CÁDIZ, PLEAMAR DE ESENCIAS - Narciso Climent Buzón

Cádiz, Pleamar de Esencias. Narciso Climent Buzón
EL GASTOR
Luces sin castores al amanecer,
un amanecer lento, cansino, con ecos
que se disipan en la distancia,
torsos de sombras, retorcidas calles con alma,
no avanza aquí el mundo;
sólo sacan sus pies de los terrones deslumbrados.
Despierta el pueblo gastoreño.
Un sonido de modestas gaitas se adormece
acurrucándose a los pies del señero Peñón,
para, en Navidad y en Corpus,
unir sus trozos desgajados
para iniciar con él su baile de cielo y viento.
Naturaleza, viva de día, viva en la noche,
aquí se funden en soledad sonora
la Cueva del Susto, la Sepultura del Gigante,
la Sima de las Grajas, el Tajo del Algarín,
Los Algarrobales, el Encinar de las Breñas...
bosques tras bosques que cantan sin heridas.
Cuando sale del sueño la gente gastoreña,
ya contempla su Peñón,
altivo centinela del valle, cabeza de olores y leyendas;
van volando las oscuras ondas de las palomas
que juegan en el aire a ser etéreas nubes
sobre un revoltijo de colores verdes, blancos y rojos.
Se acaba el día en la lumbre cocida,
descansan los cuerpos campesinos del sudor y del
barro,
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