septiembre 7
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<strong>septiembre</strong><br />
2012<br />
No.<br />
7<br />
El Centro Cubano de la UNIMA estuvo en Camagüey. El foro El mundo del títere<br />
cubano al paso de 50 años, desarrollado en la oficina de gestión cultural del<br />
historiador de la ciudad, continuó el trabajo comenzado en 2010, precisamente<br />
en la cita nacional de nuestras tablas y que tuvo su consecución en 2011,<br />
durante el 14 Festival Internacional de Teatro de La Habana, además de otras<br />
acciones generadas por los propios miembros de UNIMA Cuba por toda la isla.<br />
Nuestro boletín de <strong>septiembre</strong> propone un dossier con algunas de las<br />
ponencias presentadas en tierras agramontinas, más un artículo de la<br />
teatróloga Marilyn Garbey, escrito especialmente para nuestra publicación<br />
digital. Conforman el cuerpo de Pelusín el mensajero otros materiales de<br />
interés para miembros e interesados en el arte titeril. Como siempre les<br />
repetimos: un boletín se hace con las informaciones enviadas por ustedes, con<br />
la vitalidad de sus incursiones en el panorama cultural titiritero de nuestro<br />
país. Camino de la celebración aquí del Consejo Internacional de UNIMA, en<br />
abril de 2014, cualquier actividad que generemos los juglares nacionales, irá a<br />
engrosar el historial de nuestras faenas sirviendo a una profesión maravillosa<br />
y antigua, dueña de secretos y misterios que la mantienen viva y necesaria en el<br />
siglo XXI, tan lozana como el rostro inocente de un niño o una niña ¡Buena<br />
lectura!<br />
El Secretario General
Índice, índice…<br />
DOSSIER 14 Festival Nacional de Teatro de Camagüey<br />
Fórum UNIMA El mundo del títere cubano al paso de 50 años<br />
Teatro de títeres, una herramienta para embellecer el mundo en que vivimos.<br />
Por Marilyn Garbey<br />
La niña que fui no me deja en paz.<br />
Por María Laura Germán<br />
Observaciones propias y razones un tanto lúcidas sobre el peregrinar de esta<br />
faena en la escena titiritera cubana.<br />
Por René Fernández<br />
Los retablos y un espejo de papel.<br />
Por Norge Espinosa<br />
Sección DIÁLOGOS<br />
Nos gusta la perfección, entrevista a Malawy Capote.<br />
Por José Luis Estrada Betancourt<br />
Sección ESTRENOS<br />
Teatro de Muñecos Okantomí y las luciérnagas.<br />
Sección NOTICIAS DE TÍTERES<br />
Noticias, informaciones, estrenos y eventos de todo el país<br />
AL CIERRE<br />
Alegría también saluda a Cachita en su 400 aniversario
Teatro de títeres, una herramienta para embellecer el mundo en<br />
que vivimos<br />
(Recorrido por el teatro de títeres visto en el 14 Festival Nacional de Teatro de<br />
Camagüey)<br />
Por Marilyn Garbey<br />
Hacer teatro para niños es un acto de fe en el futuro. Es una tarea<br />
quijotesca, tanto como la de enfrentar a los molinos de viento, porque<br />
en los albores del siglo XXI se han resquebrajado los que parecían<br />
sólidos cimientos de nuestra civilización. Proliferan las guerras con su<br />
carga mortífera. El hambre y la miseria truncan la existencia con harta<br />
frecuencia. Se agotan, aceleradamente, recursos necesarios para la<br />
vida. ¿Por qué, entonces, hacer teatro para niños? Bastaría la frase<br />
del hombre de La Edad de Oro: porque son la esperanza del mundo.<br />
Y es un deber contribuir a la creación de un mundo mejor para ellos.<br />
Recién concluyó el Festival del Teatro Cubano, un evento donde el<br />
teatro para niños se ha ganado un sitio de privilegio en virtud del<br />
talento y la consagración de sus mejores exponentes. Soplan vientos<br />
a favor de organizar un festival para reunir a los cultores de esta zona<br />
del teatro. Como me parece que no son tiempos de exclusiones,<br />
alerto sobre la brecha que podría abrirse entre el teatro para niños y el teatro para adultos, sobre la<br />
posibilidad de perder espacios en el concierto del teatro cubano cuando se han conquistado a golpe<br />
de trabajo y esfuerzos.<br />
Una vez apagadas las luces de la fiesta, de vuelta a la cotidianidad, surgen las preguntas,<br />
necesarias para repasar lo vivido y abrir ventanas hacia el mañana. En Camagüey, el teatro para<br />
niños fue acogido por una elevada cifra de espectadores que aplaudieron sus propuestas. De las<br />
diez agrupaciones que intervinieron en la muestra, nueve eligieron el títere como medio expresivo.<br />
Tan solo Narices, el bellísimo espectáculo de Teatro Tuyo, situó al actor en el centro de su puesta en<br />
escena.<br />
¿Podría juzgarse al teatro para niños de Cuba a partir de la muestra presentada en Camagüey?<br />
¿Cuáles son los temas propuestos a los niños de la Cuba de hoy? ¿Qué herramientas se eligen para<br />
narrarlos? ¿Quiénes hacen el teatro para niños? ¿Por qué el títere es el protagonista?<br />
Andando por el teatro<br />
Teatro La Comarca debutó en la lid, tras apenas dos años de fundado, con un montaje concebido<br />
para la técnica de sombra. Hermoso, sencillo, bien pensado; es un espectáculo silente, al estilo de
las películas que se rodaban en el surgimiento del cine. Andando x la sombrita es un viaje iniciático<br />
que exige activa participación de los espectadores y los actores que propician el juego. Exige de los<br />
titiriteros el conocimiento de la técnica y la precisión en el desplazamiento por el escenario para<br />
crear las imágenes que ya han generado grandes expectativas por el porvenir del laborioso<br />
colectivo.<br />
Los Cuenteros, ahora bajo la conducción de una de<br />
sus actrices emblemáticas, Malawy Capote,<br />
emprende un nuevo camino. Blancanieves,<br />
versionada para el teatro de figuras por Esther<br />
Suárez, es depositaria de la experiencia titiritera del<br />
grupo, que ahora incorpora la presencia de los<br />
actores, quienes deberán alcanzar el virtuosismo<br />
logrado con los títeres. Música rememorando<br />
aquellos ritmos que deleitaron en la adolescencia a<br />
quienes desandamos por la cuarta década de vida y<br />
un diseño escénico muy diferente al que<br />
habitualmente escogían para sus montajes,<br />
distinguen a lo presentado en Camagüey. Teatro Alas<br />
Canción para estar contigo, del Teatro de las Estaciones, va en busca del teatro total y<br />
coherentemente articula el discurso escénico: actores y títeres, música y poesía, teatro y danza,<br />
artes plásticas y cine, para representar las profundas conexiones espirituales entre una niña y su<br />
abuela. El rol protagónico de Bárbara LLanes- devenida en actriz, autora de la música- recupera la<br />
tradición del teatro de títeres de invitar a colaborar a artistas de otras manifestaciones.<br />
El Teatro de Títeres Retablos presentó El ruiseñor, un unipersonal de Christian Medina, con una<br />
mesa como retablo, y una gran cuota de imaginación para contar un viejo cuento como si recién lo<br />
hubiera escrito Andersen. Despliegues de técnicas esgrimidas con precisión, a la luz de un bombillo<br />
incandescente que crea una atmósfera sugestiva, ideal para escuchar cuentos. La belleza del<br />
espectáculo radica en la cualidad artesanal de los muñecos, en la presencia fecunda del titiritero, en<br />
su manera del proponerle al espectador el juego del teatro.<br />
Historias con sombrillas, de Teatro Pálpito, es otro fruto del dueto Maikel Chávez como dramaturgo y<br />
Ariel Bouza como director. Títeres y actores invaden la escena para contar, al amparo de las<br />
sombrillas, las peripecias de siete ancianos en un viaje al mercado, que concluye en un teatro<br />
abandonado; y los avatares del joven Tiarko para salvar a su abuelo de la muerte. Un juego de luces<br />
y colores sirve para caracterizar a los personajes de la ficción, con el aporte creativo de los actores,<br />
a partir del texto de Maykel Chávez.<br />
Teatro Alas fue otro de los que llegaron a la cita del teatro cubano por primera vez, con el ímpetu de<br />
sus jóvenes intérpretes. La Historia de una media naranja, texto del poeta Nelson Simón, narra los<br />
avatares de la protagonista para encontrar el amor, salpicados de fresco humor, a partir del desfile<br />
de los pretendientes. La belleza del espectáculo y la destreza de los titiriteros ganarán en intensidad<br />
si se ajustan los mecanismos del traslado de la narrativa al lenguaje teatral.
