mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Barcelona han sido<br />
recogidos recientemente en un libro, Cuenta atrás, por el periodista Francesc Escribano 1 .<br />
Entre las páginas <strong>de</strong> ese libro 2 , un facsímil atrae especialmente mi atención. Bajo el<br />
epígrafe "Relación <strong>de</strong> objetos y libros pertenecientes a Salvador Puig Antich" y en un folio<br />
bien aprovechado, un funcionario ha mecanografiado una lista. Es la relación <strong>de</strong> lo que<br />
quedó <strong>de</strong> aquel anarquista catalán <strong>de</strong> apenas veinticinco años. Con minucia se registran<br />
cantida<strong>de</strong>s, tamaños, colores e incluso, en mayúsculas, las marcas <strong>de</strong> cada producto - un<br />
<strong>de</strong>talle enfermizo para una época en la que a nadie le importan. Ese legado es también un<br />
extraño paseo por la edad oscura: asomémonos con respeto y contemplemos el otoño <strong>de</strong>l<br />
franquismo en ropas <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nado a muerte...<br />
En una celda <strong>de</strong> tres por dos, Salvador Puig Antich fuma. Se ensucia <strong>los</strong> pulmones<br />
con tabaco negro ("Ducados", y eso le hermana a ratos con sus verdugos). En cambio, cuida<br />
metódicamente su higiene exterior: se lava las manos con jabón "Rexona", el cuerpo con<br />
gel "Moana" y, para la melena morena, usa champú "Geniol". Come chocolate "Dolca", un<br />
humil<strong>de</strong> sucedáneo, y <strong>de</strong>spués se cepilla <strong>los</strong> dientes con "Neo<strong>de</strong>ns". De noche duerme con
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
un "skijama" morado y durante el día combina camisa gris oscura, a cuadros azules o<br />
blanca, con un "suéter" (gris, azul o gris claro). Alterna pantalones <strong>de</strong> pana (negros) o<br />
vaqueros. Debajo lleva un "meyba" rosa o celeste o <strong>de</strong> cuadros… Combine lo que combine,<br />
sus calzoncil<strong>los</strong> son siempre la prenda más alegre.<br />
El listado <strong>de</strong> <strong>los</strong> libros que la prisión <strong>de</strong>volvió a su familia (todos en mayúsculas) no<br />
es, sin embargo, nada representativo <strong>de</strong> la sociedad española <strong>de</strong> la época. Incluye obras <strong>de</strong><br />
Freud, Wilhelm Reich o Proust (en francés). Que yo sepa, Reich era un autor prohibido:<br />
probablemente es en la cárcel don<strong>de</strong> se podía leer con más libertad... Encerrado entre cuatro<br />
pare<strong>de</strong>s, el con<strong>de</strong>nado a muerte lee "La incomunicación", "Viaje a Cotiledonia" o "La<br />
fi<strong>los</strong>ofía como liberación humana". ¿No es suficiente esa imagen para tocar sus corazones?<br />
Las últimas referencias <strong>de</strong> la lista son la Eneida, la Odisea, un diccionario <strong>de</strong> griego clásico<br />
y otro <strong>de</strong> latín. Puedo verlo allí sentado <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l ventanuco, bolígrafo en ristre, pasando<br />
pacientemente las páginas <strong>de</strong>l diccionario en busca <strong>de</strong> la palabra que completa un<br />
hexámetro - y al darme cuenta <strong>de</strong> que el principal pasatiempo <strong>de</strong> Salvador Puig Antich,<br />
durante la <strong>de</strong>sesperante cuenta atrás, consiste en traducir a Homero y a Virgilio, yo al<br />
menos no puedo evitar emocionarme…<br />
Es posible que platear una ponencia sobre el "pensamiento", sea el que sea, a través<br />
<strong>de</strong> una visión personal <strong>de</strong> un ejecutado no sea muy convencional. Pero, en primer lugar, no<br />
pretendo presentarme aquí como una autoridad sobre el anarquismo, capaz <strong>de</strong> tratar el<br />
asunto <strong>de</strong> una manera más erudita. Mucho menos como un militante: soy muy aprensivo y,<br />
tratándose con el pensamiento <strong>de</strong>l anarquismo español, resulta difícil evitar una dolorosa<br />
conexión entre la razón y la sangre…<br />
"Escribir en España es llorar", escribió Larra. A ciertos efectos podría <strong>de</strong>cirse, más<br />
sencillamente, "pensar en España es llorar". No digamos ya "pensar en la revolución"…<br />
Mucho se ha hablado —hasta convertirlo en un tópico manido— <strong>de</strong>l carácter anarquista <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> <strong>españoles</strong> y muy poco <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> <strong>españoles</strong>, asunto éste tan diferente,<br />
y en cierto modo tan opuesto. Cuando uno vive prácticamente toda su vida en un mismo<br />
