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CUANDO HAY ALGO QUE DECIR, NO SE PUEDE UNO CALLAR ...

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con la Semana Santa, y rezarles un responso por sus<br />

queridos difuntos en representación del cura, que no<br />

podía ir porque ya era mayorcito, a cambio nos daban<br />

en aguinaldo o recompensa alguna moneda para el<br />

cura, y huevos embutidos y dulces para nosotros; El<br />

recorrido nos llevaba todo un día, salíamos tempranito<br />

hacía San Bellín que dista del pueblo unos 2/3<br />

kilómetros, y desde allí atravesábamos la carretera de<br />

Piedrahita / Salamanca para adentrarnos en un bosque<br />

de matorral muy espeso que hasta de día nos daba un<br />

poco de miedo, era frecuente ver por aquellos<br />

maravillosos parajes animales y pájaros de todo tipo,<br />

desde conejos, algún zorro,<br />

gato montés, jineta, hasta<br />

abubillas, búhos, palomas, palomas torcaces, tórtolas,<br />

urracas (nosotros las llamábamos pegas), y varias<br />

especies más, para llegar a Galindo Vejar otros 4 kms.<br />

sobre el mediodía, allí nos salían a esperar unos<br />

mastines de más de un metro de alzada que<br />

impresionaban, salían hasta unos 20 o 30 metros de la<br />

Alquería y de allí no nos dejaban pasar, hasta que de<br />

tanto ladrar, salían los dueños y al ser reconocidos nos<br />

protegían hasta dentro de sus casas, eran muy amables<br />

y católicos, nos daban de todo y unos bocadillos para<br />

seguir rumbo a Santa Inés, aquí no eran tan católicos y<br />

declinamos ir porque ya íbamos muy cargados, los<br />

productos que nos daban los portábamos en cestas de<br />

mimbre atravesando un palo por las asas; Antes de<br />

llegar a Santa Inés había que hacer un desvío por el<br />

bosque hasta enlazar con un camino que nos conducía<br />

a Narrillos, última Alquería pero la más grande con 5 o 6<br />

familias, aquí cargamos al máximo, el problema era<br />

llegar al pueblo con tanto peso, con mucho arrojo y<br />

contentos con el botín, logramos llegar al caer la<br />

noche, rendidos y ensangrentados los pies por el roce<br />

de las Albarcas.<br />

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