Los más jóvenes integrantes de Los Zahoríes volvieron a situar al experimentado colectivo en el<br />
mapa del teatro cubano. Y otra vez se escucharon en nuestros escenarios los versos de Javier<br />
Villafañe, tan entrañable para nosotros. En noble mezcla de juventud y experiencia, Armando Mora<br />
representó la archiconocida historia de Los pícaros burlados, imprimiéndole su sello particular, entre<br />
el desenfado al decir los textos y el gesto preciso al dotar de vida a los muñecos. El asumió la<br />
dirección de La calle de los fantasmas, el juego de Juancito y María que interpreta Damaris<br />
Calderón. Los diseños de Gretchen González y la ejecución de la música en vivo, compuesta y<br />
ejecutada por Andrés Ávila, completan la propuesta.<br />
Teatro La Proa va en camino de consolidar su trabajo creador. Con Mowgli, el mordido por los lobos,<br />
han recibido muchos aplausos. En esta agrupación confluyen los legados de René Fernández, y de<br />
Félix Dardo, y lo que se ve en escena es la expresión del trabajo de un colectivo que ha hecho del<br />
teatro de títeres una opción de vida. La versión titiritera de Erduyn Maza del original de Kipling<br />
subraya la necesidad de reconocer y respetar al otro, por diferente que sea en apariencia; también<br />
promueve la coexistencia armónica entre el ser humano y la Naturaleza. Eficaz manipulación y<br />
claridad y delicadeza para narrar los sucesos, son virtudes del montaje de Arneldy Cejas.<br />
Teatro Papalote fue el único de los grupos fundadores que asistió a Camagüey. El maestro René<br />
Fernández, Premio Nacional de Teatro, en Nubes Azules, dialoga a partir de sus jóvenes<br />
seguidores; revela honda preocupación por el deterioro del planeta, provocado por la acción<br />
desenfrenada del Hombre, atizado por afanes consumistas. ¿Por qué los seres humanos atentan<br />
contra el planeta? ¿Por qué se empeñan en destruir el único lugar donde pueden vivir? El humo de<br />
las chimeneas del pueblo destruye los pulmones y corroe el espíritu, parecen alertarnos. Para<br />
diseñar el juego titiritero, desplegado en tres niveles escénicos, se desplegó imaginación con el<br />
conocimiento de las convenciones teatrales, apoyada por el desempeño de los actores titiriteros.<br />
En la proa del teatro<br />
Teatro de Las Estaciones<br />
En el teatro de títeres es posible, mucho más<br />
que en cualquier otra franja del teatro, dar<br />
rienda suelta a la imaginación. Por eso el diseño<br />
adquiere gran importancia, porque es el<br />
diseñador el creador del personaje y de las<br />
técnicas que le impregnarán vitalidad. Es una<br />
suerte que el teatro de figuras cuente con el<br />
concurso de un diseñador de la talla de Zenén<br />
Calero. A lo largo de su carrera ha sido<br />
reconocido y elogiado en innumerables<br />
ocasiones, pero habrá que admitir que, en cada<br />
nueva entrega, su labor vuelve a despertar la<br />
admiración. Así sucede esta vez en Canción<br />
para estar contigo, recuérdese la escena del circo, donde la funcionalidad y la belleza de los
muñecos contribuyen al clímax alcanzado. En materia de diseño otros nombres van sumándose,<br />
como Gretchen González, de Los Zahoríes; y Christian Medina, de Teatro de Títeres Retablos.<br />
También quiero resaltar el ingenio de La Comarca para construir su teatro de sombras, desde la<br />
precariedad de recursos materiales, y salir airosos de la prueba.<br />
De algo puede presumir el teatro de títeres de la isla, y es de la extraordinaria calidad de sus<br />
intérpretes titiriteros. Afortunadamente ya pasaron los tiempos en que el maestro Héctor Di Mauro<br />
señalaba el exceso de energía que le impregnábamos al muñeco, decía que no lo dejábamos<br />
respirar en escena. La lista es extensa pero me atreveré a resaltar a algunos por cuyo trabajo en las<br />
tablas merecen el reconocimiento: Malawy Capote, Luis Montes de Oca, Iván García, Maykel<br />
Chávez, Armando Mora, Arneldy Cejas, Christian Medina y Herlys Sanabria, entre otros.<br />
Un amigo, pianista y compositor, me ha dicho que la gente de teatro no acostumbra a valerse de la<br />
música como debieran. Mi único argumento para rebatir su afirmación fue que si la banda sonora es<br />
certera, el espectador no repara en ella, es como si debiera estar allí, sencillamente. Si mi amigo<br />
hubiera asistido al Festival hubiera comprobado que el panorama va en franca mejoría. La soprano y<br />
compositora Bárbara Llanes es la creadora de la partitura musical de Canción para estar contigo, del<br />
Teatro de las Estaciones. Los Zahoríes tienen en su equipo a Andrés Ávila, guitarrista y compositor,<br />
quien comparte el escenario con los titiriteros. Teatro Alas y Teatro Pálpito han acudido a Luis<br />
Sánchez, Inter-Nos las Artes, y a David Álvarez, respectivamente, para componer musicalmente las<br />
puestas en escena.<br />
Los textos que suben a escena son de diversas procedencias. Clásicos del teatro de títeres como<br />
Villafañe y René Fernández, versiones de narraciones clásicas como las realizadas por Esther<br />
Suárez, Maykel Chávez, Christian Medina o Erduyn Maza. Poetas que escriben para niños como<br />
Nelson Simón y Norge Espinosa, o un texto de creación colectiva como el de La Comarca.<br />
¿Por qué los títeres se adueñaron del teatro para niños en Cuba?<br />
Tuve la posibilidad de recorrer la isla teatral en los<br />
primeros meses del año en curso. Confieso que, en<br />
ocasiones, la decepción ganó terreno en mi alma. Pero<br />
en alguna parada del camino se encendieron las luces y<br />
pude recuperar la paz, estimulada por la obra de los<br />
colegas, empeñados en hacer del arte titiritero una<br />
herramienta para embellecer el mundo en que vivimos.<br />
Creo que el teatro de títeres que se vio en Camagüey es<br />
representativo de las luces y las sombras del teatro que<br />
hacemos. Es dolorosa la ausencia de casi todos los<br />
colectivos de larga data, honrosas excepciones son<br />
Teatro Papalote, Los Cuenteros y Los Zahoríes. ¿Por<br />
qué no se incluyeron en la muestra al Teatro Nacional de<br />
Teatro Papalote
Guiñol, Guiñol de Camagüey, Guiñol Santiago, Guiñol de Santa Clara? Ojalá cada una de estas<br />
agrupaciones revise su desempeño en estos días.<br />
Los cincuenta años de historia titiritera cubana fueron defendidos por los jóvenes. Véase el trabajo<br />
de Los Zahoríes, resultado de la colaboración de la veterana Emelia González y el joven Armando<br />
Mora. O la osadía de Malawy Capote para resguardar la historia que Los Cuenteros labraron junto a<br />
Félix Dardo. O la sabiduría de René Fernández multiplicada en Teatro de Las Estaciones y en<br />
Teatro La Proa. Nótese que René Fernández fue el único maestro que acudió a la cita con su grupo,<br />
y lo hizo con un rotundo llamado a salvar la vida en la Tierra.<br />
El Foro UNIMA abrió la senda de las reflexiones en el Festival con notable éxito, dada la necesidad<br />
de discutir los temas abordados, referentes a aspectos de la actuación, la dramaturgia, la dirección<br />
de escena y la crítica. Los panelistas y el público asistente dialogaron francamente, aun cuando<br />
surgieron discrepancias a partir de puntos de vista diferentes. Los trueques entre la escena y la<br />
crítica también fueron espacios para analizar espectáculos titiriteros. El Foro ASSITEJ propuso<br />
debatir un asunto inquietante. Quiero que el teatro me hable de…, pero desafortunadamente no<br />
encontró cauce feliz. Sugiero a los directivos de la organización retomarlo en otra ocasión por la<br />
importancia que reviste. Saber qué aspiran a encontrar en el teatro los más jóvenes espectadores es<br />
vital para los teatristas.<br />
En Camagüey se revelaron preocupaciones ecologistas con Teatro Papalote, pasando por temas<br />
como la muerte y las relaciones intergeneracionales en las voces de Teatro Pálpito y Teatro de las<br />
Estaciones, el respeto a la diferencia por Teatro La Proa, la búsqueda del amor en Teatro Alas, los<br />
valores éticos en Los Zahoríes.<br />
¿Por qué los títeres protagonizan el teatro de títeres? Debe por ser la huella de los hermanos<br />
Camejo y Pepe Carril multiplicada en Xiomara Palacio y Armando Morales y muchísimos discípulos.<br />
Por el verso de Dora Alonso y las fábulas de Onelio Jorge Cardoso. Por las investigaciones de<br />
Freddy Artiles y el magisterio de René Fernández con su Teatro Papalote y el Taller Internacional de<br />
Teatro de Títeres. Por Villafañe y Roberto Espina que se aplatanaron aquí. Por la inquietud de<br />
Rubén Darío Salazar quien, junto a Zenén Calero, promueve acciones contundentes para seguir<br />
abriendo los caminos titiriteros. Quizás ahí se encuentren los motivos por los cuales el títere<br />
protagoniza el diálogo del teatro cubano con los niños.<br />
La niña que fui no me deja en paz<br />
(La actuación en el teatro de títeres cubano)<br />
Por María Laura Germán<br />
Confieso que no fui una niña que se preguntó sobre la hechura de los espectáculos: ya comenzada<br />
una función me dedicaba invariablemente a disfrutarla con la inocencia que me caracterizó siempre.<br />
Una vez que crecí comencé a cuestionarme muchas cosas; entonces descubrí que los retablos no<br />
caían del cielo, y decidí aprehender su historia, que no mucho tiempo después, por razones a veces
un poco alejadas de la mera investigación teatral, y más cercanas a la pasión (que considero de vital<br />
importancia en el arte) percibí también como mía.<br />
Un poco del paso a paso<br />
Nacer en Matanzas, o bien conocerla, será siempre una dicha de las más titiriteras. Recuerdo los<br />
nacientes años 90 y los portales de la calle Daoiz transformados en pequeños retablos de todos los<br />
idiomas y colores. Recuerdo la niña que era, y la mujer hermosa que era mi mamá, sujetándome de<br />
la mano entre mi incansable entrar y salir de una función a otra. Recuerdo los almuerzos sentadas<br />
en el contén, porque no había tiempo de ir a casa; y la espera impaciente, mes tras mes, por el<br />
regreso de aquellas extrañas criaturas que me embrujaban de una forma inexplicable. No recuerdo<br />
el día exacto en que supe que quería dedicarme a los títeres, tal vez porque de alguna manera<br />
siempre lo supe.<br />
Detrás de una butaca casera, y rodeada de muñecos a los que hacía hablar para un público muchas<br />
veces invisible, me recuerdo como una especie de titiritera, de juglar ―hacelo todo‖ sin saberlo. Y<br />
descubro que los inicios muchas veces ocurren en puntos comunes.<br />
Precisamente porque 50 o 60 años de historia denotan juventud en el quehacer titiritero de nuestra<br />
Isla, no podemos obviar lo acontecido, que aún circunscrito en un lapso tan corto de tiempo, en<br />
comparación con las vanguardias europeas que nos aventajan siglos - incluso en términos de<br />
colonización -, es prueba fehaciente de que la mezcla de talento y voluntad implacable es la fórmula<br />
precisa para el desarrollo de cualquier manifestación artística.<br />
Antes de que Modesto Centeno en 1943 centrara la atención sobre la dramaturgia titiritera con La<br />
Caperucita Roja, existían testimonios de la presencia en Cuba de actores ambulantes, nacionales y<br />
extranjeros. Esta forma de representación que ha caracterizado a los titiriteros desde sus orígenes:<br />
el juglar capaz de animar títeres, bailar y cantar, con el objetivo de captar la atención total del<br />
público; a la vez que puede revelarlo como súper actor, influye en la poca especialización de su arte,<br />
sobre todo cuando la historia lo coloca en el ambiente de una isla totalmente desequilibrada en<br />
cuanto a avance cultural y estabilidad económica.<br />
En el año 49 se escuchan los nombres de Carucha y Pepe Camejo, graduados de la Academia de<br />
Arte Dramático, siempre acompañados de su pequeño Guiñol. A partir de este momento la mirada<br />
se agudiza, y comienza a surgir un movimiento que se ocupa no solo de la comercialización del<br />
títere, sino de la amplificación de sus posibilidades mediante la explotación de nuevos senderos en<br />
cuanto a texto dramático, puesta en escena, animación, actuación, diseño y música. Los títeres<br />
resurgen de entre los cánones trillados, con el impulso de jóvenes actores profesionales, como la<br />
manifestación artística milenaria que son; y es a través del naciente Guiñol Nacional de Cuba, que<br />
en el año 56 se lanza un manifiesto clamando por la consolidación del movimiento titiritero de toda la<br />
Isla, en pos de rescatar las tradiciones culturales del país, y en el que se habla, por vez primera, de<br />
extender este arte más allá del público infantil.
