Sergio Scataglini – El Fuego De Su Santidad
Sergio Scataglini – El Fuego De Su Santidad
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Capturadopor <strong>Su</strong>fuego<br />
rodillas y traté de pararme con firmeza en un inútil intento<br />
de frenar el temblor que corría por todo mi cuerpo. Y<br />
entonces me caí al piso.<br />
Algo extraño me sucedía y me dije: "Esto no tiene<br />
sentido; debo levantarme". Estaba en el piso, temblando<br />
incontrolablemente. Miraba a la congregación y ellos me<br />
miraban a mí. ¡Habían dejado de orar y todo era silencio!<br />
<strong>El</strong> pastor comenzó a dirigir algunos coros. Creo que no<br />
sabían qué hacer conmigo. En un momento lloraba y al<br />
otro reía. Me sentía apenado, sorprendido y sumamente<br />
feliz,todo al mismo tiempo.<br />
Pensé: "Tengo que salirdeaquí".Intenté levantarme tres<br />
veces. La tercera vez dos líderes de la iglesiame ayudaron a<br />
ponerme en pie. <strong>El</strong> pastor asociado me sostenía, mientras el<br />
pastor bajó del púlpito yse paró a mi lado.<br />
Llorando, le dije: "Pastor, no me deje interrumpir esta<br />
reunión; por favor sáqueme de aquí". Pero este pastor puso<br />
su brazo alrededor de mi hombro y me dijo: "No estás<br />
interrumpiendo, hermano. Esta es la presencia de Dios".<br />
<strong>Su</strong>s sencillaspalabras fueron un bálsamo para mi alma.<br />
Finalmente, dos hombres me ayudaron a caminar.<br />
Pensé que me llevarían a un cuarto apartado, pues<br />
deseaba desesperadamente estar a solas con Dios. Pero<br />
ellos tuvieron la mala idea de sentarme en primera fila.<br />
Continué temblando y cada pocos minutos me caía al<br />
piso y alguien tenía que levantarme y sentarme en la silla.<br />
Entonces comencé a gritar. Como tenía mi pañuelo, me<br />
tapé la boca con él diciéndome: "No debo interrumpir<br />
esta reunión". Hice todo lo posible por refrenarme, pero<br />
cuanto más intentaba controlarme, más fuertes eran las<br />
olas del Espíritu Santo que venían sobre mí.<br />
Tiempo después aprendí que eso que había<br />
experimentado era el fuego de Dios. Como ya describí en<br />
la introducción, este fuego santo es un toque directo de<br />
Dios que nos motiva a odiar el pecado y amar la pureza,<br />
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