LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO copia
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Las Verdades del Espiritismo<br />
el Espiritismo sabemos que el alma no está formada por un dios<br />
caprichoso e incompetente que distribuye a su antojo el vicio o<br />
la virtud, el genio o la imbecilidad, el cielo o el infierno.<br />
El alma empieza a vivir la vida humana, sencilla e<br />
ignorante, se eleva por sus propios esfuerzos y se enriquece a sí<br />
misma con sus obras, recogiendo siempre lo que ha sembrado<br />
anteriormente y continuando esa siembra para sus vidas futuras.<br />
Así crea su propio destino, de grado en grado sube desde el<br />
estado más inferior y rudimentario hasta la más alta elevación<br />
espiritual. En esta marcha ascendente, el alma alcanza un estado<br />
sublime que ilumina los caminos del Universo y pasa por los<br />
mundos como un rayo divino.<br />
Examinada y estudiada así la reencarnación, se vuelve una<br />
verdad consoladora, una esperanza y un instrumento de la<br />
justicia divina. Ella es el camino del progreso evolutivo de todos<br />
los seres humanos, la gran equidad de Dios, que no castiga al<br />
culpable sino que le permite redimirse por medio del dolor. Esta<br />
ley es inflexible, pero después de reparar nuestras faltas, y<br />
reconocer nuestros errores, podemos sentir y comprender el<br />
valor de la fraternidad humana, enseñando a todos aquellos que<br />
estén interesados, que todos los hombres y mujeres tienen los<br />
mismos derechos, el mismo origen y el mismo porvenir. No hay<br />
desheredados ni favorecidos, porque todos llegaremos, antes o<br />
después, al objetivo final que tenemos que conquistar con<br />
nuestro esfuerzo y sacrificio.<br />
La ley de consecuencias pone un freno a las pasiones, a las<br />
palabras, pensamientos y actos que cometemos. Esta ley de<br />
causa y efecto nos muestra las consecuencias, nefastas o<br />
positivas que podemos tener en nuestra vida presente o nuestras<br />
vidas futuras, porque estamos sembrando en ellas el germen de<br />
la desgracia o la felicidad.<br />
Cuando llegamos a comprender la grandeza de esta<br />
doctrina, comprendemos verdaderamente la perfección y el<br />
amor que hay en la justicia de Dios. Todos los seres humanos<br />
ocupan en este mundo el lugar que les corresponde y todos están<br />
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