A la labor autodidacta se unen las inquietudes de los teatreros de academia, y la actuación titiritera<br />
en Cuba comienza a minarse de códigos universales que, como en zancos, la hacen avanzar hacia<br />
un terreno cada vez más sólido.<br />
Durante los años 1961 al 63 los miembros del Guiñol Nacional de Cuba, que ya en 1963 se<br />
convertiría en Teatro Nacional de Guiñol, se lanzan a la empresa de crear nuevas compañías en<br />
todo lo largo y ancho de la Isla. Es así como mediante talleres se forman jóvenes actores que<br />
integrarían los guiñoles en cada provincia. Con la creación de estas compañías los actores ya no<br />
tuvieron la necesidad de regresión al juglar ―hacelo todo‖. Ya no tenía el actor que ejercer como<br />
diseñador, luminotécnico y musicólogo (aunque debiera poseer tal amalgama de habilidades), sino<br />
que podía centrarse en depurar la animación de figuras y la actuación, en consonancia con las<br />
tendencias modernas, que ya marcaban un paso apurado y firme. Fueron estas compañías las<br />
nuevas escuelas de los titiriteros, incluso después de la fundación, entre 1969 y 1971, de la Escuela<br />
Nacional de Teatro Infantil (ENTI) o Escuela Nacional de Teatro para Niños y Jóvenes, bajo el título<br />
Plan Cultura MINED, porque es el equilibrio entre la teoría y la práctica lo que hace que la formación<br />
del artista sea realmente íntegra.<br />
Luego de atravesar por períodos de ―incomprensión‖, debido a la fuerza del teatro dramático<br />
naturalista, el siglo XX se mostró benévolo con los títeres europeos, negando la imitación y<br />
reafirmando la titereidad con la colocación en escena del actor ―vivo‖ junto a la figura animada. Esta<br />
revolución de conceptos, por supuesto que afectaría los nuevos intentos de quienes mantenían el<br />
empeño de consolidar un arte titiritero nacional. Con el triunfo revolucionario esta conexión con el<br />
mundo se había hecho palpable, y por ende aumentaban las ambiciones y los logros.<br />
Durante los 70 hay un renacer del titiritero juglar, pero ya con los brazos más firmes y la voz más alta<br />
y clara. Y es durante los 80 que se rescata la experimentación, ya presente en los espectáculos de<br />
los Camejos en los años 60, junto con la incorporación de una nueva generación de jóvenes<br />
egresados del Instituto Superior de Arte, sobre la coexistencia del actor vivo y el títere en escena. De<br />
la mano de la práctica teatral, desde 1981 otras acciones tienen lugar, no solo para profesionales,<br />
sino para estudiantes. El Seminario de Teatro para Niños en el ISA, que se mantuvo hasta finales de<br />
los 80, liderado por Freddy Artiles y Mayra Navarro, apuntaba hacia la superación de los futuros<br />
titiriteros desde el conocimientos de las herramientas ya no solo de la escena, sino de la historia y la<br />
teoría; este seminario posteriormente quedaría como asignatura del plan de estudios del Instituto.<br />
A partir de entonces los empeños fueron más sólidos y certeros. Durante la década del 90 el trabajo<br />
titiritero se enriquece con la creación en el 1994 del Taller Internacional de Títeres de Matanzas,<br />
espacio importantísimo ya no solo de diálogo e intercambio, sino de superación profesional, que<br />
nutre el teatro de figuras cubano entregando a la par un poco de lo que somos al mundo entero.<br />
Entre 1999 y 2006 otra vez el ISA abre sus puertas a los titiriteros con el Diplomado de Teatro para<br />
Niños y de Títeres al cual acuden profesionales de todas las generaciones y de todas partes del<br />
país. Los Estudios Primavera, encabezados por el Teatro Papalote desde el 2007; y la Red TMT<br />
(Títeres mueven titiriteros) coordinada por Nueva Línea cuyo primer taller sesionó en el 2012; ambos<br />
con el apoyo de la AHS y el Consejo de las Arte Escénicas, son muestras del quehacer sin frenos y
la constancia que mantiene fresco y en constante evolucionar nuestro arsenal artístico, empeñado<br />
en no cejar desde que por primera vez en Cuba alguien se pensara realmente titiritero.<br />
Un poco de lo que somos<br />
En mi incipiente andar como artista titiritera,<br />
pues no me gustaría circunscribirme a los<br />
términos actriz, dramaturga o investigadora,<br />
negando así en una oración lo que aspiro<br />
defender en el resto de estas cuartillas; debo<br />
mucho a todos los integrantes de este panel.<br />
Cuando Rubén me propuso volcar mis<br />
consideraciones sobre la evolución del actor<br />
titiritero cubano, no pude evitar pensar en mis<br />
inicios, y en toda la experiencia adquirida en el<br />
andar cercano a nombres como René<br />
Fernández, Fara Madrigal, Blanca Felipe, Yudd<br />
Favier, Marilyn Garbey, Norge Espinosa o el<br />
mismo Rubén: padre titiritero de mi alma titiritera.<br />
María Laura Germán y Rubén Darío Salazar<br />
en el Foro UNIMA<br />
Cito a Carucha desde las páginas de Rubén cuando afirma que ―un titiritero tiene que dominar una<br />
serie de disciplinas para considerarse como tal. Eso no significa que dominando todos esos<br />
conocimientos sus preferencias no lo lleven a especializarse. La actuación dentro del teatro de<br />
títeres debe ser requisito indispensable para ser titiritero profesional 1 ‖.<br />
En tiempos en que el cine 3D, por no mencionar los Nintendos y celulares y los millones de equipos<br />
que jamás podré enumerar, hace que las imágenes salgan de la pantalla y el público vomite de<br />
revoltura pensando que una ballena lo va a tragar en los próximos tres segundos: nosotros hacemos<br />
teatro. ¿Por qué?<br />
Cada uno tendrá sus muchas respuestas, porque siempre hay miles de respuestas para lo que se<br />
hace con seguridad y pasión. Y son respuestas que deben replantearse a cada momento, porque ya<br />
no son iguales las generaciones para las que se trabaja, ni los códigos que funcionan, ni los temas<br />
que interesan. Y esa información es requisito vital para la supervivencia del teatro de títeres.<br />
Más allá de la dicotomía entre el actor y el actor titiritero, la reflexión debe dirigirse al ―ser o no ser‖;<br />
porque ningún titiritero puede animar con toda magnificencia si no es en principio un buen actor; así<br />
como el ―actor dramático‖ deberá considerarse alguna vez titiritero para que cada objeto que<br />
sostenga en escena adquiera todo el sentido en sus manos.<br />
Se es actor o no se es. La especialización es la herramienta de la realización, del éxito. Pero eso no<br />
implica que los conceptos que puedan parecer ajenos se dejen a un lado. Aun cuando la profesión<br />
titiritera se mantenga igual en esencia, sin que el paso de los siglos pueda distanciarla totalmente de<br />
la diversión y los niños; el arte de nuestros días debe escribirse con letras mayúsculas, a modo de
siglas más que de axioma, porque tiene la característica de contener en cada una de sus vertientes<br />
a todas las otras; y a esta particularidad no está ajeno el teatro de títeres.<br />
El actor titiritero de hoy ha de llevar en su mochila el ímpetu del juglar; las acrobacias del<br />
saltimbanqui; la pedagogía de quienes asumieron a los títeres alguna vez como material didáctico<br />
exclusivamente.; todos los métodos de actuación de la academia; todos los nombres de los titiriteros<br />
a quienes no puede obviar la historia; y todos los recursos, tecnológicos o no, que puedan convertir<br />
su profesión, nuestra profesión, en un arte de todos los tiempos. No puede cerrar los ojos ni a su<br />
historia ni a sus contemporáneos; no puede asumir que lo ha experimentado todo.<br />
Una vez que dejemos de caracterizarnos como ―actores titiriteros‖ o ―actores dramáticos‖, y mucho<br />
más allá de la especialización que hayamos escogido, nos asumamos como artistas del teatro, con<br />
conocimiento de causa, seremos capaces de volar. Entonces 50 o 60 años de joven tradición<br />
titiritera se convertirán en 17 200 o 20 700 días aprovechados hasta el último segundo; la<br />
experiencia del cine 3D se utilizará en la escena sin miedo a que el actor vivo, que tiene la condición<br />
tridimensional por excelencia, quede opacado; y el público saldrá de cada función con un poco de<br />
nuestras alas, convencido de que el teatro sigue siendo un buen sitio para renacer.<br />
Dejar hablar un poco a los niños que fuimos<br />
Por sus inmensas posibilidades de sincretización, el teatro de títeres es, a veces, adjetivado como<br />
total y absoluto. Dentro de sí pueden surgir un sinfín de nuevos géneros mediante la unión de otros<br />
no tan nuevos. Para lograrlo el titiritero tiene que conocer a fondo las particularidades de todo tipo de<br />
arte, incluyendo el suyo; solo así podrá utilizar cada elemento de estas sin miedo a la imitación. La<br />
restricción a ciertas técnicas de animación, puede limitar el universo representacional y expresivo del<br />
género.<br />
―La actuación en conjunto del títere con el actor vivo permite un desarrollo más rico tanto en el<br />
repertorio como en la expresión, fortalece los elementos racionales de las representaciones<br />
titiriteras, enfatiza la titereidad por un lado y la vivacidad y humanización por otro, crea relaciones y<br />
con esto acrecienta la dramatización 2 ‖; afirma Uros Trefalt: investigador, director y dramaturgo<br />
esloveno, quien es hoy uno de los artistas más importantes del teatro de títeres universal.<br />
El tema de la trascendencia, muy común en la historia del arte y la filosofía, no es una inquietud solo<br />
de nuestros días, y la historia ha demostrado que para lograrlo no pueden perderse de vista los<br />
orígenes. La inserción de la tecnología en los espectáculos teatrales, si bien es una de las formas<br />
para mantener el teatro a tono con una época que marca un paso bastante apresurado, no es la<br />
solución a la modernidad. Tomar como punto de inicio lo particular, conducirá a lo universal:<br />
alternativa siempre eficaz contra el descuido de las formas básicas del arte.<br />
Un buen espectáculo es aquel que está perfectamente equilibrado. Ninguno de los artistas<br />
hacedores de teatro ha de perder detalle alguno en la representación. Y uno de los que más<br />
comúnmente se descuida, por la cómoda tendencia de refugiarse en el nombre ―teatro de títeres‖, es<br />
la actuación.
