CÁDIZ, PLEAMAR DE ESENCIAS - Narciso Climent Buzón

Cádiz, Pleamar de Esencias. Narciso Climent Buzón
GUADALETE
Guadalete, cisne navegante por los valles de luz y sombra.
Nació en blanca cuna de copos de nieve
una noche de incontroladas ternuras.
Se bautizó con arrullos
y melodiosos manantiales del aroma de Grazalema.
Niño todavía, soñando ser algún día río,
jugó al esconder con los intrépidos moros de Zahara la Bella.
Corrió, con inquieta alegría juvenil,
para morder las colas de los toros
que jugaban agrupados por la serena Líjar.
Fue aquí, en noche de manantiales rotos,
cuando sintió correr por sus venas,
con un beso de jazmines en la boca,
los primeros claveles rojos de la pasión, de la pasión sin horas.
Y se enamoró de la campiña, y la desnudó de sus cielos,
y la hizo fértil,
y la hizo madre,
y la hizo sueño,
velo de misterio,
y la hizo , en soledad honda, amor embravecido, mordisco de azahar.
La madurez sembró en su pellizco sinsabores y abandonos.
Guadalete sintió que manos de pezuñas
horadaban su pasional limpieza,
pero siguió caminando, haciendo de su esencia camino.
Echó sobre sus hombres de brisas famélicas
la paz escondida en las cuevas de altura del Puerto que es Serrano;
y se trajo todas las cuerdas que, a su paso,
durante tanto tiempo,
se habían roto en la rubia alegría de Villamartín,
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