CÁDIZ, PLEAMAR DE ESENCIAS - Narciso Climent Buzón
CÁDIZ, PLEAMAR DE ESENCIAS - Narciso Climent Buzón
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a finales de los ochenta y principios de los noventa. Más de una década después<br />
de aquellas experiencias televisivas aparece Cádiz, pleamar de esencias. Cuento esta<br />
vivencia, primero, porque me parece que explica bien el amor que <strong>Narciso</strong><br />
<strong>Climent</strong> ha sentido siempre hacia la provincia, y, segundo, porque demuestra que<br />
este libro no es, no puede serlo, fruto de una primavera. Este libro es el resultado<br />
de una vida. El autor ha sabido esperar la atalaya de sus años para devolver a su<br />
entorno todo -o mejor, parte- de lo que él ha recibido. Las lecciones de humanidad,<br />
de belleza, de lirismo, de historia, de filosofía y de ética, que el contacto cotidiano<br />
con sus gentes le ha otorgado, hoy las vierte en unos poemas en los que se<br />
atisba a un hombre satisfecho y agradecido.<br />
En efecto, Cádiz, pleamar de esencias es el título de un poeta gozoso, complacido,<br />
radiante, entusiasmado, en el que se avanzan pistas de lo que ha de ser el contenido<br />
del libro: el poeta frente a un mundo por descubrir. Desde el título mismo<br />
se adivina la deuda de este poemario con el recorrido físico del escritor que termina<br />
llevando las impresiones de su viaje al papel. No es nuevo, desde luego, el viaje<br />
como motivo literario y razón de ser de muchos libros poéticos. Recuérdese, como<br />
ejemplos preclaros, que el viaje trasatlántico de Juan Ramón Jiménez y Zenobia<br />
Camprubí culminó en el Diario de un poeta recién casado; que el viaje por tierras castellanas<br />
y norteñas de Rafael Alberti y su hermano Agustín dio lugar a La amante;<br />
que la aventura americana del mismo Alberti y María Teresa León quedó reflejada<br />
en 13 bandas y 48 estrellas; o que, en fin -por no alargar esta lista-, las peripecias<br />
americanas de Federico García Lorca dieron como resultado Poeta en Nueva York.<br />
El viaje físico y poético de <strong>Narciso</strong> <strong>Climent</strong> por tierras gaditanas desemboca<br />
en una visión panorámica de la provincia: de la bahía de Algeciras a la de Cádiz,<br />
de la catedral de Jerez al castillo de Jimena, de las calles de Grazalema a las de Los<br />
Barrios, de el río Guadalete al lago de Bornos, de el barrio nazarí de Benaocaz a las<br />
chozas de Casas Viejas, etc., etc. Pero que nadie se engañe: esto no es una guía turística<br />
ni un aséptico libro de viajes. Tras cada poema se erige la figura del escritorhombre<br />
enriqueciendo, si cabe, el objeto poético con una pluralidad de miradas. A<br />
veces, parte de una técnica impresionista a base de fugaces pinceladas que recuerda<br />
a los modernistas ("Ecos al alba", "La Jara"). Otras, da muestra de una sensualidad<br />
etérea ("Clamor"), que recuerda las páginas de Gabriel Miró: "Sobre el firmamento<br />
/ volaban tenuemente / nubes preñadas / -insatisfechas ansias- / formando<br />
las figuras más diversas; // se hacía el sol / caricia tierna de esperanzas, / asomando<br />
tiernamente / entre pinos, eucaliptos / y palmeras aisladas; // suavemente<br />
se desperazaban / del rocío de la noche / sobre el magnolio / las blancas palo-<br />
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