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Viaje a la Alcarria - Portal Académico del CCH

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—Sí, señor, ¡como lo oye! Fue en un viaje que hizo de incógnito, de<br />

riguroso incógnito. ¡No se enteró ni Dios!<br />

Julio Vacas baja <strong>la</strong> voz, enarca <strong>la</strong>s cejas y hab<strong>la</strong> al oído <strong>del</strong> viajero.<br />

—Fue cuando eligieron a don Niceto Alcalá Zamora. Le voy a decir una<br />

cosa que quizá no sepa, algo que ha trascendido muy poco. Usted lo sabe,<br />

pero como si nada, ¿eh?<br />

—Bueno.<br />

—Pues que él y don Niceto eran primos.<br />

—¡Caramba!<br />

—Sí, señor. Y c<strong>la</strong>ro, como don Niceto era republicano, pues él, por eso<br />

<strong>del</strong> qué dirán, tuvo que hacer el viaje de incógnito. Todo esto lo sé de muy<br />

buena tinta.<br />

Julio Vacas vuelve a levantar <strong>la</strong> voz después de hacer un guiño al<br />

viajero.<br />

—Era un hombre con el que daba gusto hab<strong>la</strong>r; un hombre muy listo,<br />

alto, bien vestido. En seguida se echaba de ver que era un rey <strong>del</strong><br />

extranjero.<br />

—Ya, ya...<br />

—Y cuando se marchó, me dijo; Portillo, toma para que agarres una<br />

borrachera a mi salud. Y fue y me dio dos duros. ¡La que cogí fue de<br />

pronóstico, se lo juro!<br />

—¡Ya lo creo!<br />

—A él no había más que verlo para conocer que era un hombre de<br />

posibles.<br />

Julio Vacas entorna los ojos, como recordando.<br />

—Cuando le dije aquello de Nuestra Virgen, San Felipe y puerta <strong>del</strong><br />

Cozagón, se echó mano a <strong>la</strong> cartera y me <strong>la</strong>rgó otra peseta.<br />

El viajero piensa que no debe competir con el rey de Francia. Julio<br />

Vacas, que ignora el pensamiento <strong>del</strong> viajero, sigue perorando.<br />

Una vieja se comió<br />

ciento y pico de sardinas,<br />

y toda <strong>la</strong> noche estuvo<br />

<strong>del</strong> recto sacando espinas.<br />

—¿Eso también se lo dijo al rey de Francia?<br />

—No, señor; eso no, eso lo inventé después.<br />

—¿Eso lo inventó usted?<br />

—Sí, señor, se lo juro. Se ha difundido mucho y con <strong>la</strong> velocidad de <strong>la</strong><br />

luz, pero el primitivo inventor fue este humilde servidor de usted.<br />

Julio Vacas dice <strong>la</strong>s últimas pa<strong>la</strong>bras mirando para el suelo.<br />

—Pues fue lástima que no se lo dijese, porque a lo mejor le daba a usted<br />

otra peseta.<br />

—Lo más seguro...<br />

Portillo cambió el tono de voz, como queriendo en<strong>la</strong>zar con algo que<br />

quedaba atrás.<br />

—Oiga, ¿se ha fijado usted que en el verso digo recto?<br />

—Sí, sí; ya me di cuenta.<br />

El chamarilero se queda pensativo y hab<strong>la</strong> como consigo mismo,<br />

olvidadamente.<br />

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