país, la i<strong>de</strong>a que tiene <strong>de</strong> la humanidad tien<strong>de</strong> a parecerse mucho a la que tiene sobre sus<br />
compatriotas. Es comprensible: frente al resto, suele uno percibir en el<strong>los</strong> un rasgo extra <strong>de</strong><br />
humanidad... Con ello en mente y, si se me permite formular <strong>de</strong> forma provisional mi<br />
propia experiencia, yo diría que ese célebre carácter anárquico -ya que no anarquista- ha<br />
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Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
sido y es semillero <strong>de</strong>l fascismo: son precisamente quienes sienten <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí el bullebulle<br />
<strong>de</strong> un carácter ingobernable o incontrolable (el tramposo, el pícaro, el arrimado, el<br />
chorizo, el energúmeno y mala sangre en general), quienes más apego suelen mostrar por<br />
las formas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, quienes más reclaman "mano dura" para el mundo… En cambio, no<br />
soy yo el único que subraya el temple estoico <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong>: y es posible que esa moral<br />
ascética, esa aspiración al autocontrol, al dominio <strong>de</strong> uno mismo, y la confianza en el<br />
propio instinto para respetar a <strong>los</strong> <strong>de</strong>más vayan <strong>de</strong> la mano con la exigencia innegociable <strong>de</strong><br />
libertad.<br />
Pues bien, esas i<strong>de</strong>as libertarias surgidas en espíritus sometidos a un severo<br />
autocontrol han corrido peor suerte que las ocurrencias totalitarias <strong>de</strong> <strong>los</strong> caracteres<br />
anárquicos… Esa me parece una prueba <strong>de</strong> que la subsistencia o extinción <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, a<br />
diferencia <strong>de</strong> las especies animales, no <strong>de</strong>muestra un arbitraje natural sobre su adaptación a<br />
la verdad. La justicia mundana no es ciega con las i<strong>de</strong>as. No triunfan necesariamente las<br />
i<strong>de</strong>as mejor adaptadas a las condiciones <strong>de</strong>l mundo, ni es el mundo el que "elige" las i<strong>de</strong>as<br />
triunfadoras: son las i<strong>de</strong>as triunfadoras las que conforman y construyen el mundo,<br />
convenciéndonos <strong>de</strong> paso <strong>de</strong> que son inevitables.<br />
Las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> <strong>españoles</strong> no han sido afortunadas. Podría <strong>de</strong>cirse con<br />
justicia que, en general, no han tenido siquiera la oportunidad <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>portivamente<br />
superadas por otras más ajustadas a la verdad, sino que han sido históricamente, <strong>de</strong> forma<br />
harto antinatural, reprimidas, perseguidas, pasadas por las armas o estranguladas por el<br />
torniquete. Cuando no se las asesinaba, sencillamente se las olvidaba. No se trata, pues, <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>as superadas, sino <strong>de</strong>rrotadas - y una especie <strong>de</strong> colmo <strong>de</strong> esa <strong>de</strong>rrota es el hecho <strong>de</strong> que<br />
el propio término "anarquía" se haya convertido en sinónimo <strong>de</strong> "caos"…<br />
De poco consuelo pudo servir a Puig Antich saber que, años atrás, en la misma<br />
prisión, otro anarquista había sido juzgado por una corte marcial. Esta vez, como no<br />
pudieron acusarle <strong>de</strong> empuñar una pistola, le cargaron el mochuelo <strong>de</strong> instigar <strong>los</strong><br />
sangrientos acontecimientos <strong>de</strong> la llamada "Semana Trágica" <strong>de</strong> Barcelona. Lo fusilaron a<br />
las pocas horas <strong>de</strong>l juicio, todavía más aprisa que a Salvador. Ese era el fin que tuvo, el 13<br />
<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1909, el llamado "Dreyfuss español", Francisco Ferrer y Guardia, el hombre<br />
que puso en marcha la Escuela Mo<strong>de</strong>rna, pionero <strong>de</strong> la pedagogía racionalista, mixta y<br />
laica. Podría <strong>de</strong>cirse que, como a Sócrates, en realidad lo eliminaron por sus enseñanzas,
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
por sus i<strong>de</strong>as pedagógicas, por su activismo intelectual. Él mismo refiere cómo su mentor<br />
político, Manuel Ruiz Zorrilla, le llamaba "anarquista" cada vez que -cito- "me veía<br />
exponer una solución lógica y, por tanto, radical" 3 .<br />
Si <strong>de</strong> algo se pue<strong>de</strong> acusar a sus i<strong>de</strong>as, como a muchas otras compartidas por la<br />
lógica y el radicalismo anarquista, no es precisamente <strong>de</strong> belicosidad, sino -ya se ha hecho 4 -<br />
