Existen 8 normas para harinas - Cámara Costarricense de la ...

La apuesta corporativa por una certificación de este tipo no puede
asumirse como un antojo, o una moda, pues la implicación que conlleva,
tanto en lo interno como en lo externo, es riesgosa para la empresa.
Los colaboradores son los primeros multiplicadores de la imagen corporativa,
tan solo cuente cuántos funcionarios laboran en la empresa y
multiplique eso por diez –según dictan los teóricos como el espectro
de influencia más importante de cada persona--. Ahí tendrá cuántas
personas, por esa vía, se enterarán de los aciertos y azares de la organización.
Por eso, asumir un proceso de esta naturaleza debe ser parte de
la estrategia corporativa y, por ende, responder a una acción integrada
en la misión, proyectada en la visión y sostenida sobre los valores corporativos.
Si al revisar estos elementos, el ISO no tiene ninguna cabida,
probablemente deba empezar por ahí para determinar su viabilidad.
Estos retos de la organización y sistematización corporativa han
permitido mostrar la comunicación como lo que es, un proceso y, por
ende, una construcción en constante desarrollo y mejora, que pende del
hilo estratégico para definirse, y de la creatividad y planificación de los
profesionales que la gerencian para mantenerse vigente. Solo así puede
sostenerse el quehacer corporativo bajo una misma consigna, en un
proceso continuo de cambio cultural y renovación interna que los dirija
hacia la excelencia.
La comunicación tiene más
trascendencia que hacer posible
que todos se informen de algo;
implica un valor trascendental
de participación, comunidad y
entendimiento de lo corporativo.
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