El objeto inanimado solo cobra vida en las manos del titiritero. Escuchemos hablar a los niños que<br />
fuimos, esos que no nos dejan en paz muchas veces y creámonos el juego de la titereidad como lo<br />
hacíamos de pequeños; hagamos mirar realmente al títere por nuestros ojos, y este mirará;<br />
hagámoslo hablar con excelente modulación por nuestras voces, y hablará; convivamos sin<br />
competencias sobre la escena, cediéndole los atributos que merece tener, y vivirá.<br />
Entonces, y solo entonces, sabremos por qué hacemos teatro de títeres y por qué vale tanto la pena.<br />
Ponencia leída en el Fórum ―El mundo del títere cubano al paso de 50 años‖. Camagüey, <strong>septiembre</strong> de 2012.<br />
Notas:<br />
1- Rubén Darío Salazar. ―Teatro de títeres, arte e interdisciplina: modelos de formación contemporáneos‖. (En este ensayo el autor<br />
aclara que la cita proviene del documento de Carucha Camejo conservado en su archivo.)<br />
2- Uros Trefalt. ―Direción de títeres‖. Ñaque Editora, España, 2005.<br />
La dirección artística.<br />
Observaciones propias y razones un tanto lúcidas sobre el peregrinar de esta faena<br />
en la escena titiritera cubana.<br />
Por René Fernández Santana<br />
Voy hablar muy condensado y me costará trabajo. Los referentes y vínculos importantes que<br />
impulsaron la Dirección Artística están en nuestra memoria, y son algunos antecedentes anteriores a<br />
1959, que han sido estudiados por investigadores, y el proyecto cultural que avivó la Revolución.<br />
Nuestros primarios maestros: los hermanos Camejo y Carril, fundadores del Teatro Guiñol Nacional.<br />
Ellos nos revelaron la seriedad y calidad de nuestro arte, traducida en una exaltación a su ética<br />
artística. Sus puestas en escena para diversidad de público enriquecieron la cartelera teatral<br />
habanera. Crearon un espectador sensible, legitimaron en el teatro cubano el alto respeto a los<br />
títeres. Su renovadora mirada hacia las técnicas de animación, el tratamiento de relaciones plurales<br />
de las figuras con el animador, el interesante procedimiento escénico de los retablos y sus múltiples<br />
espacios, el original traslado de nuestra cultura afrocubana y clásicos de la literatura universal a la<br />
dramaturgia nacional, traducidas todas estas cualidades en identidad titiritera. Creo que aun en lo<br />
que hacemos día a día, está presente la huella artística y técnica de su imaginería.<br />
Qué profundas raíces de enseñanza poseían estos maestros; fue un privilegio, para los que tuvimos<br />
la suerte de conocerlos, ver con nuestros propios ojos su obra creadora y aprender de ellos. Soy<br />
heredero de esos maestros y ellos, a su vez, de mi desvalida desnudez titiritera.<br />
También debo sumar a esta etapa de formación la capacitación que recibí en el Primer Seminario de<br />
Dramaturgia y la gratitud a mis maestros: Osvaldo Dragún, ideólogo del hombre y el teatro, él<br />
construyó esa leyenda en un aula con leyes de una dramaturgia conciliadora hacia la continuidad del<br />
teatro cubano. Y Luisa Josefina Hernández, que nos trasmitió el profundo estudio de los géneros<br />
teatrales. Siempre estarán vivas en mí estas etapas de descubrimiento del teatro. Confieso que
siento el compromiso de retribuir lo que estos maestros y otros me enseñaron. Ya ellos no están<br />
presentes como no están presentes muchas cosas en Cuba, pero aparecen y laten.<br />
Contando algo de mi historia, que puede ser muy parecida a la de los que hemos iniciado,<br />
continuado y mantenemos activa la substancia artística, con alguna que otras rachas creativas, es<br />
que podría descifrar las claves de la Dirección Artística en el teatro de títeres.<br />
Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido<br />
El destino me lanzó un reto, dirigir el guiñol matancero. Voy a ser traslúcido: cuando asumí esa<br />
responsabilidad conocía muy pocas herramientas de la disciplina, solo el curso que impartieron los<br />
hermanos Camejo y Carril, el rastreo que había realizado en la muy documentada Biblioteca<br />
matancera en la confección y animación de los títeres en libros argentinos y mexicanos.<br />
―Todo comienza en el momento indicado, ni antes ni después. Cuando estamos preparados para<br />
que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es entonces cuando comenzará‖<br />
Y comencé, como siempre me toca… siempre me siento comenzando, regresando en ronda de<br />
tiovivo. Asumir esta responsabilidad me exigía una profunda indagación y explorar el universo del<br />
teatro de títeres. Mi cabeza se llenaba de incertidumbre. Esa seria decisión me comprometía a<br />
organizar estudios de investigación y, en la marcha, entre sorpresas, asombros, el tiempo y la ayuda<br />
de un ganchito, este símbolo del disparate que es el títere, he ido componiendo y comprometiendo<br />
mi propia pedagogía con el objetivo de saldar carencias de teoría y práctica en nuestros colegas.<br />
Estos estudios han partido del conocimiento de aspectos del cuerpo y el pensamiento del actortitiritero.<br />
Pensar con los hombros, los brazos, antebrazos, muñecas, dedos, falanges, como<br />
imprescindibles instrumentos titiriteros. He comprobado que, con la ejercitación sistemática de su<br />
cuerpo y el pensamiento, han logrado habilidades específicas artísticas y técnicas para lograr el<br />
veraz desplazamiento de las energías al objeto inanimado. Simular la vida. Tener la conciencia de<br />
convertir el espectáculo titiritero en un suceso de revivido simulacro.<br />
Mi labor de dirección titiritera como muchos, ha transitado por numerosas estadías. Soy un resultado<br />
de la trayectoria ideo estética de la cultura cubana y sus romerías teatrales. Siempre he sentido muy<br />
profundamente mi labor, el hecho de concebir una puesta en escena y convocar a titiriteros a su<br />
proceso, me emociona hasta el hoy de veterano. Manifiesto que disfruto hasta la obsesión los<br />
placeres de dos momentos: EL ANALISIS Y LA CREACION. Considero necesario para cualquier<br />
levantamiento de puesta en escena estos dos potentes procesos del arte escénico.<br />
Dicen muchos estudiosos del teatro que la Dirección Artística en Cuba es bastante empírica,<br />
ortodoxa y autodidacta, como el decir de Don Fernando Ortiz ―que hemos adobado un ajiaco‖, y la<br />
percepción dialéctica del conocimiento y la acción de José de la Luz y Caballero ―todos los métodos<br />
y ningún método, he ahí el método, o todas las escuelas y ninguna escuela‖.<br />
Hemos crecido con la lengua y el lenguaje de los títeres en cada época.<br />
Nos hemos hecho y prolongado en la marcha, en el accidente, la peripecia, tanteando y<br />
reconociéndonos. Pensando en soplos del corazón y aspiraciones de la cabeza. En la mayoría de<br />
los colectivos titiriteros del país en estas cinco décadas la dirección artística y general estuvo a cargo
de un creador de la propia agrupación; así se mantiene en casi todos. Esto ha dado la posibilidad de<br />
no ser dirigidos por personas no instruidas en la labor artística del teatro. Este hecho ha ayudado a<br />
la permanencia de nuestro movimiento, pertenencia y potencial cultural. Golpes como la<br />
parametración, la emigración, la discriminación, el período especial, necios sistemas administrativos,<br />
los añosos procesos de evaluaciones, consejos artísticos, grupos de expertos y los cachiporrazos de<br />
la implantación en el país de políticas de ajustes y austeridad para arreglar la economía. Todo esto<br />
nos pone en situación de pensar el destino del arte de los títeres.<br />
Nada cae en saco roto<br />
En estos 50 años podemos enumerar puestas en escena verdaderamente representativas de<br />
nuestro oficio, pero la indiferencia, el formalismo, la demagogia, la rutina, el estatismo artísticotécnico,<br />
la burocracia cultural y artística, diferencias metodológicas y actitudes pasivas en muchos<br />
de nuestros organismos, organizaciones, grupos, proyectos y profesionales han desalmado su<br />
ascensión. Pero extrañamente esa inestabilidad en la estación de la vida de los títeres, ese<br />
sobredicho peregrinar, nos ha dotado de particularidades que distinguen nuestra dirección artística,<br />
marcada por los iniciáticos maestros y los directores-descendientes que grabaron con herramientas<br />
primarias la década de los 60; continuada con ausencias de importantes creadores en los 70,<br />
mejorada en los 80, superada en los 90 y provocando a finales de siglo y principios del nuevo una<br />
imagen alentadora de la escena.<br />
No sería justo callar acciones que han diversificado el<br />
caudal de la accidentada trayectoria del teatro de<br />
títeres en estas cinco décadas. Entre estas<br />
significativas actividades está el respaldo del teatro de<br />
arte de los países socialistas, métodos con carácter<br />
absoluto, tendencias y formas de expresión que se han<br />
cultivado en nuestro panorama teatral. Las primarias<br />
escuelas de instructores de arte y las actuales.<br />
Rondaron todos los tiempos cursos de superación y<br />
capacitación, encuentros, festivales, talleres,<br />
concentrados, diplomados, diversidad de escuelas, la<br />
ENA, el ISA, el auto estudio, algunos técnicos y<br />
Teatro La Comarca, Camagüey<br />
creadores extranjeros que nos visitaron, y las pocas<br />
oportunidades de becas y cortos estudios en países socialistas y otros, giras de nuestras<br />
agrupaciones al extranjeros, y en dos décadas y diez ediciones el pujante Taller Internacional de<br />
Teatro de Títeres que en los expectantes momentos del período especial supo recobrar el terreno de<br />
los retablos y su espacio de intercambio, y subsanar la lamentable ausencia de comunicación de los<br />
titiriteros. De todo esto se ha nutrido nuestro quehacer.<br />
Hoy me inquieta ver en los retablos reproducciones, copias y cascos de rutinarios recursos y<br />
procedimientos en muchas puestas. La falta de imaginación marca la escena en el uso del lenguaje<br />
de las imágenes, las técnicas de animación y las estructuras dramatúrgicas. Siento la ausencia de<br />
investigación y renovación de formas y contenidos: búsquedas que nos exigen la escena del títere y<br />
50 años transcurridos en nuestro movimiento.
Nos hemos beneficiado al presenciar numerosos espectáculos extranjeros, interesantes,<br />
reveladores, experimentales y originales, que han enriquecido nuestro quehacer, pero ¡cuidado! la<br />
apropiación de estos signos expresivos no puede rendirse como réplica ante la identidad de un<br />
creador, deben operar a la inversa y devolverlo en un resultado propio convincente instalado en los<br />
diversos caminos del hecho y la escena titiritera actual. La instrucción en la cultura del títere es la<br />
regla para romperla en nuevas percepciones.<br />
―…el teatro no solo puede lanzar inventos, ideas, imágenes, debe ocuparse también de otras<br />
sensaciones: provocar la sensibilidad del público y la del propio artista‖<br />
En arte, y concretamente el de la Dirección Artística, uno emprende un camino que no tiene final:<br />
difícilmente se encuentra un punto de llegada. Cada propuesta deja rastros en la memoria para<br />
emprender un nuevo viaje, es la evolución de un creador para avanzar ya enriquecido con esas<br />
experiencias. No quiero dejar pasar la equivocación. El error genera reflexión. No es sino en el<br />
hacer y rehacer como se progresa.<br />
El Director Artístico es muchas cosas más que un jefe, un mandamás, o un dictador, con un<br />
membrete de temperamental, violento, agresivo: me sonrío de esos estereotipos. Es un creador<br />
determinante en la realización de la puesta en escena, con la responsabilidad artística y técnica de<br />
guiar las etapas de trabajo, enriquecerlas con propuestas, estudios, procesos de búsqueda en la<br />
concepción de la puesta que tutela al frente del equipo creador integrado por diseñadores, técnicos y<br />
elenco. Deben estar presentes el genio colectivo, el puente del diálogo, los debates, pero dirigidos<br />
con todo el carácter y personalidad de un seguro guía. El respeto lo recibe por el serio compromiso<br />
de su profesión, la disciplina, el profundo conocimiento del arte que instruye. Esta simbiosis siempre<br />
ha dado solidez a los espectáculos que he dirigido. Entre sus tareas está el trabajo con los actorestitiriteros,<br />
saber orientar y traducir con claridad al elenco un lenguaje de comunicación.<br />
Títeres Retablos, Cienfuegos<br />
En los títeres el trabajo es inverso, se<br />
procesa de afuera hacia dentro, apoyado<br />
por el estudio, la investigación del personaje<br />
exterior, su diseño plástico y la técnica de<br />
animación seleccionada, su escala, para<br />
atribuirle un carácter tipo. Sobre todo debe<br />
cultivar una entrega creíble al acto de dar<br />
vida a las figuras estáticas. El sentir y llevar<br />
a la práctica que cada montaje es una<br />
escuela, sin extremo academicismo,<br />
rompiendo estancos entre el que enseña y<br />
el que aprende, propiciando que todos se<br />
eduquen en acciones que se nutren por<br />
momentos de la improvisación, la<br />
espontaneidad y el accidente, y haber partido de una previa investigación que se desarrolla en los<br />