<strong>de</strong> ingenuidad. Del carácter <strong>de</strong>l personaje y la integridad <strong>de</strong> sus convicciones pue<strong>de</strong>n dar<br />
una i<strong>de</strong>a estas líneas extraídas <strong>de</strong> su testamento, redactado a la carrera horas antes <strong>de</strong> su<br />
ejecución 5 :<br />
“Protesto ante todo, con toda la energía posible, <strong>de</strong> la situación, por mí inesperada, y <strong>de</strong>l<br />
castigo que se me ha impuesto, <strong>de</strong>clarando que estoy convencidísimo <strong>de</strong> que antes <strong>de</strong> muy<br />
poco tiempo será públicamente reconocida mi inocencia.<br />
Deseo que en ninguna ocasión ni próxima ni lejana, ni por uno ni otro motivo, se<br />
hagan manifestaciones <strong>de</strong> carácter religioso o político ante <strong>los</strong> restos míos, porque<br />
consi<strong>de</strong>ro que el tiempo que se emplea ocupándose <strong>de</strong> <strong>los</strong> muertos sería mejor <strong>de</strong>stinarlo a<br />
mejorar la condición en que viven <strong>los</strong> vivos, teniendo gran necesidad <strong>de</strong> ello casi todos <strong>los</strong><br />
hombres.<br />
En cuanto a mis restos, <strong>de</strong>ploro que no exista horno crematorio en esta ciudad,<br />
como <strong>los</strong> hay en Milán, París y tantas otras, pues habría pedido que en él fueran<br />
incinerados, haciendo votos para que en tiempo no lejano <strong>de</strong>saparezcan <strong>los</strong> cementerios<br />
todos en bien <strong>de</strong> la higiene, siendo reemplazados por hornos crematorios o por otro sistema<br />
que permita mejor aún la rápida <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> <strong>los</strong> cadáveres.<br />
Deseo también que mis amigos hablen poco o nada <strong>de</strong> mí, porque se crean ído<strong>los</strong> cuando se<br />
ensalza a <strong>los</strong> hombres, lo que es un gran mal para el porvenir humano. Solamente <strong>los</strong><br />
hechos, sean <strong>de</strong> quien sean, se han <strong>de</strong> estudiar, ensalzar o vituperar, alabándo<strong>los</strong> para que se<br />
imiten cuando parecen redundar al bien común, o criticándo<strong>los</strong> para que no se repitan si se<br />
consi<strong>de</strong>ran nocivos al bienestar general.”<br />
Como ven, ni siquiera en circunstancias tan terribles pier<strong>de</strong> Ferrer y Guardia<br />
ocasión <strong>de</strong> comportarse como un educador, como un maestro que <strong>de</strong>be dar ejemplo. Ningún<br />
miedo a morir, pero a la vez un vitalismo profundo que es radical enemigo <strong>de</strong> la necrofilia.<br />
Se diría que la vida no se opone a la muerte, sino a la suciedad, y que en ésta hay que ver<br />
una especie <strong>de</strong> imagen freudiana <strong>de</strong> la esclavitud: el bienestar <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres es, pues, la<br />
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Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
cara espiritual <strong>de</strong> su "higiene". "En lo tocante a higiene", escribió Ferrer, "la suciedad<br />
católica domina España" 6 : parece la frase un patriota, pero el patriotismo está proscrito <strong>de</strong><br />
su Escuela Mo<strong>de</strong>rna - la razón y la lógica son incompatibles con las supersticiones y <strong>los</strong><br />
mitos. La fe que se enseña es el valor <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos por encima <strong>de</strong>l mérito y el recuerdo <strong>de</strong><br />
las personas. El <strong>de</strong>stino, tan adverso, sólo ofrecería a <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> esa complicidad:<br />
quizás ese <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> anonimato haya sido el único que les permitiría satisfacer.<br />
En cierto modo, mi mo<strong>de</strong>sto propósito aquí es contrariar ese <strong>de</strong>stino y, <strong>de</strong> paso,<br />
también la última voluntad <strong>de</strong> Francisco Ferrer y Guardia: hacer justicia a una larga<br />
tradición <strong>de</strong> personajes anónimos (a medias por voluntad propia y por el peculiar<br />
darwinismo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r: la fortuna <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as no se juega en un escenario selectivo en el<br />
que sólo sobreviven <strong>los</strong> más po<strong>de</strong>rosos, pero es posible que la <strong>de</strong> <strong>los</strong> i<strong>de</strong>alistas, sí).<br />
Y, ¿por qué <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> y no otros? Admitiré que, <strong>de</strong> manera un poco irónica,<br />
