HEALTHCAST 2020 SIN ENCADENAR.indd - Ribera Salud
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44<br />
PricewaterhouseCoopers<br />
Atención sanitaria y medicamentos<br />
personalizados que se amoldan a la<br />
genética y necesidades culturales de los<br />
pacientes.<br />
Al mismo tiempo que el sector sanitario se<br />
globaliza de forma imparable, paradójicamente,<br />
la atención sanitaria será cada vez más<br />
personalizada. La farmacogenómica está<br />
cambiando la investigación sobre los<br />
fármacos, su desarrollo, su comercialización<br />
y su prescripción. El tratamiento ya no estará<br />
basado en los síntomas del paciente, sino en la<br />
genética del mismo. Mediante la identificación de<br />
marcadores genéticos asociados a condiciones<br />
específicas, los científicos esperan encontrar<br />
dianas terapéuticas para fármacos o terapias que<br />
curen las enfermedades, no que simplemente<br />
alivien los síntomas. “La emergente disciplina<br />
de la farmacogenómica puede proporcionar la<br />
oportunidad para que la industria farmacéutica<br />
y los médicos desarrollen tratamientos más<br />
efectivos para los pacientes, lográndose así<br />
un desarrollo más eficiente en cuanto a costes<br />
y producción. A través de los avances en el<br />
conocimiento de las enfermedades humanas,<br />
entendiendo y usando la farmacogenómica<br />
para seleccionar los objetivos, la investigación<br />
en este campo tiene el potencial de aumentar<br />
el número de objetivos de 500 a 5.000”, afirma<br />
Denny Van Liew, director gerente del Grupo de<br />
Gestión Estratégica de Pfizer Global Research and<br />
Development, que tiene en estos momentos 430<br />
proyectos en marcha.<br />
La farmacogenómica conllevará notables<br />
consecuencias para los proveedores sanitarios.<br />
“Estamos empezando a reconocer grupos étnicos<br />
que responden de forma distinta a los mismos<br />
fármacos”, dice Herbert Pardes, del Hospital<br />
Presbiteriano de Nueva York. “Aún existiendo<br />
soluciones globales, siempre necesitaremos<br />
distintas aproximaciones en lugares diferentes”.<br />
Por ejemplo, el Hospital Presbiteriano de Nueva<br />
York gasta anualmente 2 millones de dólares en<br />
servicios de intérpretes para pacientes.<br />
Valorar el impacto de la tecnología<br />
sobre la productividad y la longevidad<br />
¿Se puede poner precio a la salud? Los costes<br />
sanitarios crecen, pero la esperanza de vida<br />
también. Cuantificar la relación coste-beneficio<br />
es difícil pero posible. Por ejemplo, el profesor de<br />
Economía de Harvard David Cutler ha concluido<br />
que el cambio tecnológico introducido para<br />
combatir los infartos de miocardio, el bajo peso<br />
en recién nacidos, las depresiones y las cataratas<br />
ha producido beneficios muy superiores al<br />
coste asociado a su tratamiento 47 . El gasto en<br />
enfermedades cardíacas supone el 10% del gasto<br />
total en salud, pero la tasa de mortalidad ha ido<br />
descendiendo en los países de la OCDE desde<br />
1970.<br />
El doctor Robert Galvin, director mundial de<br />
salud de General Electric Healthcare, constata<br />
que “Sustituir el enfoque de contención del<br />
gasto por el de creación de valor, supone un<br />
cambio realmente profundo. La persecución<br />
sin tregua de la reducción de costes como<br />
objetivo primordial de la gestión sanitaria no es<br />
sostenible a la larga, pues ha sido rechazada<br />
por profesionales, pacientes y por la mayoría del<br />
público. Comprar Valor significa estar dispuesto<br />
a invertir en innovaciones costosas pero<br />
significativas, mientras se rechazan otras cuya<br />
aportación a la calidad y la eficiencia es nula”._<br />
Aun así, el nivel de inversión siempre provoca<br />
polémica. Por ejemplo, los desfibriladores,<br />
que han sido comparados a los airbags de los<br />
coches, son sistemas de seguridad que están<br />
siendo implantados en cardiópatas a más de<br />
20.000 dólares por pieza. “La resistencia de<br />
los financiadores sanitarios a las innovaciones<br />
tecnológicas es simplemente increíble”, asevera<br />
Dennis Hogg, consejero delegado del Epworth<br />
Hospital en Victoria, Australia. “Efectivamente, la<br />
cirugía invasiva tradicional es más barata, pero<br />
tiene un coste más alto para el empresario y la<br />
comunidad dado que el individuo no puede volver<br />
a su actividad normal con la misma rapidez”. Sin<br />
embargo, el financiador sanitario contesta de<br />
forma muy directa: “Bueno, ése no es nuestro<br />
problema; nosotros no financiamos el bienestar de<br />
la comunidad”.