ensayos como un resultado práctico en un análisis activo. El director artístico tiene constantemente<br />
delante de sus abarcadores ojos un fresco mural que sugiere, informa, estiliza en su diversidad de<br />
planos, niveles y ángulos de visión. Rompe la distancia de los titiriteros, los títeres y el retablo,
observa con agudo sentido crítico y creador, la provocación, sucesión o secuencias de las imágenes<br />
en el espacio, la cadena de acciones, los movimientos y sus contenidos. Disfruta con el virtuosismo<br />
de una buena animación, cultiva el rigor, la conducta, las reglas y las vivas sugerencias, y da notas a<br />
tiempo; transmite que ―todo puede ser mejor, todo en la escena se puede superar y mejorar‖, ―ahora<br />
no está bien, mañana puede estar mejor‖. Exige al titiritero que se lance a la búsqueda del límite de<br />
sus posibilidades. Y es una constancia en el ambiente de la creación que el arte no reproduce lo<br />
visible, sino que hace visible lo que no se ve.<br />
En todos estos trajines surgen códigos, símbolos, estilos, signos representativos de la propuesta.<br />
En estas relaciones artísticas y técnicas se alcanza espacios participativos y orgánicos entre la<br />
Dirección Artística y las voces de los protagonistas titiriteros. Y algo más, no abandono nunca el<br />
estudio recogido en solitario y reviso a diario junto al equipo de trabajo creador la responsabilidad<br />
de todos ante cada etapa vencida y por vencer. Mi actitud en la Dirección Artística después de<br />
muchos años sigue siendo la misma ahora que cuando comencé. No me preocupa saber si toda<br />
esta obra que he escrito y dirigido volverá a los retablos, o si el tiempo la situará donde merezca<br />
estar. En todo caso, sí que he tenido el placer de haberla podido escribir y dirigir.<br />
He enlazado mis modos y maneras de trabajo a dos importantes postulados: Constantin Stanislavski<br />
y Bertolt Bretch. En el ruso componentes relacionados con la formación del actor, aplicando<br />
aspectos medulares de la animación-interpretación. Me he auxiliado de estos aspectos en concreto<br />
para hacer creíble la invención de los títeres, no solo en el titiritero, también en la relación de los<br />
títeres con el espectador que debe creer esa irrealidad. En el retablo el titiritero está rodeado de<br />
ficción. ―El titiritero debe ser capaz de tomar todas las cosas como si fueran verdaderas, como si<br />
estuviese convencido de que todo lo que le rodea en el retablo, fuera una realidad viviente y debe<br />
convencer tanto al público como a sí mismo de que así es‖.<br />
En el alemán, más cercano a la Dirección Artística, me he nutrido de aspectos como son los<br />
elementos mecánicos básicos de la dirección, los medios expresivos de los arreglos básicos y<br />
narrativos y sus análisis para los procesos de la puesta en escena. Sus fabulaciones de parábolas y<br />
la proyección social de su dramaturgia. Está la historia, está el texto de autor, pero lo importante es<br />
contar la historia que el director quiere contar. El distanciamiento, esa constante reflexión, juicio o<br />
comentario que puede ejercer el titiritero sobre sus propias acciones, actitudes, diálogos y las del<br />
títere, e involucrar al público mientras anima. Es un concepto de relaciones multifacéticas.<br />
Y el fascinante mundo de la teatralidad en ese hombre de teatro: Meyerholdt, la convención<br />
consciente, el constructivismo, el ejercicio de la biomecánica, el énfasis especial a la plástica y las<br />
dinámicas enroladas del cuerpo y la puesta en escena.<br />
Todo lo que he dicho fue punto de partida en mi formación y me continúa sirviendo, pero no con<br />
aplicaciones mecánicas, ya no porque es así o así es; sino como brotes involuntarios, prendidos a la<br />
conciencia creadora. Cuando digo esto es porque siempre he pensado que nuestro arte tiene<br />
cientificidad, el cuerpo, el pensamiento, la razón, la voluntad, la energía y la viva conciencia.<br />
La continuidad en la tarea específica de la Dirección Artística a la que me refiero ha sido muy<br />
fragmentada, los titiriteros hemos conocido periodos de triunfos, tensiones morales y políticas,<br />
lamentables ausencias, insatisfacciones, estancamientos, y un retorno de la justicia a su medio. A
pesar de estas quimeras de abrazos entre luces y sombras las ideas iniciáticas que han sido timón<br />
del títere cubano viven y ven brotar reveladoras inteligencias y las mejores cualidades creadoras en<br />
el presente relevo titiritero.<br />
En la actualidad nuestros retablos han evolucionado y se nutren de algunos talentosos directores<br />
artísticos, unos no muy bisoños y otros noveles. Sin comparaciones que tienden a tornarse llanos de<br />
subjetividad; razones prácticas de la escena titiritera son la pauta que me atrevo a sostener, con el<br />
criterio que la propia diversidad de sus creaciones nos hace observar favorablemente una de las<br />
cosas más interesantes de nuestro presente titiritero.<br />
Con una carrera académica, con varios años de experiencia con resultados artísticos y técnicos en<br />
un grupo titiritero madre y años en el ejercicio de la Dirección General y Artística al frente de Teatro<br />
de Las Estaciones, Rubén Darío Salazar en sus numerosos y diversos espectáculos reaviva y<br />
reconfigura la visión de la escena del teatro de figuras cubano. Su labor creadora se distingue por<br />
sólidas premisas para la concepción de puestas en escena sustentadas por una inquieta<br />
investigación. El texto, la música, el diseño y la animación se emparentan y crean asociaciones con<br />
la partitura del espectáculo. Además, proyecta en sus propuestas una vital estética de la imagen y la<br />
apropiación en ella de valores sensoriales y recursos de la plástica en el avance y evolución de los<br />
nuevos tiempos.<br />
Christian Medina, su formación se nutre de años de labor creadora y artística en un colectivo vértice.<br />
Actual Director General y Artístico del proyecto Retablo. Posee capacidad transformadora de<br />
modificar y convertir en un imaginario expresivo la imagen anatómica y plástica del títere en función<br />
de caracteres en mecanismos, resortes, articulaciones, colores, texturas en las figuras que bien<br />
diseña y construye. Es todo un artífice del universo de los títeres. Concibe con gracejo popular sus<br />
textos y puestas en escenas. Es un titiritero muy integral. Su estilo es sencillo, juglaresco y eficaz.<br />
Vive y se divierte en sus interpretaciones, no oculta nada de la magia del títere, todo lo muestra y es<br />
creíble hasta ver animales con absurdas figuras geométricas. Con esto lo digo todo.<br />
Freddy Núñez Estenoz. Es un valioso creador que hereda esencias artísticas y técnicas de la<br />
tradición titiritera Camagüeyana, actual director de Teatro del Viento, sus originales enunciados<br />
donde el rigor del cuerpo y los registros resonadores de la voz del actor corporizan valores<br />
sensoriales, conectados a los objetos que interactúan en su dramática. La presente utilización en<br />
sus montajes de figuras animadas dentro del campo del tejido de su dramaturgia hace expansión e<br />
irrumpe en sus espacios ―al teatro con títeres‖. Ejemplo de ellos es su puesta Aceite + Vinagre =<br />
Familia donde se relacionan y enfrentan los diversos medios expresivos en un fresco o icono de<br />
cuento clásico que convive con el presente, donde no existen distancias con los contenidos que<br />
articula: el conflicto y la familia-los actores y los títeres.<br />
Otra sorpresa es el ya crecido Arneldy Cejas, su formación se nutre de años de labor creadora y<br />
artística en un colectivo madre, y la Dirección Artística, integrado al Teatro La Proa. Sus puestas las<br />
caracterizan lo típico y auténtico del títere. Sus propuestas articulan con ingenio lo tradicional y la<br />
contemporaneidad. Sus discursos escénicos logran la intensidad del diálogo con aspectos referentes<br />
al tiempo y el espacio titiritero, el sentido de articular bien el diseño a todo lo que es referente<br />
escénico y la confección y la animación, y la anatomía del títere muy compensada con la energía de<br />
los animadores. Posee valores para el diseño, la confección de las figuras, visible en su factura y el
acabado artesanal. Considero que su lenguaje titiritero es prometedor y abierto a futuras<br />
transformaciones.<br />
Miguel Santiesteban Domínguez, formó parte de varios grupos teatrales infantiles y fungió como<br />
Director General y Artístico del Teatro Guiñol de Holguín. Sus concepciones para sus puestas en<br />
escena son muestras representativas del ―todoterreno‖ de los títeres tomando espacios fantásticos<br />
de la vida. Las enormes escalas de la figura animada eran portentosas habitando paisajes,<br />
compartiendo y compitiendo con pérgolas, monumentos, estatuas, fachadas de edificios. El brote de<br />
la espectacularidad en múltiples espacios no convencionales. El tronco de expresión de sus figuras<br />
animadas era el propio titiritero, se desprendían de sus cuerpos corporizando mezclas de técnicas<br />
clásicas en una nueva mirada, la colectividad de titiriteros componía y descomponían figuras en el<br />
juego de desarticulación del títere. Me atrajo ver su espectáculo ―El Ogrito‖, la fuga agresiva de los<br />
ángulos en la monumentalidad de la escenografía y objetos eran un expresionismo inhumano que<br />
anidaba en las figuras- criaturas hermosas.<br />
Teatro Pálpito, La Habana<br />
No puedo dejar de mencionar a Maikel Chávez, con estudios académicos y hoy en la fila de Pálpito<br />
dirigido por Ariel Bouza. Se identifica con un estilo donde está presente ―el teatro con títeres‖, este<br />
ejercicio de su estilo lo han dotado de virtudes autorales y actorales. Lo he visto animando y su<br />
trabajo tiene valores ejemplarizantes. Es autor y de todo un poco, eso me remonta a nuestros inicios.<br />
En el hoy incomparable, este complemento le otorga a su creación tonalidades particulares a los
espectáculos que interpreta, al igual las relaciones que establece en sus propuestas entre el actor en<br />
vivo y las figuras animadas.<br />
Yaqui Saiz, creadora ascendente en ―el teatro de títeres‖, en sus puestas el protagonismo de los<br />
títeres es absoluto sin asociaciones, sus espectáculos se reconocen por la calidad admirable de las<br />
cadenas de acciones de las figuras, cercanas a una exacta realidad. En sus espectáculos el<br />
animador casi siempre se mantiene a distancia de la figura como recurso, y extrañamente contrasta<br />
en la expresividad visual con el acento en las manos del animador que accionan las varillas y<br />
mecanismos de las figuras. Sus propuestas con técnicas diversas, títeres de guantes, marottes y en<br />
lo que más se ha especializado: los títeres de mesa, atribuyéndoles a estos innovaciones en su<br />
construcción y animación. Sus labores en la técnica de construcción de los títeres y mecanismos de<br />
animación logran una alta labor titiritera. Sus puestas en escena han explorado espacios de los<br />
retablos en la escena.<br />
Otros también reúnen valores para ser nombrados por su constancia en este oficio de la Dirección<br />
Artística: Sajimel Cordero, Ernesto Parra, Yosvany López Ortiz, Luis Montes de Oca, Wilfredo<br />
Rodríguez, Maikel Valdés, Yosvany Abril, Malawy Capote González, Roberto Figueredo López,<br />
Daimany Blanco Serra, Doris Méndez.<br />
Todos ellos hacen renacer y abren las puertas a ―otras cosas‖ de estos tiempo, del apremiante hoy y<br />
ahora y, por qué no, del provisor futuro donde debemos manifestar el arte de los títeres con toda su<br />
riqueza. Todos ellos animan en sus esperanzadores discursos artísticos la continuidad y vanguardia<br />
del legítimo arte de los títeres en esta pequeña isla del Caribe.<br />
¡Hemos ganado por llegar a los 50 años!<br />
Los retablos y un espejo de papel<br />
(Dramaturgia en Cuba para niños y títeres)<br />
Por Norge Espinosa Mendoza<br />
Repasar medio siglo de creación para niños y de títeres en Cuba es una invitación riesgosa.<br />
Amantes como somos de anunciar a bombo y platillo determinadas celebraciones, podríamos dejar<br />
que nos arrastrara la pompa y el ruido con el que otros han examinado este período, en una Cuba<br />
que demoró los criterios y análisis que sobre estas cinco décadas de vida y teatro hubiéramos<br />
debido desplegar, por ejemplo, con mayor exactitud hace tres años por razones más o menos<br />
obvias. Si nos falta una mirada abarcadora, renovada, puesta al día en cuanto al eco de maestros,<br />
grupos, tendencias y búsquedas con respecto a lo que la academia y la crítica suele considerar<br />
como más digno de estudio, relacionados generalmente con el teatro para adultos, qué dejar para la<br />
escena imaginada con títeres y público infantil. Una reciente antología en tres tomos que procura un<br />
nuevo abordaje a este mismo arco temporal deja fuera de sus páginas a esta creación, sin siquiera<br />
preocuparse en poner junto a esos textos rescatados obras concebidas para adultos que, como el<br />
Shango de Ima, de Pepe Carril, puede añadirse sin temor alguno a lo mejor de ese mismo repertorio.