me encuentro interesado en el tema por orgullo nacional. Mi reciente interés se <strong>de</strong>be sobre<br />
todo al hecho <strong>de</strong> que personalida<strong>de</strong>s a quienes la imprevisible marcha <strong>de</strong> las corrientes <strong>de</strong>l<br />
pensamiento conce<strong>de</strong> hoy cierta resonancia internacional, como el lingüista y politólogo<br />
estadouni<strong>de</strong>nse Noam Chomsky o el lí<strong>de</strong>r agrario francés José Bové, admiten francamente<br />
la influencia <strong>de</strong>l "anarquismo español" en sus i<strong>de</strong>as. Muy posiblemente el drama <strong>de</strong> la<br />
Guerra Civil está <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ese contagio: es probable que Bové trabase contacto con <strong>los</strong><br />
exiliados <strong>anarquistas</strong> <strong>de</strong> Toulouse, y que Chomsky escuchase historias <strong>de</strong> revolución social<br />
y colectivida<strong>de</strong>s agrarias <strong>de</strong> boca <strong>de</strong> brigadistas norteamericanos retornados <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota.<br />
En cualquier caso, sería difícil, si no imposible, buscar otras influencias españolas en<br />
personajes educados en culturas hegemónicas como la estadouni<strong>de</strong>nse y la francesa y con<br />
una proyección mundial comparable a la <strong>de</strong> <strong>los</strong> mencionados. Y, sin embargo, ¿quién sabe<br />
algo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> <strong>españoles</strong>? Quiero <strong>de</strong>cir: ¿quién sabe algo - aparte <strong>de</strong> las viejas y<br />
nuevas historias <strong>de</strong> asesinatos y ejecuciones?<br />
Hubo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, nombradas personalida<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>jaron contaminar en algún<br />
grado por el anarquismo, o coquetearon en algún momento con sus i<strong>de</strong>as, como Rusiñol,<br />
Benavente, Gómez <strong>de</strong> la Serna, Blasco Ibáñez, Eduardo Marquina, Azorín o el propio<br />
Unamuno. Pero <strong>los</strong> verda<strong>de</strong>ros personajes <strong>de</strong> la historia que les cuento no son fáciles <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntificar: lo que les caracteriza precisamente es que cuesta trabajo ponerles nombre<br />
propio…
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
En las "Palabras preliminares" a su estudio titulado Musa Libertaria. Arte,<br />
literatura y vida cultural <strong>de</strong>l anarquismo español (1880-1913) 7 , escribe Lily Litvak:<br />
"Muchos libros se han escrito sobre escritores y artistas famosos cuyo nombre aún perdura.<br />
Muy pocos sobre <strong>los</strong> que yacen perdidos o en el anonimato. Este libro quiere ser uno <strong>de</strong><br />
esos pocos. En él me propongo estudiar las manifestaciones culturales, artísticas y literarias<br />
<strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> hombres, en su mayoría olvidados y hasta <strong>de</strong>sconocidos, que se enfrentaron<br />
a la sociedad en que vivieron, haciendo <strong>de</strong>l arte y la literatura armas revolucionarias para<br />
lograr la sociedad perfecta; aquélla basada en la paz, la libertad, el bienestar, la igualdad, la<br />
felicidad…"<br />
El paciente trabajo <strong>de</strong> Litvak nos permite escuchar un buen número <strong>de</strong> esos<br />
nombres, que parecen extraídos <strong>de</strong> alguna novela <strong>de</strong> Eduardo Mendoza: Tarrida <strong>de</strong>l<br />
Mármol, Teobaldo Nieva, Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, Enrique Lluria, Fermín<br />
Salvochea, José Llunas. Otros se ocultan bajo pseudónimos (Soledad Gustavo, Fe<strong>de</strong>rico<br />
Urales) o, sencillamente, se niegan a firmar. Eran biólogos, sociólogos, pedagogos,<br />
maestros o simples empleados que, colocando a la naturaleza en el centro <strong>de</strong> su discurso,<br />
asumían como un sacerdocio el imperativo fáustico <strong>de</strong> combinar el pensamiento y la<br />
acción: "En vez <strong>de</strong> encerrarnos en torres <strong>de</strong> marfil, hagamos navegar nuestra barca <strong>de</strong><br />
ensueño por la vida tumultuosa y sin límites. La belleza durable no es más que un producto<br />
<strong>de</strong> la inteligente sinceridad", escribió Manuel Ugarte, aventajado lector <strong>de</strong> Horacio,<br />
formulando quizá la poética anarquista 8 ...<br />
Con todo, más que <strong>de</strong> personajes individuales, éste y otros trabajos sobre el<br />
anarquismo nos <strong>de</strong>jan la sensación <strong>de</strong> que su historia es la <strong>de</strong> un peculiar personaje<br />
