BOLETíN INFORMATIVO

Boletín informativo UNIMA MÉXICO
Una experiencia en la campiña hidalguense.
Cuando reflexionamos sobre las residencias artísticas a instancia de Elvia y César de Baúl Teatro a
consecuencia de un viaje hecho por ellos a Xalapa nos interrogamos sobre qué debería ser una residencia
artística, qué es lo que han sido hasta ahora y qué no son y resolvimos que ¡son un misterio!. En algunos
casos entendidas como intercambios, otras como convivencias, algunas mas como cursos, unas como
asesorías, varias como talleres, según -­‐creemos nosotros-­‐ dependiendo de la necesidad propia de cada
grupo que vé en las residencias una posibilidad de crecimiento.Y en efecto son una posibilidad de
crecimiento de quién recibe y de quién se aloja porque indudablemente nos confronta a ambos grupos con
lo que sabemos, con nuestra historia personal y profesional, nos responsabiliza de nuestro conocimiento y
desconocimiento, con las preferencias gastronómicas afines y discordantes, es un encuentro sincrético
sadomasoquista por el dolor que provoca el cambio así como el placer del conocimiento y las largas
charlas en donde nos acercamos como seres humanos sensibles, creativos y apasionados.
Uno de los problemas que hemos encontrado al no ponerles costo a las residencias es el que algunos
compañeros las menosprecien pensando que es una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo o que por no
costar no valen y entonces pueden escatimar el tiempo de la residencia al menor indispensable y no al
máximo posible -­‐ o peor aún-­‐ si me la regalan, ¿qué compromiso adquiero? ¿cómo me la van a cobrar
después?, ¡qué pena! Ir a meterme a una casa de unos que ni conozco, que además son titiriteros ¿quién
sabe qué mañas tendrán?, ¿y si no congeniamos? o ¿ estos qué me van a enseñar a mí? ¡si están igual de
pendejos que yo! En fin, una serie de atavismos reductos de nuestro origen autodidacta y del deseo más
profundo e inconsciente de eliminar a la competencia.
A la izquierda Lourdes Miramontes en su taller
trabajando con Larraitz de la Charada de
Guatemala y a la derecha Jorge Vega y Ramón
Perea durane la residencia artística en Hidalgo