Hablar de teatro para niños en Cuba, con figuras animadas o sin ellas, es subrayar una serie de<br />
preguntas y demandas que, a lo largo de este medio siglo, han sido acatadas solo medianamente.<br />
No es que falten clásicos y ejemplos de interés en ese mismo espacio. Ruandi, una pieza de<br />
Gerardo Fulleda León, es uno de los títulos infaltables, capaz de conceder de vez en vez atención a<br />
la obra toda de este dramaturgo, gracias a puestas en escena que han ido hacia sus personajes a<br />
través de diversas épocas y proyecciones. La Caperucita Roja, de Modesto Centeno, es una<br />
adaptación que aún se lee con gozo, como si el 1943 de su estreno hubiera sucedido ayer. El gato<br />
simple, Pelusín y los pájaros, La Cucarachita Martina versionada por Estorino, han pasado también<br />
la prueba de fuego, siempre y cuando tengan directores diestros en desempolvar sus resortes. El<br />
eco de la obra de Onelio Jorge Cardoso, quien jamás firmó una sola versión de sus cuentos pero es,<br />
junto a la propia Dora Alonso y José Martí, el mayor proveedor de fábulas para nuestra escena<br />
destinadas a los niños, deja ver un agujero negro en nuestra dramaturgia concebida hacia ese<br />
auditorio: El canto de la cigarra, El cangrejo volador, La lechuza ambiciosa, han tenido y al parecer<br />
tendrán adaptaciones y reapropiaciones infinitas que, curiosamente, como digo, no provienen de una<br />
fuente estrictamente teatral. Adonde van los ríos, firmada por la muy joven actriz María Laura<br />
Germán, ha ganado el premio La Edad de Oro con su revisitación del cuento Los tres pichones, que<br />
a su vez sirve de inspiración a Los pintores, montaje muy reciente del Frente Infantil de Teatro<br />
Escambray. La eficacia de esos relatos, que apelan a la esencia de lo humano para explicarla<br />
mediante caracteres tipos: insectos, animales, etc., perdura por encima de cambios más inmediatos<br />
en nuestra cotidianidad, la cual se demora en entrar a los retablos con la dureza y exigencia que<br />
estos mismos tiempos vienen reclamándonos.<br />
A lo largo de estos cincuenta años el teatro imaginado para el público infantil y de figuras ha debido<br />
resolver, enfrentar, sufrir y contener las mismas presiones que han caído en Cuba sobre las otras<br />
zonas de la creación. Ello es cierto, y no hay que disminuir ciertas realidades para justificar la<br />
grandeza o medianía de varios puntos de su accidentada trayectoria. También es verdad, sin<br />
embargo, que ha debido resistir la fuerza de los ataques que desde una equivocada proyección<br />
didáctica, quiso reducir su concepto a meras clases ilustradas. En el conjunto de obras que hallé<br />
bajo el título de ―Teatro de Combate‖, y que escribieron por encargo varios de nuestros mejores<br />
autores durante la Crisis de Octubre con el fin de que tales piezas se representaran por aficionados<br />
en aquel momento tan arduo, hay varias dirigidas a los niños, y sorprende el mecanicismo de sus<br />
recursos, el estrecho margen imaginativo que proponen, así como la escasa gracia, el magro<br />
encanto que consiguen segregar. Que esa tendencia triunfara por un tiempo en el panorama teatral<br />
cubano, extendida por la mayor parte de la Isla a partir de 1971 y desplazando otros actos de mayor<br />
riesgo ético y estético, ha dejado una incomodidad que hoy hace difícil la lectura de mucho de lo que<br />
se añadió al catálogo de estos textos. Pensar el teatro solo como un espacio de adoctrinamiento ha<br />
sido un error frecuente en estos 50 años, y si los elementos de gozo, seducción, ingenio y calidad<br />
poética quedan fuera de lo que puede permitir una simple consigna, mal le va al teatro, a sus<br />
artistas, a su espectador, y a la larga también a sus funcionarios.<br />
La huella aportada por los Hermanos Camejo, Carril, Manet, Interián, Fernández-Acosta, Dora<br />
Carvajal, María Antonia Fariñas, Centeno, y otros maestros conectados a este quehacer de modo<br />
esporádico, a pesar de lo mucho que se ha aportado, requiere aún de mayor luz, que muestre no<br />
solo el repaso de orden histórico, sino que además especifique los contrastes, logros, alcances y
fracasos de sus devenires, a fin de evitar brumosas consideraciones y rebasar el simple anecdotario.<br />
La dramaturgia que esos líderes explotaron, en una secuencia que por supuesto llega hasta hoy, nos<br />
dejaría saber mucho más acerca de todo ello. Pero es difícil organizar un mapa donde los<br />
repertorios, en algún instante, bajaban como por mandato, y atreverse a elegir un texto sobre otro<br />
podía derivar en nuevos conflictos nada teatrales. Tiempo es de que se haga una edición capaz de<br />
rescatar los clásicos aludidos y otros que, como Papobo, siguen regresando a las carteleras: ahí<br />
quedaría lo que el tiempo verdaderamente no ha deteriorado. El influjo decisivo de Javier Villafañe o<br />
Roberto Espina, el legado de Freddy Artiles en su defensa hacia estas manifestaciones, los<br />
contactos activados desde el Taller Internacional de Títeres de Matanzas y la propia ampliación del<br />
concepto del Festival de Camagüey para abarcar esta zona al desaparecer el evento que acogía a<br />
sus defensores en terreno aparte, son elementos que también hoy, a la distancia con la que miramos<br />
estos 50 años, nos debieran ahorrar ya ciertas preguntas, que lamentablemente vuelven una y otra<br />
vez a la mesa, porque desgraciadamente el empeño, por sí solo, no garantiza el reflujo de<br />
información y creatividad que debiera responderle siempre, y es por ello que el teatro cubano de<br />
títeres y para público infantil sigue girando sobre modelos que, salvo en muy contadas excepciones,<br />
no parece sacar provecho de cuanto se ha abonado en pro de todo esto. Me pregunto, por ejemplo,<br />
cuántos textos de la antología preparada por Rubén Darío Salazar bajo el título Los músicos<br />
volantes y otros amigos están ahora mismo en cartelera, satisfaciendo a quienes se quejan de la<br />
carencia de textos para representar que dinamiten convenciones y traigan a esos escenarios<br />
temáticas ausentes o arduas, ya muy necesarias. La misma interrogante me asaltó alguna vez<br />
cuando al fin la Editorial Gente Nueva puso en circulación Del clavel enamorado, en el 2003, con un<br />
amplio número de textos que esperaban su edición desde fines de los 80, acogiendo nombres como<br />
los de José Milián, Alberto Curbelo, o Salvador Lemis. Me pregunto cuántos habrán leído el<br />
excepcional libro de Paolo Beneventi que recoge una historia espléndida con exactitud, a manera de<br />
un mapa sobre el teatro creado para niños en buena parte del mundo, y editado por Tablas Alarcos<br />
hace ya algún tiempo. Todo eso influye en cómo vemos el teatro, en cuánto le exigimos. Y cómo no,<br />
también, en cuanto le exigimos.<br />
Hace poco, la revista Conjunto me solicitó el texto de Pinocho/Corazón madera, para editarlo en uno<br />
de sus números. Confieso que me sentí complacido al imaginar que una obra escrita a petición de<br />
Teatro de las Estaciones pudiera ocupar ese espacio tan prestigioso, difundiendo esta versión del<br />
cuento de Collodi incluso hacia otros cardinales, con su ironía, su mirada al mundo y al niño<br />
contemporáneo, y su duda ante la decisión final que el autor daba por segura en el momento de la<br />
publicación de su célebre historia. A diferencia de muchos colegas, no hago mención de esto para<br />
comentarles las posibles excelencias de mi curriculum, sino para confesar cuánto me animó el que la<br />
publicación mirase nuevamente al teatro de títeres y le concediera parte de sus páginas. Las mismas<br />
en las que Carucha Camejo firmó un artículo sobre el arte de las figuras en nuestro país, en los<br />
inicios de esta revista, y las mismas en las que Freddy Artiles, mucho después, rescataba a la propia<br />
Carucha, a su hermano y Pepe Carril, mencionando en un artículo polémico a no pocos de los<br />
fundadores. Y a quienes, como René Fernández, el más prolífico de nuestros autores para el mundo<br />
titeril, o Armando Morales, han dado continuidad a esa senda. Mi Pinocho es solo un punto más en<br />
tal trayectoria, a la que han llegado también, por vías diversas, Yanisbel Martínez, Maikel Chávez,<br />
Kiko Figueredo o la propia María Laura Germán. Ellos son el rostro de este teatro, 50 años después.<br />
Lo son, en cualquier sitio del mundo, para que pensemos esta historia y podamos entregárselas
como un legado transparente. En Miami, un sitio a la vez tan cercano y tan lejano de Cuba, espero<br />
las noticias acerca de la salud de Carucha Camejo, y escribo estos nombres para tener un poco de<br />
fe. Me gustaría que ellos escribieran sobre una Cuba real y fantástica a la vez, para títeres y niños,<br />
para un espectador desprejuiciado que no demorara en reconocer la humildad y grandeza de sus<br />
clásicos para saberse dispuesto a continuar, más allá de edades y dispuesto a dejarse seducir por la<br />
verdadera naturaleza del teatro. Como un espejo de papel, el teatro que escribimos nos identifica y<br />
nos dice qué somos, que queremos, qué deberíamos ser y querer. No somos tan ricos como otros,<br />
pero nos alcanza lo que tenemos para sabernos dueños de un puñado de luces. Y donde hay luces,<br />
puede alzarse un teatro. Un país hecho de palabras, un teatro de papel en el que, nuevamente, la<br />
palabra candor no duela o sobre, y eso nos ayude a confiar en las historias que cobran nueva vida,<br />
presagiando para nosotros unos cincuenta años más de reto, recuperación, y cada vez mayores<br />
preguntas.<br />
Malawy Capote: Nos gusta la perfección<br />
Por José Luis Estrada Betancourt<br />
Diálogos, diálogos<br />
Con la aplaudida versión que escribiera<br />
la destacada dramaturga Esther Suárez<br />
Durán a partir de uno de los más<br />
afamados cuentos de los Hermanos<br />
Grimm, debutará en Camagüey la<br />
compañía Los cuenteros, de Artemisa.<br />
Blancanieves se titula el espectáculo<br />
donde Malawy Capote conduce los<br />
pasos de una de las agrupaciones que<br />
se presentarán para el público infantil.<br />
Esta mujer orquesta dirige, actúa, se<br />
encarga de las coreografías y la banda<br />
sonora, junto a Deyvi Toledo Pino.<br />
Ahora que ya se acerca el 14 Festival<br />
Nacional de Teatro (del 8 al 15),<br />
Malawy, quien se ve como «una eterna niña que desea jugar con todos y que con sus Cuenteros<br />
hará todo lo posible porque que no desaparezcan los sueños y la fantasía», accedió a responder un<br />
cuestionario de Juventud Rebelde.<br />
¿Cómo se adentró en el universo de los títeres?