colectivo. Por si quedaba alguna duda, en su obra <strong>de</strong> referencia La i<strong>de</strong>ología política <strong>de</strong>l<br />
anarquismo español (1868-1910) 9 , el profesor José Álvarez Junco habla <strong>de</strong> la anarquista<br />
como <strong>de</strong> una "i<strong>de</strong>ología anónima" 10 . A la postre, más que <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ología prefiere hablar,<br />
efectivamente, <strong>de</strong> una "mentalidad colectiva (…) en la que (…) adquieren mayor<br />
importancia las i<strong>de</strong>as en sí, probablemente no por su profundidad e innovación, sino por ser<br />
compartidas por un amplio sector social".<br />
Bien, <strong>los</strong> mejores en cada oficio suelen ser <strong>los</strong> que sólo se <strong>de</strong>dican a eso, <strong>los</strong><br />
profesionales. Pero <strong>los</strong> anónimos creadores <strong>anarquistas</strong> no vivían <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as. Para bien o<br />
para mal, eran trabajadores, "proletarios", siempre tenían otra cosa que hacer… Es natural<br />
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Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
entonces que sus i<strong>de</strong>as sobre el arte tuvieran la autopoiesis como piedra angular (o sea, "la<br />
suprema obra artística es el hombre mismo" 11 ) y sobre ese rasero crítico reclamen juicio sus<br />
obras. Litvak dice que <strong>los</strong> personajes <strong>de</strong> sus narraciones no eran precisamente mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong><br />
complejidad, sino que encarnaban "i<strong>de</strong>as abstractas en imágenes y símbo<strong>los</strong>" 12 , estereotipos<br />
maniqueos al servicio <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada fórmula retórica. Pero esa fórmula coinci<strong>de</strong> a fin<br />
<strong>de</strong> cuentas, como en su día revelaron sus propios editores, con el Libro <strong>de</strong> Estilo <strong>de</strong> The<br />
Economist: a saber, "simplifica, luego exagera"… No sería difícil encontrar otros<br />
planteamientos parecidos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el arte oratorio <strong>de</strong> Goebbels a <strong>los</strong> personajes troquelados<br />
por <strong>los</strong> guionistas <strong>de</strong> Hollywood: no son <strong>los</strong> recursos, pues, lo que se invita a juzgar, sino -<br />
y <strong>de</strong> eso trata este congreso- el compromiso ético a cuyo servicio se ponen esa retórica y<br />
esos recursos.<br />
Esta que he enunciado podría ser la teoría <strong>de</strong>l arte anarquista, si no fuera porque el<br />
antidogmatismo precedía y condicionaba cualquier teoría: "doctrina informal", la empieza<br />
llamando Álvarez Junco 13 . Luego, subraya su "escasa rigi<strong>de</strong>z doctrinal" para terminar<br />
corrigiendo <strong>de</strong> nuevo su punto <strong>de</strong> vista inicial: el anarquismo no es "una doctrina, sino una<br />
actitud" 14 . Escarmentados por el presente, <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> ponían su fe en el futuro.<br />
Hablemos <strong>de</strong> "ismos": a través <strong>de</strong>l naturismo y el higienismo, el ecologismo en España<br />
<strong>de</strong>be al anarquismo su remota vanguardia. También el feminismo: siento un placer especial<br />
al pronunciar aquí <strong>los</strong> nombres <strong>de</strong> nuestras bisabuelas, el <strong>de</strong> Guillermina Rojas, que<br />
(a<strong>de</strong>lantándose un siglo a sus congéneres suecas) ya en <strong>los</strong> años 70 <strong>de</strong>l siglo XIX<br />
<strong>de</strong>nunciaba la institución matrimonial y <strong>de</strong>fendía el amor libre, o el <strong>de</strong> Teresa Claramunt,<br />
que criticaba la tibieza <strong>de</strong> <strong>los</strong> socialistas respecto a la situación <strong>de</strong> la mujer - en 1905.<br />
Sí, todo esto en la pacata España <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l XIX y principios <strong>de</strong> XX: <strong>de</strong>l mismo modo<br />
que Francisco Ferrer bautizó su proyecto pedagógico con el adjetivo <strong>de</strong> "mo<strong>de</strong>rno",<br />
conforme al precepto rimbaldiano <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> se esforzaban por ser "absolutamente<br />
mo<strong>de</strong>rnos". Fueron pioneros en la explotación didáctica <strong>de</strong>l teatro, que mucho más tar<strong>de</strong><br />
daría fama a Fe<strong>de</strong>rico García Lorca, o en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l mundo marginal, <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>de</strong>lincuentes y "extranjeros" como Mersault o Heinz Chez… Propagaban con fervor <strong>los</strong><br />
