TEXTOS Y FOTOS JUAN MARTÍN ROLDÁN TURISMO Un paraíso sin tiempo 52 ∙ ESPACIO URBANO Volcán Lanín Son los dos colosos de la Patagonia Norte. Ambos emergen miles de metros por encima de sus vecinos, dominados por el manto blanco que cubre sus míticas cumbres. Uno marca el límite Norte de la región: solitario, cónico, la más perfecta representación de lo que en el imaginario colectivo debe ser un volcán; silencioso, dormido desde hace siglos, con sus pies besados una y otra vez por el suave oleaje de dos grandes lagos, es el amo y señor de una amplísima zona de bosques de araucarias. El otro delimita la región por el Sur, con su particular perfil de tres picos, de los que cuelgan desordenadamente varios glaciares, responsables de los estruendos que antiguamente atemorizaban a los mapuches. Se trata del volcán Lanín y el monte Tronador, eternos centinelas de piedra y hielo, entre los que se extienden más de 200 kilómetros de una naturaleza inmaculada, cautivante y generosa. Cerros tapizados de densos bosques, lagos de aguas azules, verdes y turquesas, ríos turbulentos y pedregosos… Un ambiente que invita a relajarse, contemplar y dejarse llevar por los instintos, disfrutando de una oferta turística que regala sorpresas en cualquier momento del año. A la sombra del Lanín El venerado volcán del pueblo mapuche, cuya base es bañada al Sur por el lago Paimún y al Norte por el Tromen, es un poderoso y atractivo imán para trekkers y montañistas. Tiene cinco refugios en su sector argentino, aunque sólo tres se utilizan con frecuencia por los aventureros que intentan llegar hasta los 3776 metros de su cumbre, lo que se puede lograr con relativa facilidad por la ruta del Norte; la del Sur, en tanto, sólo puede ser intentada por escaladores con experiencia en hielo. Cualquiera sea el camino, pisar las nieves eternas que coronan la cima es disfrutar de un paisaje incomparable, pensando que, en territorio argentino, hacia el Sur no hay ningún punto más alto. Ríos, lagos, cerros y volcanes se contemplan en todo su esplendor, tanto que en días diáfanos se llega a divisar el propio Tronador. La pequeña ciudad de Junín de los Andes es el punto obligado de paso para llegar a su base, salpicada por los prehistóricos pehuenes o araucarias, el árbol sagrado de los araucanos que marca la fisonomía de la zona con su característica forma de paraguas. Un poco más al Sur aparece San Martín de los Andes, uno de los grandes polos turísticos de la Patagonia Norte. Situada sobre las playas que ocupan la punta Este del
Cualquier época del año es buena para disfrutar de la belleza paisajística de la región de los lagos. Con San Martín de los Andes y Bariloche como principales centros de servicios, la Patagonia Norte cautiva con un irresistible mix de paisajes, naturaleza, aventura y confort. Centro de Esquí Catedral (gentileza Catedral) Bosque de Arrayanes ESPACIO URBANO ∙ 53 TURISMO