Si te digo que empecé por empezar, no me lo vas a creer, pero me enamoré y ya tenemos lazos tan<br />
fuertes que sé que nunca podré hacer otra cosa que no sea animar un títere. Además, disfruto<br />
mucho trabajar para los niños, porque son extremadamente exigentes e inteligentes.<br />
¿Qué tiene de especial esta versión de Blancanieves?<br />
Primero que todo, lo que me cautivó fue la propuesta de la autora de utilizar actores y títeres.<br />
Siempre pensé que sería interesante desde el punto de vista del montaje. Lo segundo que me<br />
motivó fue llevar un clásico tan famoso como este, contado a la manera de Los cuenteros. Creo que<br />
es un interesante espectáculo lleno de colorido, fantasía, música y sorpresas, sin abandonar nuestra<br />
línea titiritera.<br />
«Desde la puesta en escena quise mostrar cómo Blancanieves puede morder la manzana de otra<br />
manera, lejos del clásico de Disney, utilizando toda la magia que el teatro de títeres nos brinda».<br />
¿Qué significó asumir la responsabilidad de guiar los pasos de un colectivo con más de 43<br />
años de existencia y de una rica historia?<br />
Para mí es un orgullo asumir tan alta responsabilidad, pero a la vez un compromiso con quienes<br />
fundaron la agrupación: mis padres Graciela González y Julio Capote; un compromiso de impulsar la<br />
obra gestada por ellos y continuada por quien fuera su director durante 40 años, Félix Dardo.<br />
«Me siento responsable con la vida de esta compañía, que ha sabido, con trabajo, entrega y<br />
sabiduría, ganarse un importante lugar dentro del movimiento teatral cubano. Por momentos he<br />
tenido mis temores, pero cuento con un grupo de personas que me estimulan y me ayudan a seguir.<br />
Sé que vendrán momentos difíciles, pero también que serán más los buenos que los malos, además<br />
confío plenamente en todos los actores: tanto en los más experimentados como en los más jóvenes.<br />
Indiscutiblemente, es un gran honor estar al frente de esta prestigiosa agrupación».<br />
¿Qué ha distinguido el quehacer de Los cuenteros en estos años?<br />
Es indiscutible que lo que nos ha distinguido durante todos estos años es la lealtad a la defensa del<br />
títere y del retablo tradicional, ese mundo mágico donde el actor es sencillamente un animador, y el<br />
títere cobra el protagonismo del espectáculo. También nos caracterizamos por las ya esperadas<br />
parodias musicales, pues para nosotros la música es un personaje más dentro de nuestras obras; y<br />
por supuesto, el buen humor.<br />
«De igual modo nos distingue ser una de las pocas compañías que se ha mantenido unida. En la<br />
década de los 90 de la pasada centuria, cuando pasábamos momentos difíciles —y el teatro no<br />
estuvo fuera de ellos—, muchas agrupaciones optaron por dividirse y formar grupos de pequeño<br />
formato. Nosotros decidimos estar más unidos y eso nos da un carácter familiar, que pienso está<br />
presente en todos nuestros integrantes. Somos como una familia, y me parece que ahí puede estar<br />
la clave de todo lo logrado».<br />
¿De qué manera se logra la excelencia en la animación que este colectivo consigue?<br />
Bien, eso tiene una sola respuesta: entrega, disciplina, compromiso con lo que se hace. Siempre nos<br />
hemos propuesto ir hasta el último detalle cuando de animar un títere se trata. Nos gusta la<br />
perfección, que todo esté muy bien cuidado, y eso lo vamos transmitiendo, a la vez que se lo<br />
exigimos a quienes comienzan en este mundo.
¿Cómo ves el panorama del teatro dirigido al público infantil en Cuba?<br />
Pienso que el teatro para el público infantil está en buen momento, aunque quizá pudiera estar<br />
mejor. No obstante, existe un gran movimiento de teatro de títeres por toda la Isla y hay muchas<br />
agrupaciones con un trabajo muy bueno, serio. También las hay con una labor muy mala, pero, en<br />
sentido general, me parece que sí está en buen momento, lo que no podemos es dejar de trabajar<br />
para no perder lo logrado y seguir así hacia el futuro con pasos firmes.<br />
¿Cuál es la significación que tiene la presencia de Los cuenteros en el Festival de<br />
Camagüey?<br />
Para Los cuenteros es de gran significación estar en este Festival, pues se sabe que en él se<br />
presentan los espectáculos más representativos de la escena cubana. En lo personal, estoy muy<br />
feliz, pues se trata del primer espectáculo que presento para este certamen. Que lo hayan<br />
seleccionado es de gran alegría, además de un enorme compromiso, pues sé que siempre van a<br />
esperar lo mejor de nosotros y no podemos defraudar a quienes nos han seguido durante toda<br />
nuestra trayectoria.<br />
(Tomado del periódico Juventud Rebelde)<br />
Teatro de Muñecos Okantomí estrena<br />
Teatro de Muñecos Okantomí estrena todos los<br />
sábados y domingos de <strong>septiembre</strong> a las 11 am, en<br />
la Sala Adolfo Llauradó de El Vedado en La<br />
Habana, la obra Luciérnaga de todas las noches,<br />
texto original y puesta en escena de Marta Díaz<br />
Farré. La música original y banda sonora es del<br />
trovador y compositor Augusto Blanca.<br />
Coreografía, Eddy Veitía y las actuaciones de Ana<br />
Rojas y los niños Cristián Rodríguez o Carlos<br />
Manuel Banzo y Melisa Iglesias, entre otros actores<br />
del colectivo. Diseño de escenografía, vestuario y<br />
muñecos, Rocío Castañedo Rojas. Dirección<br />
General de Pedro Valdés Piña.<br />
Estrenos, Estrenos
Luciérnaga …es un texto de alto vuelo poético y filosófico con imágenes expresivas en la técnica de<br />
sombras chinescas y una escena de teatro de objetos que trata: la sobreprotección de una madre<br />
con su único hijo en un lugar del mundo y una serie de escenas que desencadenan en el resultado<br />
final. Todo ello mezclado con actores y títeres entre el lirismo musical y la danza.<br />
Noticias, de títeres…<br />
Carta de solicitud de la Cotorra Alegría a Pelusín del Monte para<br />
ser miembro de UNIMA Cuba<br />
Mi querido e íntimo amigo Pelusín del Monte: ya veo que no<br />
estoy entre los ilustres miembros de la UNIMA y no sé el<br />
porqué ¿?...Te mando fotos de mi exitosa gira por dos<br />
festivales Internacionales en Cali y un recorrido por<br />
Medellin y Pereira, en Colombia. Sentí mucho no estar en el<br />
Taller Internacional de Títeres, lo sentí muchooooooooo.<br />
Ahora de regreso a mi querida isla, actuaré en la Sala<br />
Teatro Hubert de Blanck ,todo el mes de <strong>septiembre</strong>, con<br />
nuevos trajes de brillo, lentejuelas y joyas. Y entérate, el<br />
año entrante cumplo (Aquí entre tú y yo, y no me lo<br />
divulgues) mis 40 años de vida, desde que rompí el<br />
cascarón, nací ya toda una estrella.<br />
Saludos especiales de Adalett y sus títeres para Rubencito y un beso mío para Zenén, diles que los<br />
amo ...y a René, que en la Bacanal me tiró a actuar en el lobby del Teatro Nacional de Guiñol, pero<br />
me fue de maravillas, que lo amoooo… No tenemos correos porque no somos importantes aun, pero<br />
Julito Cordero, mi maestro, me ayuda en eso ...<br />
Mi Pelusín, cuídate mucho ,mil besos de quien siempre te quiere,tu siempre amiga del alma Alegría<br />
Maruquita Pérez Férnandez Perejil Fornés Valdés Acosta de la Guayaba Verde y el Tomate<br />
Maduroooooooooooooooooooooooooooooooo... Besos a mi gran amiga Mercedes. Yo aquí, a la<br />
orden, como dicen en mi segunda patria Colombia, tierra querida. Cuídate mi Pelusín. Besosssssss
Placa Avellaneda para titiriteros en 14 Festival Nacional de<br />
Teatro de Camagüey<br />
Con la presencia del ministro de cultura, Rafael Bernal, Gisela<br />
González, presidenta del CNAE, Julio César Rodríguez, primer<br />
secretario del Partido en Camagüey, Luis Fernando Inchausty,<br />
presidente de la Asamblea Provincial e Irma Horta, directora del<br />
Sectorial Provincial de Cultura, entre otras autoridades, tuvo lugar en<br />
el memorial al Mayor Ignacio Agramonte la entrega de la placa La<br />
Avellaneda a un grupo de artistas que sobresalen en el movimiento<br />
teatral por su labor destacada.<br />
Entre los artistas que recibieron el reconocimiento se encontraban los<br />
creadores Ariel Bouza, director del Teatro Pálpito, Rubén Darío<br />
Salazar, director del Teatro de Las Estaciones, Maribel López,<br />
directora del Guiñol de Guantánamo, Marilyn Garbey, teatróloga,<br />
Zenén Calero, diseñador y director del Centro Cultural Pelusín del<br />
Monte, todos vinculados al teatro de títeres. Estos reconocimientos tienen lugar de manera habitual<br />
en cada una de las ediciones de esta cita de los teatristas cubanos, como parte del reconocimiento<br />
que realiza la Ciudad de los Tinajones a los artistas de la escena de la Isla.<br />
2012, Cronología de una caperucita<br />
Armando Morales<br />
Marilyn Garbey y Gisela González,<br />
Presidenta de las Artes Escénicas<br />
Nacional<br />
La caperucita roja, desde su estreno por el Teatro<br />
Nacional de Guiñol (TNG), en la versión de William<br />
Fuentes sobre el original de Ch. Perrault, en el Teatro<br />
Bayamo, Granma, en junio del 2003, ha gozado de<br />
una constante trashumancia, fiel al legado histórico<br />
del titerismo. Dirigida y diseñada por Armando<br />
Morales para el TNG, ha sido aplaudida por públicos<br />
de Ecuador, México, Colombia, Venezuela y, por<br />
supuesto, por el espectador situado a lo largo y<br />
ancho del archipiélago cubano.<br />
Participando en las más importantes citas escénicas<br />
del país, la trayectoria de esta Caperucita incluye los Festival de Teatro de La Habana; el Taller<br />
Internacional de Títeres, en Matanzas; el Encuentro Manos para un Títere, en Guantánamo, entre<br />
otras presentaciones, además de varias temporadas en la sede del TNG. En el 2012 inicia su<br />
participación en el 20´ Festival de Teatro de Pequeño Formato El Mejunje, en Santa Clara. A esta<br />
comprometida cita le sigue el 3er Encuentro de Mamulengo, entre mayo y junio, en Sao Paulo,<br />
Brasil.