avances científicos <strong>de</strong> su tiempo: no sería falso afirmar que fueron el<strong>los</strong> quienes <strong>de</strong> un<br />
modo más radical se empeñaron en arrancar a España <strong>de</strong>l oscurantismo medieval y<br />
trasladarla <strong>de</strong> una vez por todas a la mo<strong>de</strong>rnidad. Si <strong>de</strong> algo se les pue<strong>de</strong> acusar en esto era
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
<strong>de</strong> precocidad: el mío es un país que se las apaña solo para <strong>de</strong>shacerse siempre <strong>de</strong> sus<br />
mejores productos, lo mismo da que sean naranjas o cerebros. Las fuerzas que se le oponían<br />
se han resistido hasta -como trataré <strong>de</strong> ilustrar al final <strong>de</strong> esta exposición- ayer mismo…<br />
A pesar <strong>de</strong> su mo<strong>de</strong>rnidad exacerbada, <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> no ignoraban la historia y algunas <strong>de</strong><br />
sus batallas tendían insólitos puentes entre la tradición y la vanguardia. Podría <strong>de</strong>cirse<br />
incluso que al abrazar viejas, rancias virtu<strong>de</strong>s como la integridad, la dignidad, el espíritu <strong>de</strong><br />
sacrificio o la solidaridad, exhibían un compromiso si no con las virtu<strong>de</strong>s reales <strong>de</strong>l pasado,<br />
sí con sus virtu<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>ales… No es <strong>de</strong> extrañar, pues, que una visión política como el<br />
iberismo, enraizada en las utopías medievales que <strong>de</strong>scribiera Américo Castro y puesta al<br />
día en ropajes (para España) tan postmo<strong>de</strong>rnos como el fe<strong>de</strong>ralismo, haya sido <strong>de</strong>fendida<br />
casi en exclusiva por <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> e incorporada como una I latina a las siglas <strong>de</strong> la FAI,<br />
la Fe<strong>de</strong>ración Anarquista Ibérica - o las <strong>de</strong>l MIL…<br />
Gente capaz <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Lucrecio y <strong>de</strong> Séneca, <strong>de</strong> Helvetius, Voltaire o Di<strong>de</strong>rot,<br />
<strong>de</strong> Nietzsche, <strong>de</strong> Tolstoy o <strong>de</strong> Darwin (¡y <strong>de</strong> estrellarse con el<strong>los</strong>!), <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> sólo han<br />
puesto, tradicionalmente, una condición a sus lecturas: que sus autores fuesen rebel<strong>de</strong>s. Las<br />
historias <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> sus autores favoritos son trágicas… Puestos a resumir su<br />
epistemología, podría <strong>de</strong>cirse que <strong>los</strong> <strong>anarquistas</strong> han <strong>de</strong>fendido siempre la rebeldía como<br />
método <strong>de</strong> conocimiento: dicho <strong>de</strong> otro modo, la voluntad <strong>de</strong> <strong>de</strong>senmascarar a las "i<strong>de</strong>as<br />
triunfadoras" y su pretensión <strong>de</strong> ser ineludibles. Tal vez lo que aúne, en su disparidad, todas<br />
las viejas y nuevas i<strong>de</strong>as <strong>anarquistas</strong>, sea el pensamiento a la contra, la invitación a <strong>de</strong>sapren<strong>de</strong>r<br />
para comenzar <strong>de</strong> nuevo: Contra el hombre es el título <strong>de</strong> un conocido (hasta<br />
cierto punto) opúsculo <strong>de</strong> Agustín García Calvo, posiblemente el menos anónimo <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
ácratas <strong>españoles</strong> contemporáneos…. Y bien, ¿quién pue<strong>de</strong> escribir semejante libelo<br />
antihumanista? Respuesta: un humanista. Un profesional <strong>de</strong> la afición tardía <strong>de</strong> Puig<br />
Antich, un latinista. (Veamos: patriotismo antipatriota, humanismo antihumanista…<br />
Despotricar <strong>de</strong> lo que uno ama: ¿no estará en esa contradicción vivida intensamente la<br />
naturaleza emocional <strong>de</strong> la rebeldía?)<br />
García Calvo representa algo así como la contracultura en la alta cultura: acaban <strong>de</strong><br />
publicarse sus memorias que, como no podía ser menos, llevan el subtítulo <strong>de</strong><br />
"Contranovela". Se trata <strong>de</strong> un raro ácrata que ha conseguido un oficio respetable y el<br />
reconocimiento en su oficio. Pero lo que probablemente le diera mayor popularidad fue el<br />
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11<br />
Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
