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“Atraen mi atención los almacenes de botones y adornos que se<br />
encuentran al otro lado de la calle, cuya estrategia de exhibición<br />
hacia el exterior es apenas una extensión de los meticulosos sistemas<br />
de clasificación ubicados adentro del establecimiento. Una<br />
vez entro al almacén puedo apreciar sus paredes cubiertas de piso<br />
a techo por cientos de pequeños cajones, cada uno con un botón<br />
adherido, idéntico a los que guarda en su interior.<br />
“En este enorme archivo, el surtido de botones se organiza de<br />
acuerdo a parámetros como material, color y modelo: los de plástico,<br />
los de metal y los de carey, se disponen de los más pequeños<br />
a los más grandes, en modelos clásicos, estándar, modernos y toda<br />
una serie diseños que van de lo simple a lo barroco. Hay también<br />
pequeñas retículas con series de cuatro o cinco botones del mismo<br />
modelo, creando un orden similar al de las fichas de dominó, los<br />
dados y, por qué no, al de algunas obras de artistas conceptuales<br />
(Dan Graham, Joseph Kosuth) que trabajaron a partir de series<br />
y conjuntos numéricos.<br />
“A lo largo de una cuadra es posible encontrar entre 40 y 50 puestos<br />
de vendedores ambulantes que ofrecen mercancía pirata como<br />
las pilas “Pannausuannic”, celulares “Noquea”, complejos juegos<br />
de cuchillos importados por la módica suma de cinco mil pesos,<br />
decodificadores de la señal de televisión por cable que permiten<br />
al usuario acceder a CNN y HBO sin pagar un solo peso a los<br />
operadores autorizados.”<br />
“Encuentro también las películas que aún están en cartelera en<br />
versiones de DVD a diez mil pesos. Cortaúñas, linternas, barbies,<br />
CDs, destornilladores, calculadoras, porta-celulares, todo “made in<br />
Taiwán” y “made in China”. La denominada invasión del espacio<br />
público parece ser espacialización perversa de toda la mercancía<br />
que viene del lejano oriente. Cruza nuestras fronteras sin pagar<br />
impuestos y se instala en los andenes de la centralísima carrera<br />
Séptima que día a día se toma el aspecto de un mercado oriental.<br />
“Cierro el periódico y observo a través de la ventana del Oma<br />
cómo esta esquina de la séptima con 17 se ha llenado en cuestión<br />
de minutos de exhibiciones de corbatas, que muy al estilo de<br />
estrategias de artistas como Daniel Buren, se disponen sobre<br />
soportes móviles que en cualquier momento se pueden dejar<br />
apoyadas contra una pared o un poste.<br />
“Así como la 17 ha sido tradicionalmente la esquina de las<br />
corbatas, este largo pasaje que es la séptima tiene sus secciones<br />
instituidas: entre la 21 y la 19 están las revistas, los<br />
dibujantes, los libros y en la plaza de las Nieves, las apuestas<br />
con animales.<br />
“Pasando la 19, encuentro los zapatos deportivos y una pequeña<br />
calle ciega dedicada a venta de corbatas. Más adelante, llegando<br />
al Parque Santander, están los indios ecuatorianos que sus jefes<br />
80 “h e a q u í , p u e s , m i s c i t a c i o n e s a l a a u d i e n c i a ”