Guía didáctica de educación no sexista - Educación en valores

das o como protagonistas no estereotipados (reinas
y príncipes, camioneras y enfermeros).
• Ayudémosles a que expresen todos los sentimientos
(llorar, reír, ser dulces o rebelarse).
• Evitemos frases como “los niños no lloran” o
“eso es cosa de niñas”.
• Intentemos dirigirnos a niñas y niños con el
mismo tono de voz, usando expresiones parecidas.
Evitemos el uso de diminutivos, infantilismos
y ñoñerías al dirigirnos a las niñas (¡qué mona
eres!) y expresiones prepotentes al hablar a
los niños (¡estás hecho un machote!).
• Animemos a las niñas para que corran, se muevan,
ocupen más espacios, jueguen al aire libre
con otros niños y niñas (actividades físicas y de
equipo).
• Propongamos a los niños juegos reposados,
tranquilos y “caseros”.
• Hagamos que niñas y niños participen en tareas
domésticas de forma equitativa (poner o recoger
la mesa, ordenar los juegos..).
Aparentemente está última orientación coeducativa
se vincula con la familia, unos aprendiza-
1. Contenidos de artículos de la L.O.G.S.E.
jes que tienen lugar en el ámbito del hogar. Sin
embargo la escuela tiene entre sus fines dotar de
las capacidades y destrezas que permitan un desarrollo
personal autónomo e independiente.
Por otra parte, la superación de estereotipos de
género debería conllevar, por parte del profesorado,
una actividad formativa constante y vigilante
para acostumbrar al alumnado, desde el
parvulario, a adoptar una actitud crítica ante los
comportamientos sexistas que la sociedad propone
como “normales”. La división de espacios
y trabajos es una de las manifestaciones más extendidas
de lo que es el mundo femenino y el
masculino, estando el primero supeditado al segundo.
La esfera de lo privado, tareas de cuidado
y apoyo a la convivencia, aparece con demasiada
frecuencia separada y con un significado
antagónico a la participación social, la producción
de bienes y servicios. El uso diferenciado del
tiempo que las personas adultas ocupan a un
ámbito y al otro demuestra unos roles con fuertes
resistencias para ser cambiados.
El sistema educativo, en aras a lograr una orientación
hacia un desarrollo integral de las capacidades,
debe considerar las limitaciones en las
opciones personales y profesionales derivadas
de mantener, prácticamente inmutable, esta división
de papeles.
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