LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO copia
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José Aniorte Alcaraz<br />
o ingerir frutas o líquidos etéricos.<br />
Después de la muerte de nuestro cuerpo físico, nos damos<br />
cuenta de que tenemos otro cuerpo, el cuerpo espiritual o<br />
periespíritu, que es el verdadero cuerpo, porque existe antes del<br />
nacimiento y sobrevive después de la muerte. Es un delicado<br />
cuerpo fluídico que nos relaciona con el mundo espiritual, muy<br />
sensible a las percepciones y sentimientos del Espíritu. Como el<br />
estado mental del Espíritu, es el centro de nuestra conciencia<br />
individual, el cuerpo físico y el periespíritu simbolizan y reflejan<br />
el verdadero estado del Espíritu.<br />
¿Cuál de los dos cuerpos es el más valioso e importante?<br />
Podemos decir, sin duda alguna, que es el cuerpo espiritual,<br />
porque además de ser un organismo definitivo, es el que más lo<br />
liga a la conciencia inmortal. El cuerpo físico es un organismo<br />
pesado y denso, pero necesario e imprescindible para que el<br />
Espíritu consiga su evolución y elevación.<br />
El periespíritu, debido a su contextura sutilísima y quintaesenciada,<br />
es un maravilloso instrumento de acción, para desenvolver<br />
las energías del mundo astral. Su delicada estructura<br />
permite manifestar y reflejar rápidamente la voluntad, el<br />
pensamiento y el estado emocional del Espíritu; es como un<br />
espejo donde se ve la verdadera imagen del Espíritu, no puede<br />
ocultar ni disimular nada, aquí nos encontramos con la gran<br />
realidad, sea ésta feliz o desgraciada, según el uso que hayamos<br />
hecho de nuestro libre albedrío.<br />
A medida que el Espíritu se vuelve más sensible, debido al<br />
sufrimiento y al dolor, en las sucesivas vidas materiales<br />
conseguirá una mayor expansión en la vida espiritual y su<br />
cuerpo fluídico, al mismo tiempo se transforma consiguiendo<br />
cada vez más claridad.<br />
Sólo cuando estamos en el plano espiritual y en situación<br />
de ver esta realidad, comprendemos que el estado ensombrecido<br />
o luminoso de nuestro cuerpo fluídico, sólo depende del estado<br />
mental de nuestro Espíritu.<br />
Sin duda alguna, somos nosotros mismos los que creamos<br />
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