hecho <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>puesto <strong>de</strong> su cátedra, junto a López Aranguren y Tierno Galván, durante el<br />
cutre otoño <strong>de</strong>l franquismo. Depuesto y exiliado, sí - pero al menos, no asesinado… Y ,<br />
pasado el tiempo, repuesto.<br />
Hasta su reciente jubilación, compartí con él durante algunos años la -como dicen<br />
en México- membresía <strong>de</strong>l Departamento <strong>de</strong> Filología Latina <strong>de</strong> la Universidad<br />
Complutense: y digo la membresía porque poco más podía compartirse con él; dudo mucho<br />
que haya tenido siquiera noticia en ese tiempo <strong>de</strong> mi presencia allí - siempre era difícil<br />
verle y, cuando lo veías, era difícil que él te viera a ti…<br />
Por esta y otras razones, García Calvo aña<strong>de</strong> una nueva nota a la caracteriología<br />
anarquista: la excentricidad. El suyo es un llamativo caso <strong>de</strong> autopoiesis. El profesor<br />
Álvarez Junco sugiere 15 la posibilidad <strong>de</strong> que haya en el anarquismo dos corrientes morales<br />
contrapuestas, y pue<strong>de</strong> que Agustín García Calvo tenga la suya propia. Como su retrato<br />
<strong>de</strong>be ir en trazos gruesos, <strong>de</strong> su personalidad diré que tiene una relación más cínica que<br />
estoica con las tentaciones <strong>de</strong> la sociedad… Pero aunque a veces, con su singular presencia,<br />
haya aparecido con aspecto <strong>de</strong> un Diógenes pidiendo para pagar el alquiler <strong>de</strong> su barril, me<br />
atrevo yo a pedir que se le tome en serio: le redimen su trabajo y sus i<strong>de</strong>as. Este zamorano<br />
militante tiene el mérito <strong>de</strong> añadir a sus estudios memorables sobre el modo verbal latino o<br />
la prosa rítmica la <strong>de</strong>nuncia incansable <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> la automoción, el virus <strong>de</strong>l<br />
papanatismo y la pedantería o la absurda creencia <strong>de</strong> que "el po<strong>de</strong>r tiene razones que la<br />
razón no compren<strong>de</strong>"… Es el típico aguafiestas inteligente. Original y apasionado<br />
estudioso <strong>de</strong>l lenguaje, ha llevado su rebeldía intelectual hasta la mismísima ortografía.<br />
Aunque pueda pasar <strong>de</strong>sapercibido para el gran público, publica mucho. Por coinci<strong>de</strong>ncias<br />
<strong>de</strong> funciones y sin ánimo <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r a ninguno, yo diría que García Calvo es nuestra<br />
versión castiza <strong>de</strong> Chomsky - mutatis mutandis.<br />
Concluyo. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l olvido, <strong>de</strong>l tamo histórico que se acumula sobre las i<strong>de</strong>as<br />
<strong>de</strong>rrotadas <strong>de</strong> esa gente precoz, ingenua, excéntrica y a veces suicida, en el caso español un<br />
plus <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio y <strong>de</strong>smemoria se aña<strong>de</strong> por <strong>de</strong>cisión facultativa: me refiero a esa<br />
auténtica damnatio memoriae que supuso la célebre Transición a la <strong>de</strong>mocracia. Se<br />
compren<strong>de</strong>rá con un ejemplo más <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sgracias <strong>de</strong> <strong>los</strong> per<strong>de</strong>dores.<br />
Más tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquella noche <strong>de</strong> julio <strong>de</strong>l 74, pue<strong>de</strong> que diez o doce años tar<strong>de</strong>, me<br />
encontraba en Toledo y, por casualidad, me entero <strong>de</strong> que está abierta al público una
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
exposición que, con un adjetivo provisional, po<strong>de</strong>mos llamar singular: se exponen<br />
instrumentos <strong>de</strong> tortura <strong>de</strong> la Inquisición. ¿No sería más a<strong>de</strong>cuado calificarla <strong>de</strong> histórica?<br />
La organización corre a cargo <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Cultura socialista y suena a ajuste <strong>de</strong><br />
cuentas con la España Imperial: es una gran noticia. La <strong>de</strong>mocracia parece dispuesta a<br />
airear <strong>los</strong> trapos sucios, por lo menos <strong>los</strong> <strong>de</strong> algunos sig<strong>los</strong> atrás... El lugar y la ocasión me<br />
parecen perfectos (algo une tétricamente a Toledo con la Limpieza <strong>de</strong> Sangre y la<br />
Inquisición), así que vuelo. Está instalada en un viejo palacete recién restaurado, <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
muchos que están siendo rehabilitados en la ciudad, y la visita es guiada. Por grupos y en<br />