El montaje de La caperucita roja cuenta con solo dos intérpretes; Lázaro Hernández y el propio<br />
Morales; dúo animador de personajes tan conocidos como la niña de la caperuza roja, su mamá, la<br />
abuela, el lobo y otros. En el mes de agosto estos dos titiriteros iniciaron una extensa gira de<br />
presentaciones en festivales europeos.<br />
En el Teatro Prendes, en Candás, hermosa villa asturiana se convocó, del el 6 al 9 de agosto el II<br />
Festival Internacional de Títeres. Los titiriteros cubanos inauguraron la fiesta. En las notas al<br />
policromo programa de mano se destaca que: ―La ya clásica historia de la Caperucita Roja se vuelve<br />
a inventar y a mostrarse con una mirada desenfadada (…) llena de humor y frescura…‖ Del<br />
Principado de Asturias, La Caperucita roja viajo a la extensa región de Castilla y León. ―La propuesta<br />
del Teatro Nacional de Guiñol de La Habana huye de la superficialidad y se centra tanto en la<br />
historia como en el uso del guiñol y la interpretación actoral. Armando Morales y Lázaro Hernández<br />
son los actores manipuladores de un espectáculo que sigue la huella creativa emprendida por la<br />
compañía cubana en 1963 y que ahonda en las posibilidades expresivas del títere. (…) La<br />
compañía cubana disfruta de una dilatada trayectoria provista de numerosas referencias, entre ellas,<br />
el títere emblemático del teatro cubano, Pelusín del Monte.‖(1) Los titiriteros cubanos se presentaron<br />
en ARTítere, Festival Internacional de Títeres y Objetos en la sede de la Fundación Antonino y<br />
Cintia, en Cerezales del Condado. ―La compañía cubana nos propone una reinvención del clásico<br />
cuento de Caperucita, cargado de humor y frescura. Partidarios de volver a las bases del teatro de<br />
guiñol –los títeres y la historia-, se deshacen de todo artificio y retoman a las esencias… (2)<br />
Más tarde se desplazan a la capital Española. En Madrid, en el Parque El Retiro en el cual tiene su<br />
asiento la fiesta del títere TITIRILANDIA, en su XIX edición. Para cerrar el periplo, Armando y Lázaro<br />
parten a Locarno Suiza para participar en el 14 Festival Internacional de Teatro con Figuras El<br />
castillo encantado, la presentación de los artistas cubanos se realiza en el Teatro di Locarno. El<br />
Ministro Consejero de Asuntos Culturales del Estado Manuele Bertoli le entregó a Morales el Premio<br />
il castello incantato 2012. En sus palabras, Bertoli argumentó sobre el maestro Morales: ―…un artista<br />
que interpreta al ser humano en una forma contemporánea, profunda y accesible a todos…‖ como se<br />
consigna en la argumentación que sostiene al prestigioso premio.<br />
NOTAS<br />
(1) Caperucita Roja llega a León bajo una óptica cubana<br />
La Crónica, 10 agosto 2012, pág. 4<br />
(2) El espectáculo de títeres ―Caperucita Roja‖ arriba hoy a Villanueva del Condado.<br />
Diario de León, 12 agosto 2012, pág. 56<br />
Barquito de Papel, 4ta edición<br />
La cuarta edición del evento Barquito de Papel que auspicia la UNEAC matancera, con la<br />
organización del proyecto audiovisual, TENTEMPIÉ dirigido por el dramaturgo y realizador Jesús del<br />
Castillo de TV Yumurí, en coordinación con la dirección del departamento de realización de<br />
programas infantiles y Juveniles de la Televisión Cubana y otras instituciones de nuestra provincia,
se realizará el viernes 28 de Septiembre del año en curso. Estará dedicado a la realización de<br />
programas, específicamente a la labor del director, y que en esta ocasión se dedicará al realizador<br />
Tony Lechuga quien recibirá el Premio TENTEMPIE por la obra de toda la vida.<br />
En el encuentro también se dedicará un espacio para celebrar el 10 aniversario del programa<br />
Barquito de Papel, al que están invitadas las agrupaciones escénicas de nuestra ciudad.<br />
Asistirán realizadores de la Televisión Nacional,<br />
Tele Cristal y Tele Pinar junto a realizadores<br />
matanceros.<br />
En la Sala pequeña de la Galería Pedro Esquerré<br />
se mostrará la exposición ¨Para soñar en un barco<br />
de papel¨ con una selección de dibujos hechos por<br />
niños que han llegado al programa todos estos<br />
años y barcos confeccionados por los pequeños.<br />
La Editorial Vigía acogerá a los invitados y tiene<br />
previsto la presentación de la Revista Barquitos del<br />
San Juan que estará dedicada al décimo<br />
aniversario de Barquito de Papel y se realizará una<br />
visita al taller de Rolando Estévez, diseñador<br />
principal de la institución.<br />
La gala de premiación contará con la presentación<br />
del grupo El Mirón Cubano y también asistirán al<br />
encuentro una representación de proyectos<br />
infantiles de la ciudad, la obra- diploma que se le<br />
entregará al premiado es del diseñador Adán<br />
Rodríguez.<br />
La clausura será en La Asociación de Cantineros<br />
de Matanzas.<br />
Un romance entre Santa Clara y La Habana<br />
Teatro La Proa, aprovechó su gira por Villa Clara para<br />
grabar la música de Romance en Charco Seco, una<br />
versión titiritera del Amor de Don Perlimplin con Belisa<br />
en su jardín, de García Lorca. Para ejecutar la banda<br />
sonora acudieron al Quinteto Criollo de Santa Clara y<br />
a la cantante de música campesina Ernestina Trimiño.<br />
Décimas, controversias y bandos en pugna, más las<br />
voces de los actores titiriteros del elenco habanero se<br />
escucharán en esta nueva producción dedicada al<br />
Guiñol de Remedios. La foto enviada por Teatro La<br />
Proa deja constancia de los ensayos y grabaciones
en el centro de la Isla ¡Suerte!<br />
Guiñol de Remedios: 45 años<br />
Este 5 de <strong>septiembre</strong> que velozmente se aproxima el Guiñol de Remedios cumplirá 45 años de vida.<br />
Fundada en 1967 la agrupación se sumó de inmediato a las primeras instituciones de este tipo que<br />
ya existían a lo largo de la Isla, desde el Occidente hasta el Oriente, y formó parte del paisaje teatral<br />
de la antigua provincia de Las Villas, donde en la ciudad capital del territorio ya existía el Guiñol de<br />
Santa Clara.<br />
Del Guiñol de Remedios se han desprendido a lo largo del tiempo no pocos actores para integrar o<br />
liderar otras compañías, todos, sin distinción, reconocen al que fuera su primer colectivo como una<br />
escuela inmejorable y una fragua de amistad y solidaridad.<br />
A lo largo de estos años el Maestro Fidel Galbán ha sido su principal líder, figura emblemática de<br />
nuestro teatro. Sus obras teatrales han nutrido el repertorio de este grupo que rinde tributo en sus<br />
puestas en escenas a los mejores valores humanos, a la cubanía y la construcción de la identidad<br />
nacional y latinoamericana.<br />
Uno de sus espectáculos más recientes, Güirito y las calabazas, pudo ser disfrutado y aplaudido en<br />
este año en el Teatro Nacional de Guiñol en La Habana. Como es habitual en su estética, la música<br />
ocupó nuevamente un lugar de primer orden en dicha puesta en escena.<br />
En un intercambio de mensajes recientes el Maestro Fidel escribía:<br />
―Es que los niños, demagogia aparte, merecen siempre reflexiones y análisis más cercanos a su<br />
verdad esencial existencial, en profundidad, veracidad y realidad de vida. Los niños nunca han sido<br />
lo que creemos, lo que queremos, lo que necesitamos que sean, lo que nos conviene, lo que<br />
imaginamos que son asumiendo lo que fuimos, lo que soñamos o sentimos, lo que nos inventamos,<br />
lo que presumimos, lo que asumimos que son; los niños, sencillamente, son. Como diría Martí:<br />
"saben más de lo que parecen..." y parece que, nosotros sabemos mucho menos de ellos de lo que<br />
creemos. ―<br />
Y luego, terminaba solicitándonos que les dijéramos a todos, sin excepción que:<br />
El Guiñol de Remedios, en su 45 aniversario, que se cumple el día 5 de <strong>septiembre</strong> próximo, desea<br />
abrazar a todos y cada uno de sus colegas y expresarle su irrevocable amor a los niños y a su<br />
teatro.<br />
Misión cumplida, Maestro Fidel y colegas queridos del guiñol remediano. ¡Que tengan un Feliz<br />
Cumpleaños!<br />
( Trabajo enviado por el Centro Cubano de la ASSITEJ)
¡Al cierre!<br />
Alegría también saluda a Cachita en su 400 aniversario<br />
En los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, la cotorra<br />
Alegría, uno de los títeres más populares de nuestra nación, no quiso dejar de tener un encuentro<br />
con ella. Como testimonio queda la foto enviada por el titiritero Adalett Pérez Pupo y estos versos al<br />
cierre.<br />
A Saludar a Cachita<br />
en su magnífico día,<br />
llegó Adalet de La Lisa<br />
con su cotorra Alegría.<br />
Y la Virgen muy contenta<br />
su bendición le otorgó:<br />
-Seguirás siendo la Reina,<br />
porque así lo quiero yo.<br />
Ahí tienen a la cotorra<br />
con sus colores de siempre,<br />
bendecida por Cachita<br />
el día 8, en <strong>septiembre</strong>.
Pelusín el mensajero, es la hoja informativa del Secretario<br />
General del Centro Cubano de la UNIMA, con sede en la Galería<br />
El Retablo, Calle Ayuntamiento 8313, Matanzas,<br />
Cuba.titeres@atenas.cult.cu<br />
Nota: A través de las direcciones de correo que aparecen se<br />
puede solicitar la inscripción al nuevo Centro Cubano de la<br />
UNIMA, tanto de manera personal o a través de la agrupación a<br />
que usted pertenece.<br />
Esta nueva etapa del Centro Cubano de la UNIMA acaba de comenzar, son muchas las tareas<br />
y acciones que faltan por hacer, por eso es que reclamamos el apoyo y colaboración de<br />
todos los titiriteros y amantes del género en Cuba para lograr una realización de conjunto en<br />
pro de este maravilloso y milenario arte.<br />
Comité Ejecutivo del Centro Cubano de la UNIMA<br />
Presidente:<br />
René Fernández Santana. (papalote@atenas.cult.cu)<br />
Vicepresidentes:<br />
Armando Morales (armandotiteres@cubarte.cult.cu)<br />
Norge Espinosa. (norgenator@gmail.com)<br />
Secretario General:<br />
Rubén Darío Salazar (títeres@atenas.cult.cu)<br />
Tesorera:<br />
Blanca Felipe (blancafelipe@isa.cult.cu)<br />
Vocales:<br />
Maribel López, Zenén Calero, Cristian Medina, Yosbani Abril, y Julio Cordero.<br />
Consejeros permanentes:<br />
Roberto Fernández y Pedro Valdés Piña.<br />
Contactos regionales:<br />
Malawy Capote, Idania García, Eudys Rodríguez, Maribel López, Yosbani Abril, Luis Montes de<br />
Oca, José Manuel Labrada Christian Medina, Luciano Beirán, Yaqui Saiz, Arneldy Cejas,<br />
Carlos González, y Yudd Favier.<br />
Miembros de honor:<br />
Mayra Navarro, Xiomara Palacio, Miriam Sánchez, Olga Jiménez, Allán Alfonso, Iván Jiménez,<br />
Fidel Galbán, Gastón Joya, Juan Acosta, Héctor Angulo y Jesús Ruíz<br />
Miembros por orden de inscripción y solicitud:<br />
Teatro Papalote<br />
Teatro de Las Estaciones<br />
Galería El Retablo<br />
Esther Suarez Durán, dramaturga, investigadora y crítica teatral del CNIAE<br />
María Antonia Simeón, relacionista pública (Matanzas)
Teatro La Proa (Ciudad Habana)<br />
Teatro Viajero (Ciudad Habana)<br />
Guiñol Los cuenteros (Provincia Habana)<br />
Grupo de teatro Drippy (Provincia Villa Clara)<br />
Teatro de Títeres y sombras La comarca (Provincia Camagüey)<br />
Dianelis Diéguez La O, Teatróloga y crítica<br />
Teatro Títeres Nueva Línea (Ciudad Habana)<br />
Casa de la Memoria Escénica (Matanzas)<br />
Compañía de Marionetas Hilos Mágicos (Ciudad de La Habana)<br />
Guiñol de Guantánamo<br />
Guiñol Santiago<br />
Mercedes Fernández Pardo (Directora Ejecutiva Taller Internacional de Títeres de Matanzas y<br />
Presidenta CPAE Matanzas)<br />
Títeres Tentempié (Matanzas)<br />
Guiñol de Camagüey<br />
Teatro de Títeres Olga Alonso (Camagüey)<br />
Grupo Ventanalegre (Agencia Actuar Ciudad Habana)<br />
Yamina Gibert (Teatróloga e investigadora del teatro de títeres)<br />
Guiñol de Holguín<br />
Gladys Casanova<br />
Teatro de Muñecos Okantomí<br />
Grupo Chichiricú (Ciudad Habana) Foto y web<br />
Teatro Nacional de Guiñol<br />
Teatro de La Villa<br />
Guiñol de Santa Clara<br />
Guiñol de Remedios<br />
Teatro Andante<br />
Frente Infantil El Mejunje<br />
Museo y Teatro de Títeres El Arca<br />
Titirivida (Pinar del Río)<br />
Margarita Díaz (La Tintalla)<br />
Luis Crespo (El Payaso Patilucho)<br />
Ángel Kike Díaz (Proyecto Kikititiriteando)<br />
Clotilde Aguillón (Los zahoríes, Las Tunas)<br />
Escena Abierta (Javier Pérez)<br />
Frente Infantil del Teatro Escambray<br />
Teatro Alánimo (Villa Clara)<br />
Carmen Rodríguez (Teatro del Castillo, Ciego de Ávila)<br />
Manolo Ávila (Cienfuegos)<br />
Adalett y sus títeres