CÁDIZ, PLEAMAR DE ESENCIAS - Narciso Climent Buzón

Cádiz, Pleamar de Esencias. Narciso Climent Buzón
camina lentamente alguna anciana de andares
enlutados,
se cansaron los hombres de la larga espera en la plaza
y ninguno se dormía, ninguno quería ser tierra,
ninguno quería velar su paro cuando salga la luna.
Ya no hay fatiga. Brotaron en la noche
las estatuas congeladas: Se funde el pueblo con ellas.
La calle Fuente apaga el dolor de las voces;
se alza la espadaña como rosa donada al amor
de los jóvenes corazones morenos,
ansiosos del rubor que portan sus frutos.
Ya no hay fatiga. Avanza la noche.
Resurgen de nuevo los viejos molinos de aceite,
el troje abandonado siente en sus entrañas
las ásperas manadas de las aceitunas, rumor de piedra,
artesanías muertas, canción de olivos.
Ancestrales arados que pronuncian la palabra amor
y su compaña.
Ya está aquí el duende. Hasta se duerme la noche.
Todavía los gallos no salieron a buscar la aurora,
y todo huele a campo, a seres de tierra;
un caballo busca lo que busca,
el Tempranillo recorre cada noche
el galope de la ternura y el beso.
Amanece. ¡Despierta, gastoreño!
Tu Peñón no es un calvario,
ni estás perdido en la Andalucía del llanto.
Brota una nueva luz, la luz del progreso.
Deja tu pena oculta y tus madrugadas rotas.
Ya se abre para ti la flor de la primavera.
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