buen or<strong>de</strong>n, circulamos por salas encaladas, entre formas <strong>de</strong>l tormento convenientemente<br />
etiquetadas adornando las pare<strong>de</strong>s y <strong>los</strong> rincones. Jaulas, potros, arneses, yugos, varas,<br />
cucañas <strong>de</strong> empalar, látigos, aros <strong>de</strong> metal. Todo lo miramos con curiosidad <strong>de</strong>sinhibida: es<br />
la historia <strong>de</strong> nuestro país. Un guía nos ilustra muy profesional sobre <strong>de</strong>talles funcionales:<br />
agarra con confianza <strong>los</strong> grilletes para explicarnos cómo se cerraban en las muñecas y <strong>los</strong><br />
tobil<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> prisioneros y, ocasionalmente, con i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> romper el hielo que cristaliza<br />
rápidamente tras sus explicaciones, aña<strong>de</strong> un comentario humorístico. Los visitantes<br />
sonríen aliviados. A pesar <strong>de</strong> su juventud, está claro que el hombre conoce su oficio.<br />
Lo mejor llega ya al final <strong>de</strong>l recorrido, cuando entramos en un pequeño habitáculo<br />
que aloja, solitario, un garrote vil. Es la primera vez que yo veo uno <strong>de</strong> verdad.<br />
Inevitablemente me acuerdo <strong>de</strong> Puig Antich y, a remolque, <strong>de</strong> Heinz Chez. Confío en que el<br />
guía haga una mención, por respeto, pero el guía no pue<strong>de</strong> ser más escueto: "Esto es un<br />
garrote vil, un instrumento <strong>de</strong> tortura medieval", dice. Y se acabó. Todo el mundo se queda<br />
callado y asintiendo muy serios con la cabeza. Yo me quedo mudo también, pero <strong>de</strong><br />
asombro. ¿Es posible que ninguno se acuer<strong>de</strong>? Me entran ganas <strong>de</strong> protestar: "¡El garrote<br />
vil no era un instrumento <strong>de</strong> tortura, sino <strong>de</strong> ejecución!"<br />
Pero, ¿para qué? ¿Quién se acuerda <strong>de</strong>l garrote vil, quién quiere acordarse? Ese<br />
sillón <strong>de</strong> <strong>de</strong>snucar, efectivamente, ni siquiera parece un aparato contemporáneo: es<br />
precisamente su extemporaneidad lo que lo vuelve más brutal. Mi paisano Basilio Martín<br />
Patino nos ha enseñado a verlo: la intemperie, la rusticidad, la falta <strong>de</strong> asepsia, la cercanía<br />
<strong>de</strong>l verdugo, arremangado, echando el bofe encima <strong>de</strong> la nuca que quiere romper, la<br />
perversidad <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una ejecución así ... ¡Basta escuchar su nombre, garrote vil, para<br />
per<strong>de</strong>rse en el tiempo!<br />
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Juan Luis Con<strong>de</strong><br />
Así que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, me pregunto: ¿y si el guía tenía razón? Por lo menos en<br />
parte… ¿Y si aquello era la Edad Media? Aceptémoslo: digan lo que digan <strong>los</strong> libros <strong>de</strong><br />
texto, la Edad Media ha durado en España, por lo menos, hasta 1974 - el año en que<br />
ejecutan al último anarquista.<br />
Quizá por eso, pienso ahora, durante aquel primer viaje al extranjero era tan real la<br />
sensación <strong>de</strong> recorrer, más que kilómetros, sig<strong>los</strong>. Igual <strong>de</strong> real e intensa que, al pasar la<br />
frontera, el alivio <strong>de</strong> la liberación (a punto estaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir "exhumación"). No era para<br />
menos: estaba saliendo <strong>de</strong>l pasado. Sí, aunque cueste creerlo, por primera vez en mi vida<br />
estaba en el presente.
<strong>Historias</strong> <strong>de</strong> per<strong>de</strong>dores<br />
1<br />
Ediciones Península, Barcelona 2001.<br />
2<br />
P. 150.<br />
3<br />
La Escuela Mo<strong>de</strong>rna, ZERO, Bilbao 1976, p. 13.<br />
4<br />
Fernán<strong>de</strong>z Alonso, R., "Ferrer i Guàrdia: la ingenuidad <strong>de</strong> un viaje platónico", Revista Interuniversitaria <strong>de</strong><br />
Formación <strong>de</strong>l Profesorado, 19 (1994), pp. 161-168.<br />
5<br />
El texto completo pue<strong>de</strong> consultarse en la página <strong>de</strong> la Fundació Ferrer i Guàrdia:<br />
http://www.laic.org/cat/fig/testament/testament2.htm.<br />
6<br />
Op.cit., p. 51.<br />
7<br />
Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid 2001.<br />
8 Íbid., p. 295.<br />
9 Siglo XXI, Madrid 1991.<br />
10 Íbid., p. 8.<br />
11 Litvak, L., op. cit., p. 322.<br />
12 Íbid., p. 84.<br />
13 Op. cit., p. 9.<br />
14 Íbid., p. 10.<br />
15 Íbid., p. 124.<br />
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