Sergio Scataglini – El Fuego De Su Santidad
Sergio Scataglini – El Fuego De Su Santidad
Sergio Scataglini – El Fuego De Su Santidad
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Capturadopor <strong>Su</strong>fuego<br />
Mientras estaba hundido en mi asiento de primera<br />
fila, pensaba: "¡Oh, qué ola tan maravillosadel poder de<br />
Dios. Estoy seguro de que vaya predicarpoderosamente<br />
esta mañana!" No tenía noción de que ya había pasado<br />
una hora y media. Hacia el final del servicio el pastor se<br />
me acercó, me ayudó a pararme y colocó el micrófono<br />
delante de mí, pues quería que ministrara un poco a la<br />
congregación. Al intentar hablar, me di cuenta de que no<br />
lo estaba haciendo correctamente. Sé que tengo un acento<br />
hispano cuando hablo en inglés, pero esto era peor.<br />
Algunas personas se acercaron para recibir oración y<br />
noté que después de orar por ellos, algunos temblaban<br />
igual que yo. Me asusté; era demasiado para mí en un solo<br />
día. Luego, un hermano me hizo una pregunta un poco<br />
embarazosa; dijo: "Hermano, ¿necesita que alguien lo<br />
llevea su casa ?"Le respondí: "Sí,pienso que lo necesito".<br />
Yo estaba con un coche prestado, y este hermano me llevó<br />
a casa en él.<br />
Tenía una sola oración al llegar a la casa de mis suegros:<br />
mientras continuaba temblando, llorando y riendo, oré:<br />
"Señor, porfavor no dejesque mis suegrosme vean en este<br />
estado". Oraba para que no estuvieran en casa cuando yo<br />
llegara. Realmente oré con fervor. Permítamc explicarle:<br />
mis suegros son cristianos que aman al Señor. Creo<br />
que estamos en el mismo reino, sólo que en diferentes<br />
vecindarios, y a través de los años hemos tenido cierto<br />
nivel de tensión teológica. Oré: "Señor, no permitas que<br />
estoseacausade división".<br />
Cuando abrimos la puerta de la casa, mis suegros<br />
estaban parados frente a mí. Yo no podía caminar muy<br />
bien y el hermano que me había conducido a casa me<br />
sostenía para que no me caiga. No podía hablar con<br />
claridad, pero recuerdo que le dije a mi suegra: "Mamá,<br />
estoy bien, no te preocupes. Pero por favor no me mires".<br />
Inmediatamente mi suegra levantó sus manos al cielo;<br />
23