001-344 Goethe y Schiller.qxd:Maquetación 1 - Tusquets Editores
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cesos que tienen lugar en la transformación de lo fisiológico en<br />
lo psíquico, tema que en la tercera tesis analiza con mayor profundidad.<br />
A este respecto, la investigación especial que se apoya<br />
en la neurofisiología coetánea es preparada con una gran escenificación<br />
de la teoría. En trazos audaces desarrolla <strong>Schiller</strong> con<br />
ímpetu entusiasta toda una filosofía del amor como principio<br />
natural, cósmico, que constituye en todas partes el nexo de la<br />
vida, la gran cadena de los seres. Este pensamiento corresponde<br />
a las palabras donde <strong>Goethe</strong> habla del «soplo del que lo ama<br />
todo, 36 que en un gozo eterno nos lleva y conserva flotando en<br />
el aire». En <strong>Schiller</strong>, este conjuro de la filosofía del amor al principio<br />
de las investigaciones fisiológicas equivale a la invocación<br />
de una musa que ha de dirigirlo, a fin de evitar que él, abandonado<br />
de todos los buenos espíritus, no caiga en la tentación materialista:<br />
«Un ataque audaz del materialismo derrumba mi crea -<br />
ción». Si vence el materialismo, ya sólo podemos decir sobre el<br />
hombre las palabras de Karl Moor: «El hombre surge del lodo,<br />
y camina un tiempo por el lodo, y hace lodo, y fermenta luego<br />
juntamente con el lodo, hasta que al fin se pega asquerosamente<br />
en las suelas de los zapatos de su biznieto». 37 Este punto de<br />
vista corresponde a la consternación de <strong>Goethe</strong> ante una naturaleza<br />
como «abismo del sepulcro eternamente abierto». 38<br />
Para <strong>Schiller</strong>, el principio del amor, que querría ver introducido<br />
en la naturaleza, es un conjuro negativo contra la tentación<br />
de contemplar la naturaleza como «abismo» o «lodo». Ese amor de<br />
partida sólo es realmente un principio, una magnitud especulativa.<br />
El «soplo del que lo ama todo» es algo percibido; en cambio,<br />
el amor de <strong>Schiller</strong> es pensado grandiosamente, pero no pasa<br />
de ser ideado. Ha de introducir un principio animador en la «máquina»<br />
del mundo de los cuerpos, tiene que salvar la «sima» entre<br />
alma y cuerpo, espíritu y naturaleza, y superar el dualismo<br />
entre conocimiento y realidad.<br />
Tiene que haber espíritu en la naturaleza, pues de otro modo<br />
no podríamos conocerla en absoluto: sólo lo igual conoce lo igual.<br />
En diversas ocasiones utiliza <strong>Schiller</strong> como motivo director en su<br />
filosofía del amor la imagen de la gran «cadena de las fuerzas», 39<br />
metáfora que una tradición venerable pone en sus manos y que<br />
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